Las buenas temperaturas y la entrada a la etapa de reanudación ha provocado un aumento "significativo" de bañistas en las playas de la Costa Brava. En el primer fin de semana de verano, las carreteras que dan acceso al litoral gerundense como la C-66 o la C-35 han visto cómo el número de vehículos se incrementaba considerablemente con respecto a la semana pasada.
Y es que el levantamiento de la restricción de movilidad ha llevado a muchos ciudadanos de segundas residencias a las playas, pero también a aquellos que han ido a pasar el día. En localidades como Calella de Palafrugell, Llafranc o Platja d'Aro, es la Policía Local la encargada de controlar el aforo, ya que todavía no han empezado a trabajar las personas encargadas de este trabajo.
Los municipios de la Costa Daurada también han empezado a recibir a los primeros turistas de todo el país, muchos de ellos de las comarcas leridanas. Los turistas buscan bañarse en las playas, piscinas de los hoteles, pasear y para disfrutar de la gastronomía después del largo confinamineto. Sin embargo, según la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la demarcación de Tarragona (FEHT) y la Asociación de Turismo Rural de las Tierras del Ebro (Aturebre) han registrado pocas reservas, según informa la ACN.
Con todo, el sector turístico confía atraer visitantes este verano porque señalan que el destino es "seguro".