Hace más de un mes que estamos confinados en casa para frenar la expansión del coronavirus. La red se ha convertido en una lluvia de centenares de actividades para hacer estos días. Pero además de las actividades también nos ha caído encima la presión de ser productivos y de ocuparnos el tiempo al máximo. Entre todo este estruendo de cosas, la ansiedad, el estrés o la angustia también se han asomado para decir la suya. No es, pues, una casualidad que los quiosqueros hayan notado un aumento de ventas de libros para pintar mandalas.
¿Pero qué es un mandala? Un mandala –o tal como se escribiría en sánscrito मण्डल– es un símbolo ritual y espiritual propio del budismo y del hinduismo que representa el universo. Pero además, también es un dibujo formado, normalmente, por figuras geométricas que se desarrolla a partir de un punto central hasta formar una figura circular. De hecho, los expertos recomiendan pintar de dentro hacia fuera.
Pintar un mandala no es la solución universal al estrés. "Un mandala es como hacer yoga, meditación o ir a correr. Es una técnica de relajación que se prescribe terapéuticamente, ahora bien, no necesariamente es efectiva para todo el mundo. Las técnicas de relajación dependen de la persona". Así lo explica la profesora de la UOC y miembro del proyecto de la incubadora de la misma facultad Cultura Emocional Pública, Mireia Cabero Jounou.
A pesar de todo, matiza que "no es la salvación cuando la persona está a un nivel de alta intensidad emocional". Por lo tanto, si estamos muy angustiados o muy nerviosos tendríamos que probar otras cosas. "Estamos en pleno confinamiento, nos aburrimos, tenemos apatía, podemos hacer menos cosas y nos encontramos en un punto de desinterés", explica. Y es precisamente en estos casos cuando puede ser útil. "Nos encontramos en un momento negativo más que positivo. Por lo tanto, el mandala va igual de bien que dar a una clase de yoga online, tu cerebro no está en una emoción de alta intensidad. Por lo tanto, el mandala te entra porque tú estás más abierto y predispuesto"
¿Qué nos pasa cuando hacemos un mandala?
El mandala conecta con la parte infantil que la mayoría de nosotros hemos pasado que es la de pintar. "Todos hemos pasado una época pintando", recalca. "Pintar un dibujo que te han dado, reduciendo la tensión del resultado. Es decir, hay poca exigencia. Por lo tanto, nos conecta con aquellos dibujos que nos daban para pintar vinculados a la memoria histórica de cada uno".
Una cosa positiva que aporta el mandala es que "estamos presentes en el ahora y en el aquí". Eso quiere decir, ni más ni menos, que estamos concentrados en las figuras complejas que tenemos delante, con muchas partes pequeñas y teniendo que combinar colores. "Es el reto del día o del momento en que nos encontramos", remarca Cabero. "Las figuras circulares nos ayudan a calmarnos porque no hay pinchos y el proceso creativo genera placer porque nadie te evalúa". Y detalla que "no produce una desazón, estamos en pausa, tranquilos y entramos en una experiencia que se llama flow. Tú fluyes cuando estás centrado en el ahora y en el aquí. Tu emoción está vinculada con esta tarea y no con el coronavirus, ni con el confinamiento ni con las llamadas que esperas".
Aunque no todo el mundo conecta, los mandalas también tienen su parte espiritual. "Hay una parte que conecta con la profundidad del yo y el sentido de la vida", comenta. "Precisamente, por este motivo, la idea es pintar del centro hacia fuera. Por lo tanto, vuelves al mundo desde quien eres tú.
¿Y qué pasa después?
Después de haber pintado un mandala –o diversos– "vuelves a tu vida con un sistema nervioso más serenado y estás con más capacidad reflexiva y escucha", detalla la profesora de la UOC. "Pararnos nos ayuda como puede ayudarnos también hacer yoga o hacer meditación. Por lo tanto, nuestro cerebro está más dispuesto a analizar". Y recalca que no es necesario tener o sentir esta experiencia mística o espiritual a la hora de pintar uno. "Un mandala tiene beneficio emocional, fisiológico y espiritual para aquellas personas que los busquen y los aprecien", concluye.