Malas noticias para Carles Porta y la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA). La justicia investiga una demanda contra el conocido periodista y la corporación por emitir la serie de TV3, Tor, basada en el misterioso asesinato de Josep Montané (Sansa) en los noventa en este pueblo del Pallars Sobirà. Según ha adelantado Crónica Global, ahora, un juzgado civil estudia un escrito de su abogado, Ricardo Gómez de Olarte, en el que pide una indemnización por el daño ocasionado a la productora de Carles Porta, True Crime Factory, y a TV3, porque usaron imágenes suyas sin consentimiento "con ánimo de lucro", y a pesar de que él pidió que no lo hicieran. En el escrito, el abogado denuncia que le hicieron una entrevista y que, a pesar de que les pidió que no lo citaran ni la publicaran, dice que Carles Porta no le hizo caso y siguió con el tema.
Ricardo Gómez de Olarte propone dos fórmulas para calcular la indemnización: la cuenta de explotación o las cifras que contempla la ley y reglamento de protección de datos, que sancionan las faltas cometidas por las productoras y la CCMA. El letrado asegura que se incumple lo preceptuado en los artículos 5, 6 y 7 del Reglamento general de protección de datos, puesto que no se cumple ninguno de los requisitos para que el tratamiento sea lícito ni para las condiciones del consentimiento. Según el escrito, suponen tres faltas muy graves para cada una de las productoras y TV3, hecho que puede ser castigado con multas de entre 300.000 euros y 20.000.000 euros o el 4% de la facturación bruta del ejercicio anterior. Por su parte, TV3 asegura que no ha recibido ninguna denuncia por parte del abogado de Sansa.
Interés económico
En la queja formal, Gómez de Olarte recuerda que fue el abogado defensor de uno de los protagonistas, Sansa, de esta pelea familiar. El vecino de este pequeño pueblo fue asesinado en 1995 en el marco de una batalla entre linajes para liderar el territorio, que se saldó con tres muertos. Dos años después, Porta lo plasmó en su libro titulado Tor. Tanto en el libro como en el documental de 30 minuts, el periodista entrevistó al abogado. Treinta años después del crimen, Carles Porta se volvió a poner en contacto con el letrado para que participara en la nueva miniserie sobre el mismo caso. Gómez de Olarte se negó, alegando que el programa buscaba el interés económico y no un objetivo informativo. Ante la negativa, Porta utilizó las imágenes originales del documental de 1997. Entonces, Gómez de Olarte sí las autorizó, al asegurar que en ese momento era una noticia de actualidad, pero no para la serie: "Nunca he dado mi consentimiento para que se lucren total o parcialmente a mi costa después de casi 30 años del hecho y que ha dejado de ser noticia".
Al ver sus imágenes, el abogado envió varios burofaxes a las tres empresas encargadas de la creación de Tor, e incluso un cuarto escrito a la CCMA, en el que advertía que se había negado a participar en la serie y que no daba permiso para usar imágenes informativas para un producto "crematístico". Sobre la respuesta de la cadena, el abogado advierte que alegarán que han borrado su cara, han distorsionado su voz y han suprimido su nombre. "La verdad es que emitieron con mi imagen, mi voz y mi nombre, a pesar de los burofaxes, y nunca con mi consentimiento". Como prueba de este uso de las imágenes, alude al hecho de que aparece en "la Wikipedia, la web de Catalunya Ràdio, en la web de PLEX y en TMDB, como parte del reparto de la serie". Tras el éxito de la serie, TV3 vendió los derechos a Atresmedia, aunque una versión que no incluía el corte en el que aparece Gómez de Olarte. El letrado denuncia que a pesar de que TV3 estaba advertida, siguió aireando su imagen, lo que en su opinión demuestra "el luto y la mala fe" de la cadena. En este sentido, insiste en que "no es un personaje público" y que los hechos que se narran en Tor "no son de actualidad".
Fuentes de la CCMA han señalado que la demanda aún no ha sido notificada, pero aseguran que, contrariamente a lo que se afirma, sí tenían permiso para difundir las imágenes en las que aparece Gómez de Olarte más allá del programa 30 minuts. Precisamente, como medida conciliadora, dicen las mismas fuentes, se distorsionó tanto su imagen como su voz para que no fuera reconocido.