El confinamiento que vive el país desde hace casi un mes debido a la covid-19 incrementa las sensaciones de "miedo, incertidumbre e inseguridad" de la población en general, pero puede agravar sobre todo la situación de mujeres que sufren violencia machista.
Así lo ha asegurado a la ACN Raquel Escurriol Martínez, que coordina el programa de atención a las mujeres de la asociación Tamaia Viure Sense Violencia. Según ella, ante la percepción generalizada de falta de control, los maltratadores pueden intentar someter a las mujeres y sus hijos todavía más. A pesar de eso, Escurriol cree que esta "convivencia constante" entre mujer y maltratador puede hacer que, cuando acabe el confinamiento, muchas tomen conciencia de su situación y busquen recursos.
Más estrés, más control hacia las mujeres
Tal como describe la psicóloga Raquel Escurriol Martínez de Tamaia Viure Sense Violencia, una asociación barcelonesa que ayuda a las mujeres que piden apoyo para salir de situaciones de violencia machista, el estado de alarma decretado en el Estado español para hacer frente a la crisis del coronavirus ha generado una mayor sensación de "miedo, incertidumbre e inseguridad" para todo el mundo.
Estas sensaciones, sin embargo, pueden agravar todavía más la violencia que sufren las mujeres maltratadas y sus hijos, ya que los agresores tienen una "mayor sensación de no control". Los maltratadores, por lo tanto, a menudo intentan ejercer más control sobre las mujeres para compensarlo.
"Una de las estrategias de los agresores es justamente tener un control absoluto respecto de la vida, la cotidianidad y las necesidades de las mujeres," manifiesta la coordinadora del programa de atención a las mujeres, que también afirma que la "situación de control y de estrés pueden incrementar los episodios de agresión hacia las mujeres y hacia sus hijos e hijas, ya sea a nivel psicológico o físico o sexual".
Sin embargo, el aislamiento de estos días tiene diferentes efectos en las mujeres "en función del momento en que cada mujer esté en su proceso" de superación de violencia machista. El confinamiento tiene un impacto mucho más negativo en las mujeres que todavía conviven con sus agresores o con quienes tienen que compartir la custodia de los hijos que en aquellas que ya no tienen tantos vínculos y que por lo tanto han podido desarrollar herramientas para afrontar la violencia que las permite vivir el momento "con una mayor tranquilidad".
Incrementan los mensajes escritos pero bajan las llamadas
En Tamaia han notado un descenso en el número de llamadas que reciben de mujeres que buscan apoyo desde que empezó el estado de alarma, como también los de sus amigos y familiares o de profesionales.
No obstante, "el volumen de mensajes escritos ya sea vía las redes sociales ha incrementado de manera notable", afirma Escurriol Martínez, que lo atribuye en que ahora, desde el confinamiento, "las mujeres están encontrando herramientas para poder buscar ayuda e información con respecto a su situación".
Importancia de la asistencia letrada
A pesar de la dificultad que tienen las mujeres ahora mismo para poner denuncias por maltrato, Escurriol Martínez remarca la importancia de disponer de asistencia legal. Según ella, "es un derecho que sean asesoradas por un abogado o abogada de oficio que las ayude a formular la denuncia."
Aunque sea más complicado en estos momentos, una denuncia bien formulada las puede proteger judicialmente de cara el futuro porque "tiene un efecto directo en la credibilidad", sobre todo si queda claro que se denuncian situaciones de violencia habituales y no uno puntual.
Tomar conciencia de la situación
Escurriol Martínez cree que el hecho de estar confinadas en casa con sus agresores puede hacer que muchas mujeres acaben tomando conciencia de la gravedad de su situación, cosa que quizás las llevará a buscar recursos para salir cuando se acabe el estado de alarma.
Es por eso que cree que la red de entidades de mujeres, que ahora están "al límite", según ella, tendrán que estar bien preparadas, como también lo tendrán que estar las administraciones. Afirma que las asociaciones tienen "niveles de trabajo importantes" y que necesitarán más recursos.
"El cuidado de los profesionales no se puede invisibilizar, es muy difícil. Se hace un buen trabajo de acompañamiento y es importante que profesionales tengan apoyo", concluye.