Después de 40 años de investigación continuada al yacimiento del Abric Romaní de Capellades, en Anoia, los arqueólogos han podido desenterrar el primer resto humano. El hallazgo son fragmentos parciales de un cráneo de neandertal que cuenta con 60.000 años de antigüedad, y el descubrimiento se ha dado a conocer de la mano de la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, y el equipo de investigadores. "Estoy emocionado, es un hallazgo muy importante", afirmaba Eudald Carbonell, uno de los codirectores del yacimiento. Ha explicado que el año pasado se intuían "cambios" en los niveles del yacimiento, pero ha admitido que no se imaginaban que fueran tan relevantes para futuras investigaciones. Durante el acto celebrado este jueves se anunció que el yacimiento será declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) este año.
Carbonell aseguró sentirse emocionado de poder vivir este "momento histórico" para el yacimiento. Durante su intervención tuvo unas palabras de recuerdo y agradecimiento para todos aquellos profesionales que han trabajado durante cuatro décadas excavando el yacimiento, hasta conseguir a llegar al 18.º nivel. El antropólogo y catedrático de prehistoria subrayaba que este descubrimiento no habría sido posible sin la "ilusión, voluntad, esfuerzo, inteligencia y perseverancia" de todos ellos, unas palabras, ha dicho, que "sirven de poco" a la sociedad actual, pero que en Capellades han demostrado que son necesarias para trabajar de forma moderna un yacimiento como este. "Hemos encontrado unos restos craneales, añicos de hueso, no hay más; no hay ningún tesoro ni ninguna joya ni nada espectacular, pero en realidad lo es mucho de espectacular", afirmaba en tono humorístico Carbonell.
Restos inesperados
Palmira Saladié, codirectora del yacimiento, también participó del acto y explicó que fueron unos estudiantes de predoctorales quien encontraron los restos. "Yo no estaba, pero me enviaron las fotos" porque ya intuyeron que eran especiales. La investigadora ha detallado que tardaron dos días en confirmarlo. Y ha confesado que ha sido del todo "inesperada" y "de las que hacen más ilusión". Y es que, según ha dicho, en esta campaña se habían reducido las expectativas de encontrar restos óseos, después de constatar que en un agujero, donde había depositadas muchas esperanzas, finalmente no apareció nada. La posibilidad de encontrar un diente de leche era otro sueño del equipo, pero la realidad lo ha superado todo.
Para aportar luz y ayudar a contextualizar los restos utilizarán la ingeniería inversa, con estudios de ADN o proteínas, entre otros. También abrirá nuevas hipótesis, como conocer como y por qué estos restos fueron depositados aquí. Carbonell también se ha preguntado sobre los sentimientos de este grupo de neandertales de entre 6 y 12 personas que ocuparon la zona hace 60.000 años y las motivaciones de dejar estos restos aquí, "roturas". También confían determinar en los próximos meses si son de hombre, mujer o de una criatura. Preguntas que todavía no tienen respuesta, pero que ayudarán a comprender todavía mejor cómo vivían en aquel momento de la historia. "Esperamos que no sean las últimas, sino las primeras", apuntaba con ilusión, admitiendo que "es una caja de pandora" que dará mucha información en un futuro.
Yacimiento clave en Catalunya y Europa
Robert Sala, investigador del IPHES-BÚSQUEDA/URV y codirector de las excavaciones, recordaba cómo en 1983 un joven Eudald Carbonell y él mismo tuvieron la "osadía" de volver a excavar un yacimiento emblemático del novecentismo catalán. Continuaban de esta manera con el trabajo que empezaron el año 1909 Amador Romaí y Lluís Maria Vidal, al frente del Instituto de Estudios Catalanes (IEC), en el riscal del Capelló. Durante el acto, ha remarcado el trabajo de todos los investigadores y ha reclamado unas mejores condiciones laborales para todos ellos. También ha dicho que este yacimiento ha estado "muy importante" para el IPHES y que espera que el hallazgo contribuya a reforzar todavía más esta institución.
"El Abrigo Romaní es un yacimiento donde se puede explicar la microhistoria de los neandertales y hay muy pocos en el mundo, donde se puede saber cómo ocupaban su espacio doméstico, los dormitorios, donde encontramos herramientas de madera y muchas explicaciones de esta vida doméstica", ha señalado. En 40 años, se han excavado 300 m² y se ha llegado a una profundidad de 10 metros, donde han aparecido miles de restos de animales, herramientas de piedras, centenares de hogares y negativos de herramientas de madera en un estado de conservación excepcional. Al margen de los estudios que ha generado, también se ha convertido en una importante escuela para nuevas generaciones de profesionales de arqueología, biología y geología de todo el mundo.