Día 05. Con las calles mojadas por la lluvia de la noche y con el cielo amenazadoramente encapotado, nos hemos levantado y hemos iniciado nuestra quinta jornada del viaje a Euskal Herria, que nos ha llevado a Laguardia, plaza medieval fortificada situada encima de una colina que domina una amplia balconada sobre el Ebro, y villa que elabora y comercializa vino desde el siglo XII. También, en el transcurso de esta jornada, hemos viajado hasta Vitoria-Gasteiz, una de las tres ciudades más antiguas de Euskal Herria (fundada el siglo X), y capital política del País Vasco en la actualidad.
Laguardia; cuevas urbanas que hacen de bodegas
Con el cielo, todavía, bien cubierto; hemos llegado a Laguardia, en el extremo sur de Álava y de Euskal Herria. Laguardia es una villa de origen medieval donde parece que se ha parado el tiempo. Su Rua Mayor y su Plaza Mayor nos transportan a una época de pilas y mallas, de hostales y peregrinos, y de campesinos y bodegas. Precisamente en Laguardia hemos disfrutado de una cata de vinos ecológicos elaborados por un productor local que actualmente conserva, gestiona y divulga la existencia de la bodega más antigua de la Península Ibérica; un caserón del siglo XV que conserva las cuevas subterráneas donde se envejecía el vino.
Laguardia está en la cima de una colina. Pero al entrar en la bodega que nos ha ofrecido la cata hemos descubierto que esta colina, desde el siglo XII, está totalmente perforada por una red de galerías subterráneas, que hicieron las funciones de bodegas y de pasillos de comunicación entre las diversas casas del pueblo, y que resultaron muy útiles en tiempo de conflictos armados. En Laguardia, hay una villa a cielo abierto formada por una trama de calles y plazas; y hay otra formada por una red de galerías subterráneas, que, en algunos casos, prolongan su recorrido hasta más allá de las entrañas de la villa; y sus bocas de salida aparecen bien lejos del cercado amurallado que ciñe el pueblo.
Vitoria-Gasteiz: cómo convertir una ruina en un recurso artístico y turístico
Después de la cata, nos hemos desplazado hasta Vitoria-Gasteiz, capital política del País Vasco desde la restauración del régimen foral, en 1977. En Vitoria hemos comido, y acto seguido hemos visitado la catedral gótica, situada en el extremo norte de "la almendra", que es como la gente de la ciudad conocen la parte histórica. Aquella catedral, construida el siglo XI como un edificio religioso y, a la vez, como una infraestructura militar defensiva (sus altas paredes hicieron de muralla durante una larga etapa de la historia de la ciudad); al principio del siglo XX entró en una amenazante situación de ruina hasta que llevó a ser cerrada al culto.
Durante unos treinta años, la Catedral Gótica de Vitoria, el templo más antiguo de la ciudad y el sepulcro de una serie de personajes locales que, en algunos casos, tuvieron una destacada importancia en el aparato de estado de la monarquía hispánica; estuvo cerrado a cerradura y cerrojo. Hasta que alguien tuvo la ocurrencia de hacer de la necesidad virtud. Este alguien o estos algunos; tuvieron la acertada pensada de abrir todas aquellas partes afectadas del edificio; y de una forma ingeniosa y utilizando las técnicas y los materiales tradicionales; repararon las partes más estropeadas y lo dejaron al descubierto, porque imaginamos y nos sumergimos en el ruido de la construcción de un gran edificio medieval.
Después de la visita a Vitoria-Gasteiz hemos vuelto a Donosti, campo base de nuestro viaje, y concluimos esta experiencia para el segundo grupo —los viajeros de octubre—. Hoy retornamos a casa, con un conocimiento más profundo del mundo vasco.