La Copa América está a punto de comenzar y Barcelona ya siente la emoción de ser durante unos meses la capital mundial de vela este 2024. Faltan pocos detalles por determinar, aunque a grandes rasgos ya está casi todo atado: desde proveedores oficiales hasta renovaciones portuarias de cara a la competición como los almacenes rehabilitados del Port Vell. En marzo de 2022 se conoció que la capital catalana se había impuesto a Málaga, Cork (Irlanda) y Jiddah (Arabia Saudí), lo que pronto se derivó en un clamor político y popular para potenciar la imagen de Barcelona y más tarde se comenzó a hablar también del "impacto millonario". Pese a todas las bonanzas de este evento, Catalunya aún tiene un hándicap por resolver en el ámbito de las regatas: ¿qué está pasando con el resto de puertos y clubes de vela en el territorio?

Los clubes de vela cierran en Catalunya: desamparo de la Administración

Mientras la Copa América engrandecerá este deporte marítimo en Catalunya, como ya hizo en València en las ediciones de 2007 y 2010, la dura realidad es que los pequeños clubes que pueblan la costa catalana están en horas bajas. Tanto es así que algunos, como el de Cabrera de Mar, han desaparecido y otros han logrado sobrevivir tras llegar a acuerdos con los gobiernos municipales, como es el caso del Club Náutico Betulo de Badalona. El problema fundamental radica en la aplicación de la Ley de Costas de 1988, muchas veces de forma desmedida y sin consenso entre las tres administraciones competentes: el Estado, la Generalitat y los ayuntamientos.

Entrenamientos en la costa de Barcelona para la Copa América / America's Cup, Diputació de Barcelona
Entrenamientos en la costa de Barcelona para la Copa América de vela / America's Cup, Diputación de Barcelona

"El Estado es el dominio público y quien gestiona los usos sobre ese dominio es la Generalitat, con concesiones, y los ayuntamientos dan las autorizaciones para chiringuitos o hamacas", especifica Gabriel Capilla, profesor de Derecho Administrativo de la Universitat Abat Oliba CEU. El problema es que la normativa se aplica como si fueran establecimientos de ocio lucrativos y esto ha provocado la muerte de modalidades tan catalanas como el patín de vela en muchos municipios. "La Ley de Costas se hizo para evitar apartamentos en primera línea, especulación y otras actividades del mundo del ocio con ánimo de lucro. Pero cuando hablamos de asociaciones que no tienen ánimo de lucro, sino que fomentan el deporte y tienen una función social, lo que hay que ejercer es la ponderación con respeto a la legalidad", asevera el experto.

Esta contradicción es palpable en Catalunya, donde las tres administraciones no se ponen de acuerdo con cómo gestionar estos clubes, que al final son asociaciones sin ánimo de lucro, mientras se espera un gran acontecimiento que haga remontar la afición por las regatas en Barcelona. "Es una contradicción, por un lado hay un gran acontecimiento deportivo con un gran impacto económico para la ciudad, pero por otro lado el Estado, la Generalitat y los ayuntamientos no acaban de cuidar a estos clubes náuticos tradicionales", sentencia Capilla a ElNacional.cat. Por ello, muchos clubes esperan poder resurgir de las cenizas en las que llevan más de 20 años, enfrascados en trámites para una nueva concesión para poder dar continuidad tanto a sus asociaciones como a la Vela Catalana. Expertos y organizaciones deportivas coinciden en que se debería negociar, como sucedió en Ibiza, y no aplicar la ley de forma tajante, porque sino se verán obligados a cerrar en el corto plazo y, muy probablemente, desaparecerá la vela fuera de la capital catalana.

El Club de Mar de Sitges: cerrará antes de la Copa América?

El ejemplo más significativo, por la protección cultural especial del ayuntamiento, las actividades complementarias que realiza y por su antigüedad, es el Club de Mar de Sitges. Está situado en un conjunto arquitectónico declarado Bien Cultural de Interés Local por el consistorio y la Generalitat está realizando la tramitación para elevarlo a Bien Cultural de Interés Nacional, a instancia de los propios interesados. Los dirigentes del club siguen luchando para lograr la concesión de la Generalitat y han pedido algo similar al Ministerio de Transición Ecológica. Todo ello, para intentar salvar la asociación deportiva de vela que, si la justicia no lo remedia, según explican, cerrará sus puertas previsiblemente para la celebración entre agosto y octubre de la Copa América en Barcelona.

Club de Mar Sitges
La Escuela de Vela del Club de Mar de Sitges, en una imagen de archivo / Club de Mar Sitges

La contundencia con la que se está actuando para cerrar el Club Mar de Sitges es, al parecer, excepcional. "En el resto del Estado español este problema con esta contundencia no se presenta, se buscan soluciones y no existe tanta presión", remarca Capilla. Pone el ejemplo del club de Ibiza que llegó a un acuerdo con el ayuntamiento isleño o el de Badalona. En otros lugares "hay voluntad por parte de las administraciones para salvar al club", recuerda. Algo que contrasta con la candidatura barcelonesa para la Copa América que contó con el apoyo de casi todas las administraciones: el Ayuntamiento, la Generalitat, la Diputación de Barcelona y el Puerto. Además del movimiento empresarial barcelonés que se unió a favor y la implicación posterior del Govern en la organización de este evento, con audiencias de más de 200 millones de espectadores.

"El principio de legalidad no es solo aplicar la norma, necesita ser interpretada para ser aplicada. Hacerlo de forma literal, como si fuera por IA, es un error", explica el profesor en Derecho Administrativo de la UAO CEU. A su entender, como gran parte de juristas y directivos de los clubes de vela catalanes, si se hace así tendrán que cerrar, al menos, ocho clubes náuticos de Catalunya en los próximos años y no habrá vuelta atrás. Por ello, los clubes piden ahondar en estos problemas y resolverlos lo antes posible aprovechando el gran altavoz internacional de la Copa América de vela que se celebrará en Barcelona del 22 de agosto al 20 de octubre.