La covid ha ayudado a poner el foco en otra pandemia que afecta a miles de catalanes, en la de la salud mental. Ahora, la Generalitat ha querido poner el foco sobre la salud mental de los alumnos que estudian cursos a partir de secundaria, que sirve de base para la guía de abordaje de las conductas suicidas y las autolesiones en centros educativos como los institutos, elaborada conjuntamente por los departamentos de Salut y Educació. Esta Encuesta del bienestar emocional del alumnado se ha elaborado a partir de las preguntas a más de 180.000 alumnos catalanes y se desprende que más de uno de cada cuatro alumnos se ha autolesionado alguna vez. En total, 53 adolescentes se han suicidado en Catalunya desde 2017 y el 2020 fue la principal causa de muerte entre las personas entre 15 y 44 años.
Tal como destacan desde el Govern, "los efectos de la pandemia incrementan los factores de riesgo del suicidio: el aislamiento social, y el impacto económico y social", cosa que si bien afecta a la salud mental del conjunto de la población, los niños y adolescentes son especialmente vulnerables, tal como demuestran los datos: en Catalunya, los centros de salud mental infantil y juvenil han incrementado un 8,5% el número de personas atendidas y un 23,4% el número de visitas totales en el 2021, respecto del 2019, el último año antes de la pandemia.
¿Qué tienen que hacer los profesores ante estas situaciones?
Tal como ha destacado en rueda de prensa el conseller de Salut, Manel Balcells, para presentar esta guía, "trabajar en la prevención del suicidio en los centros educativos es hacerlo en el lugar ideal, ya que la escuela es el gran espacio democratizador de nuestro país". Además, el titular de Salut ha anunciado que "la guía irá acompañada de una formación a todos los docentes del país que permitirá su aplicación en cada una de las situaciones de tentativas de suicidio, suicidios y autolesiones".
Tal y como destaca el conseller, dado que el profesorado es un elemento clave en este sentido (de la misma manera que lo son los médicos, enfermeros o las familias), la guía se basa en cómo tiene que reaccionar un maestro cuando un alumno le expresa su intención de poner fin a su vida. Aunque no siempre es así, algunos alumnos cuando tienen impulsos suicidas se lo comunican a sus profesores, que, ante esta información, no puede dejar solo al alumno y tiene que avisar a la dirección del centro así como a la familia del adolescente. Además, también hace falta que transmita el aviso al tutor del adolescente y a los equipos de asesoramiento y orientación psicopedagógico que haya en el centro.
Más herramientas para los docentes
Por su parte, el conseller de Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, ha señalado que "tenemos la convicción de que los centros son el principal espacio de acogida, escucha y confianza del alumnado, donde se atienden sus necesidades emocionales". Por eso, según el titular de Educació, se tiene que hacer un trabajo en el aula, en tutorías individualizadas y con las familias, y el Protocolo tiene que servir para "dotar de herramientas y pautas muy claras a nuestros docentes para que sepan cómo actuar ante estas situaciones. Queremos que los maestros que detecten cualquier circunstancia sepan qué tienen que hacer".