Un equipo de científicos internacionales ha descubierto casos de síndrome de Down en Navarra durante la edad de hierro, según ha informado este martes a la Universidad Pública de Navarra (UPNA). En la investigación, liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania), se han analizado restos de cerca de 10.000 individuos antiguos europeos para buscar anomalías cromosómicas y se han encontrado hasta seis casos de síndrome de Down (y uno de síndrome de Edwards). Todos ellos corresponden a bebés de hace entre 5.000 y 2.000 años, y uno más reciente.
Cuatro de los bebés descritos proceden de Navarra, de dos poblados de la edad de hierro (hace 2.800-2.500 años): Alto de la Cruz (Cortes) y Las Eretas (Berbinzana). Las criaturas murieron antes o poco después de nacer y recibieron sepultura en el interior de las casas, en algunos casos acompañados de ajuar. Esto demuestra que fueron apreciados por sus comunidades, según el hallazgo publicado en la revista Nature Communications. Dos de los otros casos encontrados son de la edad del bronce (hace entre 4.700 y 3.300 años) de Grecia y Bulgaria, mientras que el sexto procede del cementerio situado en una iglesia de Finlandia de los siglos XVII-XVIII.
Entierros en un lugar de culto
El trabajo es el primer estudio sistemático de cribado genético en muestras humanas antiguas en investigación de afecciones genéticas poco comunes, como las trisomías cromosómicas —caracterizados por la presencia de tres copias de un cromosoma en lugar de las dos habituales—. Una de estas afecciones es el síndrome de Down o trisomía 21, causada por una copia adicional del cromosoma 21 y que pasa en uno de cada mil nacimientos. De esta alteración se han identificado tres casos a Navarra: uno en Las Eretas y dos al Alto de la Cruz, donde también se ha identificado un caso de síndrome de Edwards. Este último síndrome es más raro y severo, con una afectación de uno de cada 3.000 nacimientos. Es el primer nunca descubierto en una población arqueológica, mientras que ya se había encontrado un caso de síndrome de Down en un niño del neolítico en Irlanda.
Los individuos murieron antes o poco después de nacer y lo que sorprende en todos los casos prehistóricos es que fueron enterrados en el interior de casas, dentro de asentamientos. De hecho, algunos con objetos: una niña del Alto de la Cruz fue sepultada con un rico ajuar funerario (un anillo de bronce, una concha marina y restos de tres ovejas o cabras). Además, se piensa que posiblemente fue un lugar de culto. "Creemos que estos entierros muestran que los individuos eran cuidados y apreciados como parte de sus antiguas sociedades"; ha afirmado Adam Ben Rohrlach, autor principal del estudio.
Las comunidades ibéricas de la edad de hierro tenían un particular ritual funerario: la costumbre dominante era la incineración, pero algunas criaturas prematuras y recién nacidas eran sepultadas en las casas o lugares intramuros. Sin embargo, el hallazgo ha sorprendido al equipo de investigación. "De momento, no podemos decir a qué podría deberse, pero sabemos que pertenecían a los pocos niños y niñas que recibían los privilegios de ser enterrados dentro de las casas después de la muerte. Esto ya es un indicio que eran percibidos como bebés especiales y valiosos para la comunidad, pero necesitaremos ampliar la investigación con individuos del mismo periodo de otros yacimientos para formular hipótesis sobre los ritos que pueden hacer conducido en eso", ha explicado Roberto Risch, arqueólogo de la UAB y coautor del trabajo.
Javier Armendáriz, de la UPNA, ha añadido que "es posible que solo bebés que murieron por causas naturales, pero percibidos por la comunidad como seres especiales, fueran enterrados en los espacios de vida". "Hay que destacar, en cualquier caso, que no todos los recién nacidos enterrados en las casas de la edad de hierro eran casos con patologías genéticas. En el poblado de Las Eretas hemos encontrado en la misma casa a un niño con síndrome de Down y al lado una niña emparentada en segundo grado, que podría haber sido su hermanastra", ha añadido.
Con respecto al estudio osteológico, se observan anomalías en algunos de los individuos que podrían ser compatibles con su condición genética, sin poder descartar otras causas. "En cualquier caso, estos primeros casos de trisomía en poblaciones del pasado abren la posibilidad de identificar posibles modificaciones osteológicas relacionadas con esta anomalía genética, lo que posibilitaría su identificación en las grandes colecciones antropológicas", ha señalado Patxuka de Miguel, de la Universidad de Alicante.
Los autores planean seguir ampliando su investigación en el futuro a medida que el número de muestras de ADN de individuos antiguos siga aumentando. "Lo que nos gustaría saber es cómo reaccionaban las sociedades antiguas ante individuos que podían necesitar ayuda o que simplemente eran un poco diferentes", ha afirmado Kay Püfer, que ha coordinado el análisis de las secuencias genéticas.