No se sabe cuántos menores extranjeros no acompañados hay en Catalunya. Los datos que ofrece el Ministerio del Interior y los de la Generalitat no coinciden. Así lo ha aceptado la consejera Mónica Martínez Bravo, titular de Drets Socials i Inclusió, en una respuesta parlamentaria en la que detalla que un problema burocrático y la imposibilidad de que los Mossos d'Esquadra, la policía de Catalunya, tengan acceso al Registro de Menores Extranjeros No Acompañados (RMENA), que depende de la Policía Nacional, hace imposible un recuento exacto de los jóvenes migrantes solos en Catalunya.
Según detalla la consejera, en una respuesta a la que ha tenido acceso ElNacional.cat, los Mossos d'Esquadra no pueden consultar ni actualizar la información de las personas inscritas en el registro ni hacer nuevas inscripciones. Entonces, insiste Martínez Bravo, cuando un joven migrante solo es detectado en Catalunya, los agentes de los Mossos no pueden acceder a datos previos de su identificación, aunque muchos de estos jóvenes han pasado por otras comunidades autónomas antes de llegar a nuestro país y ya habían sido registrados por la policía española.
En el primer momento en que son detectados, normalmente en la zona sur del Estado, las Unidades de Extranjería y Fronteras de la policía española realizan una identificación inicial y la inscripción en el RMENA, por el sistema de impresión dactilar y los parámetros del cuerpo del joven. En cambio, en Catalunya, son los Mossos los que tienen esta competencia, y desconocen si los menores ya forman parte del RMENA, y por tanto, vuelven a ser puestos a disposición de la Fiscalía de Menores y de la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia (DGAIA).
Desajustes burocráticos
Esta situación, en la que los Mossos no pueden acceder al registro ni añadir nuevos menores, genera desajustes entre los sistemas informáticos policiales y hace que el recuento de menores extranjeros no acompañados —los cuales antiguamente eran conocidos como MENA, término que ahora se evita por la estigmatización que han sufrido— sea completamente inexacto. Además, los procedimientos para establecer la edad de estos jóvenes pueden alargarse durante meses, lo que retrasa la inscripción en el registro y, por tanto, complica la recolección de datos fiables sobre este colectivo vulnerable que necesita atención por parte de los organismos de la Generalitat de Catalunya, dificultando incluso la respuesta dimensionada.
En aquellos casos en los que jóvenes migrantes solos, que han sido identificados como adultos en su llegada al Estado español, manifiestan posteriormente ser menores de edad una vez en Catalunya, su situación es registrada en otro sistema, el ADEXTRA, el Registro central de extranjeros. Hasta que la Fiscalía no resuelva el expediente para determinar la edad, estos jóvenes no constan en el RMENA, aunque son atendidos por el sistema de protección a la infancia de la Generalitat. Otro impedimento para tener claro el recuento de menores extranjeros no acompañados, asegura, en la misma respuesta, a una pregunta de VOX, la consejera en el Parlament. Sea como sea, ahora mismo la Generalitat no dispone de los datos actualizados sobre el número de jóvenes menores de edad extranjeros no acompañados que hay en Catalunya, y los datos que tiene no coinciden con los mismos que dispone el gobierno español, recogidos por la policía española.