El pasado 18 de abril, el Govern de la Generalitat decidió instalar una desalinizadora flotante en el port de Barcelona que entraría en funcionamiento en caso de que el sistema Ter-Llobregat entrara en emergencia II, un escenario que no se preveía para antes del mes de octubre. La Comisió Interdepartamental de Sequera (CIS) aprobó la construcción de esta infraestructura con el objetivo de garantizar el suministro de agua a Barcelona y su área metropolitana y, con esta operación, el Govern descartaba llevar barcos cargados de agua desde otros territorios. Con la caída de la emergencia por sequía, sin embargo, esta desalinizadora no se podrá adjudicar a dedo para poder llegar a tiempo en octubre, como estaba previsto, y el Govern tendrá que sacar a concurso público esta obra que tiene un coste de 100 millones de euros, con el que la adjudicación no se podría realizar hasta finales de este 2024, según ha adelantado la Cadena SER.
El conseller Mascort lo confirma
El conseller de Acció Climàtica, David Mascort, ha confirmado la información y ha reconocido que la desalinizadora no entrará en funcionamiento este mes de octubre y "ahora hace falta hacer un concurso público que, en la práctica, quiere decir que es necesario que se saque a licitación y cumplir todos los trámites necesarios fijados por ley y que incluyen que varias empresas puedan optar a la construcción de esta planta".
Advertencia de los servicios jurídicos
Los servicios jurídicos de la Generalitat habían advertido a la conselleria de Acció Climàtica dirigida por David Mascort que es muy difícil de justificar que se adjudique a dedo por la vía de emergencia una obra de 100 millones de euros que ya no es imprescindible para garantizar el abastecimiento de agua a la población. El plan estaba coordinado por ATL, la empresa pública de la Generalitat responsable de producir y distribuir el agua a la región servida por el Ter y el Llobregat. La empresa Coxabengoa (antigua Abengoa) había sido la escogida por el Govern para hacer la desaladora flotante por el perfil de la empresa, que controla prácticamente un 10% de la desalación de agua de todo el mundo, con 30 plantas repartidas en diferentes continentes con gran presencia en Arabia Saudí y Emiratos Árabes. Según publicó El Periódico el pasado 9 de mayo, el Govern y Coxabengoa tenían un compromiso mutuo, pero todavía no habían cerrado un contrato definitivo. La entrada de un nuevo govern después de las elecciones del 12 de mayo podría dejar abierta la posibilidad de no continuar con el proyecto, aunque el conseller Mascort ha vuelto a defender la necesidad de construir la desalinizadora y ha recordado que se trata de una infraestructura que solo se utilizaría en caso de que se entrara en fase de emergencia II, por lo tanto, aunque esté lista para funcionar, solo entrará en servicio cuando se decrete esta fase de sequía.
Grandes multinacionales interesadas
Coxabengoa, sin embargo, tendrá que competir con otras grandes multinacionales españolas de la construcción como Ferrovial, Acciona o el grupo Cobra que se han interesado por liderar el proyecto y construir la planta desaladora, según la SER; "por el prestigio que dará haber levantado esta obra de grandes dimensiones". Hace falta tener en cuenta que la planta desalinizadora que se quiere construir en medio del mar, que descansará sobre una barcaza flotante de 120 metros de longitud, sería la mayor de Europa y la cuarta mayor del mundo, en el caso de que se acabe construyendo.
Dudas existentes
Este nuevo obstáculo, según la cadena SER, se suma a las dudas que existen en torno a la construcción de esta infraestructura que el Govern siempre ha defendido porque tiene que ser una obra estratégica de país y para no estar a expensas de si llueve o no llueve. Desde la Comisión Europea, sin embargo, advierten que coger el agua del mar para potabilizarla puede ser un recurso de urgencia, pero en ningún caso un modelo estructural.
Mejora la situación de sequía
La situación de sequía extrema que existía cuando el CIS aprobó la construcción de esta desalinizadora, que estaba pensada para tenerla operativa en octubre —el horizonte donde se situaba la entrada en Emergencia 2 por sequía si no llovía en toda la primavera—, ha cambiado con las lluvias caídas en los últimos meses. El Govern declaró la emergencia I por sequía del sistema Ter-Llobregat el pasado 1 de febrero, cuando los embalses se encontraban por debajo de los 100 hm³ (un 16% de su capacidad). Con las lluvias caídas durante la primavera, los embalses han aumentado sus reservas (del 14% de febrero al 32% actual), y eso ha hecho que el sistema Ter-Llobregat ya no esté en emergencia desde el pasado 7 de mayo, cuando los embalses de las cuencas internas rozaban el 25%. El conseller David Mascord ha reconocido que el sistema Ter-Llobregat sigue mejorando cada día más y ve posible, incluso, pasar de la fase de excepcionalidad a la de alerta, ya que actualmente se encuentra a 213 hm³, a tan solo 37 de poder cambiar de estadio.
Este levantamiento ha hecho que la construcción de la infraestructura se contemple ahora sin la urgencia del momento. Además, hay otros argumentos en contra de la construcción de la desalinizadora en el puerto de Barcelona; razones medioambientales, como es el alto consumo energético que tienen las desalinizadoras, los residuos que generan en forma de sal concentrada y la calidad del agua del puerto de Barcelona, una zona con alta concentración de hidrocarburos por la alta concentración de tráfico de barcos, que para algunos no la consideran ideal para potabilizar el agua.
El puerto ya está preparado
La desalinizadora flotante se espera que genere 14 hm³ anuales, el equivalente al 6% del consumo del área metropolitana de Barcelona. Se trata de una infraestructura modular, equipada con los elementos y la tecnología necesarios para llevar a cabo un proceso de desalinización por osmosis inversa, que se ubicará encima de embarcación en el Moll de la Energía. Según Acción Climática, el puerto de Barcelona ya dispone de las instalaciones preparadas, así como de la conexión de la cañería de transporte del agua. El agua que se produzca se enviará a un depósito intermedio que actualmente se está acondicionando y que estará operativo en junio. Desde este depósito, el agua se incorporará directamente a la red de distribución.
Con respecto a la inversión, según informa la ACN, el conseller ha concretado que el Govern ha destinado 100 millones de euros a la construcción e instalación de la desalinizadora flotante. Aparte, está el coste de producción del agua. Mascort ha reiterado que el precio es "mucho más económico" de lo que costaría si llegara a través de embarcaciones. Así, el coste se situará en torno a los 6 €/m3, mientras que en barcos se eleva hasta los 10 €/m3. "Renunciamos a los barcos de forma consciente porque es una solución más económica y ambientalmente más sostenible", ha afirmado Mascort.
Sin embargo, fuentes de ATL han detallado que la producción de agua en desaladoras flotantes es un 400% más cara que en las desaladoras móviles. El Gobierno ha optado por esta alternativa para evitar también posibles contratiempos y atrasos que se hubieran podido producir con el uso de barcos.