El coronavirus y el confinamiento han llevado nuestras emociones al límite. Estrés, preocupaciones, problemas, convivencia e incertidumbre. En este mar de dudas algunas personas han notado una líbido muy acentuada, mientras que otras se la han encontrado bajo tierra.
"Hay muchas cosas que influyen en la líbido de una persona", explica la psicóloga del Centre de Psicologia Dendros Eva Aguilar. "Si tengo una religión muy marcada lo viviré desde el sentido de la reproducción. Ahora hablar del deseo de la mujer se ha normalizado, pero hace unos años no era así. Los momentos vitales marcan como vivimos la sexualidad", subraya.
Lo que también nos marca, dice, son las experiencias sexuales que hemos tenido a lo largo de la vida. Y como no podría ser de otra manera la situación actual: "Si pensamos en la posibilidad de que una persona nos pueda contagiar o no, estaremos desconectados de nuestro cuerpo, no estaremos disfrutando". De esta manera, recuerda que "si yo tengo miedo, mi organismo está en peligro. Y por lo tanto, las funciones que no son imprescindibles pasan a otro término". "Si mis padres se han muerto por coronavirus, lo último que quiero es hacer sexo", puntualiza.
Aguilar explica que también hacen falta energías para el sexo. De esta manera, una persona que quizás haya pasado el coronavirus y esté cansada, tampoco le apetecerá. En el contexto actual de pandemia, donde el teletrabajo se ha impuesto en muchos hogares y la gestión emocional es complicada, con la pareja o con los hijos y la pareja, la psicóloga señala que al final del día, lo único que uno quiere es irse a la cama. Además, recuerda que "la única cosa que nos quitamos cuando nos vamos a la cama es la ropa". El cansancio, las circunstancias, los problemas, las dudas y las incertidumbres, quedan.
Por otra parte, sin embargo, subraya que los mitos y las creencias todavía tienen un papel bastante importante. "Si yo pienso que para tener una relación sexual tengo que estar muy excitada no creeré que lo tengo que hacer hasta entonces", pone de ejemplo. Otra creencia muy extendida tiene que ver con la penetración. "Si pienso que el sexo es penetración, dejaré de lado una caricia, un abrazo, un beso, un ducharse juntos".
¿Qué podemos hacer para despertar la líbido?
No siempre hay soluciones mágicas. La psicóloga enfatiza en el hecho que por mucho que nos guste una cosa, si siempre la repetimos nos puede acabar aburriendo. "Tendemos siempre a repetir los mismos patrones, y como nuestro cerebro ya sabe el camino, ya no se motiva para ir por allí. Una cosa que acostumbra a pasar es que si no cambiamos las conductas acabamos no teniendo deseo".
En este sentido, expone que hay dos tipos de deseo. "Cuando empiezas una relación con una persona el cuerpo reacciona, se despierta y automáticamente estás excitado", remarca. La rutina y otras variables dan lugar, sin embargo, a otro tipo de deseo. "El deseo es la consecuencia. Si me duele la espalda y mi pareja me da un masaje, el ambiente es tranquilo, hay un contexto, una emocionalidad y quizás, al final, acabamos teniendo una relación sexual. No estaba previsto pero una serie de circunstancias han creado una relación más íntima". Así, también recuerda que el factor sorpresa juega un papel importante. En el contexto actual y la situación del confinamiento, aquellas parejas que están juntas pueden tener "citas" en el comedor, vestirse y crear un ambiente. Aun así, las que pasan el confinamiento separadas también pueden tener citas virtuales.
Ahora bien, según la psicóloga es importante normalizar el hecho de no tener deseo. Algunas parejas se encuentran en una circunstancia determinada ahora mismo que no beneficia el hecho de que la líbido esté despierta. "La situación de ahora, pasará. Pero nos tenemos que dar permiso para vivirla como la vivamos", concluye.