Después de los atentados de Barcelona y Cambrils, los expertos alertan de que hay que implicar más a la comunidad musulmana en la prevención de procesos de radicalización. Lurdes Vidal, directora del Área de Mòn Àrab del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), apunta a un nuevo perfil de terroristas yihadistas integrados, muy jóvenes (por lo tanto, más influenciables) y rápidamente radicalizados, que diverge del de autores de atentados como los de París o Bruselas. El nuevo perfil y el modelo de captación conducen, según Vidal, a repensar las estrategias. En cambio, la experta en gestión de la diversidad y construcción de la identidad Najat Driouech prefiere no hablar de un nuevo perfil e indica que también hay casos de rápida radicalización en países como Marruecos. En cambio, también ve "clave" involucrar a la comunidad musulmana en los planes para evitar nuevos casos de radicalización. "No olvidemos que eran jóvenes de Ripoll", recuerda.

Los atentados de Barcelona y Cambrils dejaron a su paso dolor, y con este dolor también muchos interrogantes en la sociedad internacional y, sobre todo, en Catalunya. Lo primero que destaca Vidal es que "hay una confusión y un desconocimiento muy grandes" y rechaza hablar de Catalunya como "nido" o "cuna" yihadista. Según ella, si bien es cierto que "hay una presencia salafista en Catalunya" -grupos que hace mucho tiempo que estarían implantados en el territorio y que seguirían esta versión conservadora y rigorista del islam-, la gran mayoría de los musulmanes en el Estado no siguen corrientes salafistas, sino corrientes "mucho más abiertas y tolerantes del islam".

Además, matiza, aunque en el pasado ha habido pasarelas de contacto entre grupos salafistas que han acabado abrazando el yihadismo, "no son lo mismo". "Uno [el salafismo] es una ideología y el otro [el yihadismo], una práctica violenta", dice. Vidal explica que los cuerpos de seguridad "están muy encima" de estas comunidades salafistas. "Están bajo los radares, si los terroristas hubieran salido de este entorno, probablemente los habrían detectado", dice la investigadora.

"Muy jóvenes" y radicalizados

Uno de los puntos más desconcertantes de los ataques en Barcelona tiene que ver precisamente con la rápida radicalización de sus autores, jóvenes de entre 17 y 24 años y, según informaciones de la investigación, "integrados" en Ripoll. Vidal apunta a que en los ataques de Barcelona y Cambrils "se ha ido un paso más allá". La experta en mundo árabe señala el protagonismo de ciudades más pequeñas, ya sea como objetivos u origen de los terroristas, y que son chicos muy jóvenes, "que ya no salen de barrios marginales o de un proceso de exclusión".

Por su parte, Najat Driouech analiza que a pesar de considerarse que estaban integrados, eran "almas perdidas y frágiles buscando de manera desesperada un espacio de identidad que les diera la importancia que buscaban". "La sociedad catalana habla de que estaban integrados, pero yo me pregunto: ¿integrados en qué?, ¿cómo"?, señala Driouech, que destaca la complejidad de identidad con la que se enefrentan muchos jóvenes de segundas o terceras generaciones. Recuerda, por ejemplo, que los jóvenes de Ripoll eran jóvenes con dos o tres culturas. "La mayoría provienen del Rif y algunos de sus padres ni siquiera hablan el árabe, ellos desconocen totalmente el código del dialecto marroquí, etc.", señala para ilustrar la complejidad.

Prevención

De hecho, la dificultad en construir una identidad múltiple es uno de los factores de riesgo de radicalización. Lo advierten los departaments de Ensenyament e Interior de la Generalitat en el documento "Prevención, detección e intervención de procesos de radicalización en los centros educativos". "En el caso de algunos adolescentes, este proceso tiene que superar el escollo de la pérdida de parte de su identidad como consecuencia de la aculturación derivada del proceso migratorio familiar o propio, y hacer suyos elementos de la nueva cultura para ser capaces de construir una identidad múltiple. El papel de la sociedad en el proceso de construcción identitaria es clave", reza el documento.

Najat Driouech se muestra crítica con los planes en materia de prevención y considera que hace falta ir más allá y contar con la participación de la comunidad musulmana. Según ella, el plan de prevención va muy dirigido a un tipo de jóvenes y se quería implementar en los centros educativos e implicar al equipo docente sin que este haya recibido formación suficiente. "No sé si hemos fracasado, pero no ha funcionado", sentencia. La comunidad musulmana, afirma, es la segunda víctima más afectada y perjudicada. "Ella también quiere expresarse pero nadie la escucha", dice. Señala que hay que diseñar líneas estratégicas que impliquen a escuelas y también centros de culto, entre otros.

La comunidad musulmana en Catalunya

Catalunya tiene la población musulmana más numerosa del Estado español. De los casi dos millones que hay, una cuarta parte residen en Catalunya, según datos del último estudio demográfico de la Unión de Comunidades Islámicas de España. Además, en diez años (entre el 20014 y el 2014) casi se ha duplicado el número de oratorios, y es el islam la tercera confesión más representada en el país, con un total de 256 oratorios, según datos de la Generalitat.

Según el último "Barómetro sobre la religiosidad y sobre la gestión de su diversidad en Catalunya", entre el 2014 y en el 2016 aumentó en casi el 13% el número de ciudadanos que consideran que existe una buena relación entre las diferentes comunidades religiosas del país.