¿Cómo se desplazaban nuestros ancestres? Una búsqueda catalana ha aportado nuevas claves, nuevas perspectivas para facilitar la comprensión de cómo y cuándo apareció la locomoción bípeda durante la evolución humana. El profesor Josep M. Potau, de la Unidad de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina y del Institut d'Arqueologia de la Universitat de Barcelona (UB), ha dirigido la investigación —de la cual se ha publicado un artículo en la revista American Journal of Primatology, con Neus Ciurana (Escola Universitària Gimbernat) como primera autora.

Uno de los periodos más fascinantes de la evolución del linaje humano es la aparición de los primeros ancestros capaces de desplazarse de manera bípeda, de manera que conocer el tipo de locomoción de muchas especies fósiles —caminar derechos por el terreno o bien trepar de rama con la fuerza de los brazos— ha sido uno de los grandes interrogantes más clásicos en el estudio del proceso de hominización. La investigación conocida este jueves ayuda a inferir cómo se desplazaban algunas especies de homininos fósiles por medio de una técnica innovadora que analiza y compara los lugares de inserción musculares característicos del comportamiento locomotor en primates de la familia Hominidae (chimpancés, bonobos, gorilas, orangutanes y humanos).

Tecnología 3D

Así, las conclusiones de la investigación corroboran que australopitecos y parántropos combinaban una locomoción bípeda con una locomoción arbórea similar a la de los bonobos actuales (Pan paniscus), la especie más emparentada filogenéticamente con los humanos y que combina locomociones tanto tipo terrestre como arbole (además de episodios ocasionales de bipedismo). Los resultados también reafirman la presencia de locomociones de tipo arbóreo en Australopithecus sediba, una especie todavía poco conocida; y Paranthropus boisei, un homínido fósil que ha despertado un cierto grado de controversia científica en torno a su forma de locomoción.

El equipo ha utilizado un nuevo método que consiste en hacer escaneos 3D del hueso cúbito de humanos actuales, primates hominoideos actuales y homininos fósiles. La técnica permite identificar y comparar con más precisión los lugares de inserción de los músculos braquial y tríceps braquial a la epífisis proximal del cúbito, un área anatómica decisiva en la locomoción arbórea (braquiación). Potau explica que "el codo es una articulación formada por tres huesos —húmero, cúbito y radio— y sus mecanismos de flexión-extensión y de pronación-supinación que tienen un papel primordial en diferentes tipos de locomoción arbórea muy utilizados por los primates". "Eso se debe, sobre todo, a la importancia funcional que tienen los músculos que actúan sobre la articulación, en especial el braquial, que participa en la flexión del codo, y los tríceps braquiales, que lo hace en su extensión", añade.

Josep M. Potau y Neus Ciurana, Universidad de Barcelona, bipedismo / UB
Josep M. Potau y Neus Ciurana / UB

El investigador continúa: "Los primates que utilizan la locomoción arbórea con más frecuencia —como los orangutanes o los bonobos— desarrollan más los músculos flexores del codo como el braquial. En cambio, los primates más terrestres, como los chimpancés y los gorilas, tienen más desarrollados los músculos extensores del codo como el tríceps braquial". Siguiendo este hilo, Potau apunta que "estos dos músculos presentan zonas de inserción bien definidas en el cúbito, cuya superficie se puede medir," de manera que "los primates más arbóreos, así, tendrán una superficie relativa mayor de la zona de inserción del músculo braquial, mientras que los ejemplares más terrestres tendrán una superficie relativa mayor de la zona de inserción del músculo tríceps braquial".

Los resultados que se han obtenido mediante el estudio de los huesos dan apoyo a los de las proporciones musculares conseguidas a partir de disecciones anatómicas hechas en humanos y primates actuales. Entonces, se ha podido confirmar que las diferencias que hay en la proporción de las zonas de inserción en humanos y primados hominoideos —a causa de los diferentes tipos de locomoción— se pueden relacionar también con el grado de desarrollo de los músculos que se insertan en estas áreas.

Especies fósiles

En el caso de los homininos de los géneros Australopithecus y Paranthropus, dotados de adaptaciones anatómicas asociadas a una locomoción bípeda habitual y la braquiación, Potau indica que descubrimos que "la proporción entre las zonas de inserción de los músculos braquial y tríceps braquial que se había analizado en cuatro especies de estos dos géneros es similar a la que se observa en los bonobos, que son los primates hominoideos africanos— bonobos, chimpancés y gorilas— que utilizan la locomoción arbórea con más frecuencia". Por el contrario, la mayoría de especies del género Homo "no presentan adaptaciones anatómicas a la locomoción arbórea". "Eso queda reflejado en el trabajo, en qué hemos observado que los representantes de tres especies fósiles del género Homo —Homo ergaster, Homo neanderthalensis y Homo sapiens arcaico— presentan una proporción de las zonas de inserción de los músculos braquial y tríceps braquial similar a la que observamos en los humanos actuales", dice.

En cualquier caso, la investigación abre un nuevo escenario en el estudio del linaje evolutivo humano para obtener información sobre el tipo de locomoción típica de una especie fósil determinada que conserve estas zonas de inserción muscular. "Este enfoque también podría ampliarse en otras zonas anatómicas que presentan zonas de inserción muscular bien definidas, si previamente se estudian de manera exhaustiva las características musculares en especies actuales", concluye al profesor.

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