El lanzamiento de la primera misión espacial tripulada de Boeing se ha hecho con éxito este miércoles, después de múltiples aplazamientos a causa de problemas técnicos, que han retrasado la misión un año. La nave Starliner ha despegado rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI) a la hora programada desde una plataforma de la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en el estado de Florida, en los Estados Unidos. Los astronautas veteranos Barry 'Butch' Wilmore i Sunita 'Suni' Williams son los miembros de la tripulación de esta misión, y se encargarán de comprobar el funcionamiento de la aeronave durante el viaje de ida y vuelta y el periodo en la EEI con el fin de otorgar a Boeing la certificación que la convertirá en una nueva proveedora de transporte en el espacio de la NASA.

 

Un año de aplazamientos

La nave Starliner consiguió volar hasta el EEI en una primera misión de prueba sin tripulación en mayo de 2022, después de dos intentos fallidos en 2019 y 2021. La primera misión tripulada estaba prevista para el 21 de julio del 2023, pero el descubrimiento de unos fallos en el sistema de paracaídas y en unas cintas aislantes de fibra de vidrio obligaron a su aplazamiento cuando faltaba un mes y medio. El 6 de mayo pasado, se hizo un nuevo intento, pero dos horas antes del lanzamiento, la operación se suspendió después de descubrirse una anomalía en un tanque de oxígeno líquido del cohete Atlas V, propiedad de la compañía United Launch Alliance (ULA). Posteriormente, también se descubrió una fuga de helio en el módulo de servicio, hecho que provocó nuevos aplazamientos.

El pasado sábado 1 de junio parecía que finalmente se produciría el lanzamiento, pero cuando faltaban menos de cuatro minutos, la cuenta atrás se paró de forma repentina al detectarse un error detectado en "el secuenciador de lanzamiento terrestre". Los aeronautas ya estaban dentro de la nave y tuvieron que ser evacuados. En un primer momento, la NASA y Boeing apuntaron que intentarían repetir el lanzamiento al día siguiente, pero finalmente no pudieron resolver el problema técnico a tiempo, y han tenido que esperar cuatro días más.

El objetivo de esta misión, conocida como Crew Flight Test (CFT), es conseguir que Boeing desarrolle una nave espacial que rivalice y amplíe las opciones en los Estados Unidos a la hora de enviar astronautas a la estación espacial, en el marco de un programa de tripulación comercial de la NASA, que fomenta la colaboración de la agencia estatal con empresas privadas. A diferencia de Boeing, SpaceX ha conseguido cumplir con los plazos y hace cuatro años que presta este servicio a la NASA.