El cambio climático amenaza la supervivencia de muchas especies, pero algunas están especialmente en el punto de mira. Es el caso de los osos polares, los cuales desgraciadamente se han convertido a lo largo de los años en la imagen del sufrimiento de algunas especies por culpa del calentamiento global. Su hábitat natural se deshace literalmente bajo sus pies. Un nuevo estudio de la Universidad de Toronto publicado en la revista Science muestra cómo la población de osos polares de una zona del Ártico se ha reducido a la mitad en los últimos años y, los especímenes que quedan, están más delgados.
Concretamente, los investigadores han analizado la población de osos polares de la bahía de Hudson occidental, en Canadá, durante los últimos 42 años. Los hallazgos muestran que la pérdida de hielo y las consiguientes limitaciones en la alimentación han sido los principales factores de un descenso de los alrededores del 50% en la población desde mediados de los años 90, ilustrando como las restricciones energéticas individuales influyen en la dinámica poblacional.
La investigación remarca que la zona del Ártico se está calentando más rápidamente que cualquier otra región del planeta, cosa que comporta una pérdida significativa de hielo marino, transformaciones en los ecosistemas y crecientes amenazas para las especies que dependen del hielo, como los osos polares. Es especialmente grave para la especie la reducción del alimento del que viven por el calentamiento global.
30 grados más del habitual en el polo Norte
Como se ha mencionado anteriormente, la zona del Ártico es la más afectada por la subida de temperaturas. De hecho, estos últimos días se han vivido nuevos récords de temperatura. Las temperaturas en el polo Norte se dispararon más de 20 grados centígrados por encima de la media el domingo, atravesando el umbral para que el hielo se fundiera.
Las temperaturas en el norte de Svalbard, en Noruega, ya habían subido el sábado a 18 °C más que la media de 1991-2020, según modelos de agencias meteorológicas de Europa y los Estados Unidos, con temperaturas reales próximas al punto de fusión del hielo de 0 °C. El domingo, la anomalía de temperatura había subido además de 20 °C, según informa The Guardian.
Julien Nicolas, científico del Servicio de Cambio Climático de Copérnico de la UE, ha afirmado que se trata de temperaturas inusualmente calientes por las alturas del invierno polar a la que nos encontramos. Este fenómeno, a más de por el calentamiento global, se debe a un sistema profundo de baja presión sobre Islandia, que dirigía un fuerte flujo de aire cálido hacia el polo Norte.