Un consorcio de investigación formado por la empresa Marsi Bionics, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y los Hospitales Universitarios de Madrid han desarrollado el primer exoesqueleto pediátrico para uso en entornos cotidianos, el Explorer, y que los niños con alteración de la marcha podrán utilizar en casa, en la escuela, el parque u otros espacios exteriores.
La 'startup' Marsi Bionics ya había desarrollado, en colaboración con el CSIC, el Atlas 2030, el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, pero que era de uso exclusivamente clínico. Su CEO, Elena García Armada explica que fruto de este dispositivo nace el Explorer, ya que los niños, cuando lo probaban en los entornos hospitalarios, y ganaban confianza, enseguida pedían poder llevarlo|traer en casa y en la escuela. "Al ponerse de pie un niño con un exoesqueleto, lo primero que se da cuenta de ello es que el mundo le cambia", relata Garcia Amada, que destaca sobre todo que les abre "a cierta autonomía en el juego". La investigadora relata que más allá de los juegos también les aumenta las posibilidades en sus "actividades de la vida cotidiana", y en poder encadenar acciones que antes era infinitamente más complicadas por ellos. "Se acercan a una mesa, cogen un teléfono y llaman a su madre, todo en cuestión de según", una situación que los investigadores creen que demuestra que "les permite integración social y una cierta exploración del mundo".
Los niños y las familias están maravillados con el Explorer
La directora de Marsi Bionics explica que el primer niño al cual se le permitió traer el exoesqueleto a su colegio fue Jorge, que el día de su cumpleaños entró en clase "presumiendo de este dispositivo" y explicando a sus compañeros cómo funcionaba. Un hecho como este asegura que es una auténtica revolución, porque supone un "cambio de paradigma" de la discapacidad al permitir "complementar las capacidades" que les faltan a estos niños para poder llevar a cabo sus actividades cotidianas "con una cierta normalidad". El Explorer también ha revolucionado la vida de las familias que lo han incorporado en su día a día. La madre de la Minerva, una niña con parálisis cerebral que ha participado en los ensayos clínicos del Explorer, está muy contenta con esta innovación, con que su hija "está muy cómoda" y "disfruta". Ha señalado que gracias al exoesqueleto, su hija es capaz de dar pasos, disociar las piernas o subir a un taburete para lavarse los dientes.
Una revolución en la vida de los niños con parálisis
Este exoesqueleto, que todavía se encuentra en fase de prototipo y pendiente del marcaje de la CE, cuenta con un asiento automático que permite transformar el dispositivo en una silla de descanso integrada, facilitando el uso continuo y la comodidad del niño. Está pensado porque cada dispositivo evolucionará con el mismo crecimiento del niño, abarcando un rango de edad aproximado desde el dos hasta los 17 años, permiten un acompañamiento a lo largo de su desarrollo. Su uso en exteriores se prevé que favorezca la rehabilitación, pero también la inclusión y la participación de los menores en actividades diarias. "Eso no es solo un dispositivo, cambiará la vida de los niños, los permitirá explorar, jugar, participar en su entorno. Cambiará la vida de sus familias, ofreciéndoles una herramienta segura y accesible para acompañarlos en su crecimiento, y cambiará a nuestra sociedad, porque una sociedad que apuesta por la inclusión y la innovación es una sociedad que avanza", ha concluido García.