En nuestro imaginario solemos relacionar los riesgos laborales con aquellos trabajos más expuestos al esfuerzo físico o el peligro, pero no necesariamente es así. Riesgos hay en cualquier profesión y situación, también en las oficinas. Las empresas tienen la obligación de identificarlos, evaluarlos e informar y formar al trabajador que está expuesto, así como garantizar el material y las condiciones necesarias para trabajar de forma segura. Sin embargo, los trabajadores también podemos tomar partido y velar por nuestra salud con pequeños gestos cotidianos. Es por eso que te explicamos los riesgos que tienes cerca de ti en la oficina y los mejores trucos para evitarlos:

 

Una buena postura

Lo primero de todo es tener una buena postura en el trabajo a fin de que no aparezca dolor, fatiga o lesiones. Por eso, se pueden seguir estas recomendaciones:

  • Pantalla: Tiene que ser orientable e inclinable a voluntad del usuario, de manera que la parte más alta quede situada, aproximadamente, a la misma altura que la línea de visión horizontal. Hay que colocarla a una distancia de entre 40 y 75 centímetros y se tiene que evitar que proyecte reflejos. El contraste entre los caracteres y el fondo de pantalla se tiene que poder ajustar. También es recomendable inclinarla unos 10 grados hacia el trabajador.
  • Teclado: Tiene que ser inclinable e independiente de la pantalla, a fin de que el trabajador pueda adoptar una postura cómoda, que no le provoque cansancio en los brazos ni en las manos. Con el fin de minimizar la adopción de posturas forzadas de manos y muñecas, también hace falta que sea lo bastante plano y se tiene que dejar un espacio entre la cerca del teclado y la mesa de como mínimo 10 cm con el fin de poder apoyar manos y brazos. Es recomendable que sea de un color neutro. Se tiene que poder mover con facilidad dentro del área de trabajo.
  • Ratón: Su movimiento tiene que resultar fácil, y la superficie sobre la cual descanse tiene que permitir su libre movimiento durante el trabajo. Tiene que ofrecer una mínima resistencia al movimiento, con el fin de evitar su deslizamiento en las mesas ligeramente inclinadas. Su manejo tiene que ser posible, tanto para diestros como para zurdos.
  • Pantallas táctiles: Si el accionamiento de la pantalla se realiza con frecuencia o de forma prolongada, hace falta utilizar apoyos para la mano o el brazo del usuario y, si hace falta, de teclados externos o de otros elementos. Su accionamiento no tiene que requerir que el usuario levante el brazo más de 15 cm sobre la superficie de la mesa (siempre por debajo de la altura del hombro) para evitar una sobrecarga.
  • Silla: El asiento tiene que disponer de regulación de altura ajustada a los usuarios. El respaldo tiene que tener una suave prominencia para dar apoyo en la zona lumbar (parte baja de la espalda), y la altura tiene que ser ajustable. También tiene que disponer de mecanismos para regular la altura y la inclinación. La anchura del asiento se tiene que adecuar a la anchura de las caderas. Además, el asiento y el respaldo tienen que tener los bordes redondeados y tienen que estar recubiertos de un material transpirable. Si la silla incorpora reposabrazos, estos no tienen que impedir el acercamiento del trabajador a la mesa.
  • Mobiliario: La superficie de trabajo tiene que ser lo bastante amplia para situar los diferentes equipos y para la interacción del usuario con estos elementos, sin que eso suponga tener que hacer ningún sobreesfuerzo postural (mínimo 120 cm de anchura, aunque son recomendables unas dimensiones de 160 cm por 80 cm de profundidad). El espacio libre bajo la superficie de trabajo tiene que ser suficiente para mantener una posición sentada cómoda (tiene que haber un mínimo de 60 cm libres de anchura bajo la mesa). En el caso que es necesite, también es una buena opción utilizar reposamuñecas y reposapiés.
  • Ordenador portátil: Siempre que se haga un uso habitual de los equipos portátiles, hay que utilizarlos como si se tratara de un equipo fijo. Es decir, colocando el equipo portátil sobre una mesa de trabajo, como si se tratara de una pantalla tradicional, incorporando, si es necesario, un elemento estructural adicional que permita ajustar la altura de la pantalla a las características del usuario. También es recomendable incorporar un teclado y ratón adicional y utilizar una silla ergonómica.

Con el mundo laboral actual cada vez son más usuales los puestos de trabajo improvisados, por ejemplo, en un tren, un avión o un coche. En estos casos, el plan de trabajo se tiene que situar en lugares que permitan libertad de movimientos y hay que elevar la altura, apoyando el ordenador sobre el maletín o un objeto similar que permita situar la pantalla dentro de la visual del usuario. Se recomienda limitar el tiempo de uso del portátil a 30 minutos, así como hacer pausas a menudo y cambiar de postura. En esta línea, es recomendable sentarse lejos de las ventanas sin cortinas o persianas, y situar la pantalla perpendicular a la entrada de luz natural o entre los puntos de luz artificial

Posibles efectos sobre la visión

La mayor parte de las tareas que se realizan en oficinas y despachos se hacen delante de la pantalla y eso requiere una exigencia visual elevada y, en consecuencia, riesgo de fatiga visual y problemas de visión. Normalmente, se manifiestan a través de molestias oculares: picor, sequedad o lagrimeo, dificultad para enfocar los objetos, imágenes dobles, etc. Pero también pueden presentarse como infecciones (conjuntivitis). Es por eso que hace falta ir especialmente con cuidado con el contraste y el brillo de la pantalla, la iluminación del lugar (sea insuficiente o excesiva) y los reflejos.

Para trabajos en oficinas y despachos se recomienda que el nivel de iluminación esté en torno a los 500 lux y tener en cuenta la ubicación de las fuentes de iluminación, sean naturales o artificiales. Tienen que ser paralelas a la posición del puesto de trabajo con el fin de evitar reflejos en la pantalla y evitar que estén situadas delante de la persona para que no incidan en el campo de visión.

El ruido y la temperatura

También hay otros factores que pueden generar fatiga que, alargada en el tiempo, puede hacer que el trabajador pueda llegar a sufrir disfunciones que afectan a todo el organismo, tanto a nivel físico como psíquico, además de una sensación subjetiva de fatiga, agotamiento total, pasividad intelectual y disminución del rendimiento. Es un ejemplo el ruido en las oficinas, como los timbres de los teléfonos, las impresoras o las reuniones, que afectan directamente a la concentración de los trabajadores.

Otra condición que influye en el trabajo es la temperatura. La ideal dentro de la oficina en verano es de 23-26ºC y de 20-24ºC en invierno. La humedad relativa tiene que estar entre los 30-70%. En este sentido, también hay que recordar que es importante la calidad del aire, ya que ahora mismo muchas oficinas no tienen la posibilidad de renovar el aire. Hace falta, pues, que haya sistemas de ventilación y limpieza del aire.

Evitar golpes y caídas

Otro factor de riesgo común a las oficinas son las caídas y el golpes, como traspiés con cables de teléfono, golpes en las piernas con el mobiliario o resbalones a causa de suelos mojados. En este sentido, pues, también hace falta tomar medidas preventivas y hacer planes organizados de orden y limpieza. Son ejemplos la canalización de todo el cableado de ordenadores y otras instalaciones eléctricas, mantener las zonas de paso claras organizando el almacenaje de cajas, paquetes, etc, e indicar mediante señales de advertencia las zonas peligrosas.

Lo más importante, sin embargo, es que si el trabajador detecta algún factor de riesgo, se ponga en contacto con el interlocutor en prevención de riesgos laborales de la empresa.