El 82% de la población catalana considera que hay mucha o bastante corrupción en el país, una cifra que se mantiene estable con respecto a la edición anterior (2022), que se situaba 2 puntos por debajo, pero que representa un aumento significativo si se compara con los datos de 2020, un 67%. La edad tiene una influencia significativa en la percepción de la corrupción: casi el 90% de los jóvenes de entre 16 y 34 años perciben que en Catalunya hay mucha o bastante corrupción, mientras que entre las personas de 65 años o más, la cifra baja hasta el 71%. Al mismo tiempo, sin embargo, los jóvenes son los que más toleran las conductas corruptas. Son algunas de las principales cifras del Barómetro 2024 de la Oficina Antifrau de Catalunya (OAC).
De los resultados del Barómetro del 2024 se desprende que la percepción de corrupción está asentada en niveles altos: el 82% de los encuestados considera que hay mucha o bastante corrupción frente al 80% del barómetro del 2022. La tendencia, que había ido a la baja desde 2014, este año vuelve a subir a cifras de diez años atrás, ya que en 2014 alcanzó su punto más álgido, con dos décimas más que este año. Además, este año un 82,5% de los encuestados percibe la corrupción en Catalunya como un problema grave o bastante grave, un porcentaje idéntico que en la oleada anterior.
����️La directora adjunto d'#Antifrau, Olinda Anía, presenta el #Baròmetre 2024 sobre la #Corrupció a Catalunya: "un 82% de los catalanes percibe mucha o bastante corrupción, un valor similar al de 2014. La percepción vuelve a ser altísima"
— Antifraude de Catalunya (@antifraucat) February 13, 2025
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Más tolerancia con las conductas corruptas
Los índices de tolerancia, relativización y justificación de las conductas corruptas son elevados y se aprecian dificultades para identificar conductas corruptas. Por ejemplo, que una persona aproveche su cargo público para beneficiarse personalmente no lo consideran corrupto un 43% de los más jóvenes (de 16 a 24 años), mientras que el 29% del total no vería corrupción. Además, que un político vote un proyecto para favorecer la empresa de su hijo lo considera corrupción un 55% de los más jóvenes, frente al 70% del total. La conducta que más justificación recibe es, como en anteriores ediciones, empadronar a un hijo en casa de los abuelos para que lo acepten en la escuela deseada o no pagar el IVA correspondiente.
Llaman la atención las cifras que evidencian las dificultades para identificar la corrupción en conductas graves, que casi serían la propia definición de corrupción. Por ejemplo, un 28% no considera corrupción que un empresario pague para obtener un contrato público, frente al casi 22% de 2022; o un 29% no ve corrupción cuando una persona aprovecha su cargo público para un beneficio personal, un porcentaje de aceptación que sube 7 puntos con respecto a la anterior oleada.
La edad se convierte en un factor relevante en la normalización de la corrupción. La tolerancia hacia conductas corruptas disminuye en las personas mayores, especialmente en la franja de más de 65 años. Los jóvenes, especialmente en la franja de entre 16 y 24 años, presentan unos índices sensiblemente más elevados de aceptación y justificación de las conductas corruptas que el conjunto de la población. En los umbrales de tolerancia también influye la variable de género. Por ejemplo, que un cargo político contrate a un amigo íntimo para un cargo de confianza es considerado muy o bastante aceptable por el 19% de los hombres, en comparación con un 15% de las mujeres. Si nos fijamos en la variable de ocultar ingresos para pagar menos impuestos sobre la renta, el 21% de los hombres lo encuentran muy o bastante justificable, mientras que un 15% de las mujeres comparten esta opinión. También hay diferencia a la hora de contratar un servicio sin factura para ahorrarse el IVA con porcentajes del 27% de los hombres hacia el 23% de las mujeres.
¿Son honestos los ciudadanos catalanes? ¿Y los políticos?
Según la Oficina Antifrau de Catalunya, un 70% de los encuestados opina que los catalanes son muy o bastante honestos, mientras que el 30% considera que lo son poco o nada. A la pregunta sobre la confianza interpersonal, el 57% cree que se puede confiar en la mayoría de la gente, el 25% cree que no se es lo bastante prudente con el trato con los demás, y un 18% se sitúa en una puntuación media de 5.
Por otra parte, la visión que tiene la ciudadanía de la política y de quienes se dedican a ella no es buena, pese a que la mayoría de los parámetros se mantienen estables respecto al año 2022. La percepción de poca o nula honestidad se sitúa en un 65%. Además, un 80% de las personas encuestadas observa mucha o bastante falta de transparencia en las decisiones públicas. Con respecto a la rendición de cuentas, el 83% considera que los políticos no ofrecen suficientes explicaciones sobre su gestión y el 81% percibe vínculos demasiado estrechos entre negocios y política. Sobre el afianzamiento ilegal de los partidos, un 38% considera que los partidos políticos se financian ilegalmente, un porcentaje que va disminuyendo respecto a la anterior oleada, que se situaba en un 44%.