Han pasado tres casi tres meses desde el descarrilamiento de un tren en Vacarisses que dejó un muerto y 44 heridos. Sin embargo, a día de hoy, todavía hay partes del tren accidentado abandonadas en los arcenes de las vías y numerosos cables, habitualmente soterrados, a la vista.
Quien tendría que haberse encargado de recoger todos los restos del accidente y rehacer las instalaciones es Adif. Tal como la misma entidad pública, que depende del ministerio de Fomento, describe en su página web, su trabajo es "conservar en perfecto estado todas las vías, catenarias, sistemas de señalización, centros de control de la circulación y, por descontado, las estaciones".
A la práctica, sin embargo, el organismo ha desatendido sus obligaciones, olvidando en un estado deplorable las instalaciones del kilómetro 321 de la línea R4 de Rodalies, muy cerca de donde esta tarde ha tenido lugar un segundo accidente mortal.
En las imágenes que acompañan esta información, tomadas la mañana de este viernes, se puede ver como una puerta oxidada y rota del convoy que se accidentó el día 20 de noviembre continúa abandonada en un lado. Junto a las vías, también hay varios metros de cables de la instalación ferroviaria a la vista.
Como se puede ver en las partes que no sufrieron los daños del accidente, estos cables suelen avanzar paralelos a las vías rodeados por un recubrimiento de cemento. Un tramo de esta carcasa quedó totalmente destrozado a causa del descarrilamiento del tren y todavía no se ha reconstruido. En lugar de eso, los cables han sido empalmados y no tienen ningún tipo de protección. Incluso se han utilizado partes del tren accidentado y ladrillos para aguantar la chapucera instalación.