La reincidencia de los menores de edad internados en centros de justicia juvenil de Catalunya ha bajado un 27,4% del 2002 al 2015.

Según una investigación del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE) hecha con 203 jóvenes que acabaron su internamiento en el 2010, el 46,8% volvieron a delinquir durante los cinco años siguientes. En un estudio similar hecho en 2007 con menores internados hasta el 2002, la tasa era del 64,5% de reincidencia. En el resto del Estado, según varios estudios, la tasa de reincidencia llega al 70%.

Reinciden más los que han sido internados que los que han estado en libertad vigilada o haciendo una prestación comunitaria, porque tienen un perfil de delitos más graves.

Toda una vida

El estudio recuerda que el 70% de las reincidencias pasan durante el primer año posterior a la estancia en un centro educativo. Es por eso que se señala la libertad vigilada como un elemento clave para asegurar el éxito de la reinserción de los menores que han estado en centros educativos de justicia juvenil. Y por este motivo el conseller de Justícia, Carles Mundó, apuesta por reforzar las medidas penales en medio abierto, ya que "lo que funciona para el sistema penitenciario también vale para los menores". "Tienen una vida por delante. Tienen que poder tener una segunda oportunidad", ha concluido Mundó.

En el centro de internamiento de l'Alzina, en Palau Solità i Plegamans, los educadores reciben por primera vez al conseller de Justícia, Carles Mundó. "Es la primera vez que nos recibe un conseller", dice uno de los trabajadores. "Lo mejor que podemos hacer es escuchar para no equivocarnos de prioridades", responde Mundó al inicio de la visita que lo lleva a la escuela donde los jóvenes internos están haciendo los exámenes y en el taller donde aprenden un oficio.

Cómo son los jóvenes internos

El perfil de un joven delincuente internado es el de un chico de 17 años, que consume drogas y que cumple una sentencia de un año de internamiento. Este joven tiene un bajo rendimiento escolar, ninguna empatía y es muy impulsivo.

Los menores ingresan en los centros porque acumulan muchos antecedentes o porque han cometido los delitos más graves.

La mayor parte de los internamientos están relacionados con robos con violencia e intimidación (40%); lesiones (11%); violencia familiar (8%); delitos contra la libertad sexual, desde el abuso hasta la violación (5%); hurtos (4%); homicidios y asesinatos (3%).

Todos los menores internados siguen un programa de tratamiento individualizado que ha sido expresamente diseñado a partir de sus necesidades individuales. Este programa incluye estudios de educación secundaria, formación para aprender oficios y una intervención específica adaptada a cada uno de los perfiles delictivos, como por ejemplo, desarrollo de habilidades y competencias sociales, educación sexual, deporte y tratamiento contra el consumo de drogas y para reconducir los impulsos violentos.