Los peajes que cobra la Generalitat han subido este 2025 entre un 1,7% y un 1,8%, según datos facilitados por el departamento de Territori. En el caso del túnel del Cadí, el incremento ha sido del 1,71% y ya cuesta 14,16 euros. Para un turista que puntualmente visita la Cerdanya quizás es un coste fácil de asumir, pero para dos personas jóvenes, nacidas en la comarca, que tienen la familia viviendo allí, pero trabajan en Barcelona, es un coste demasiado elevado para pagar cada fin de semana. Es el caso de Mireia y Marta Barrientos, dos hermanas de la Cerdanya que han denunciado en las redes sociales la situación que sufren muchos jóvenes de la zona: no pueden volver a casa para visitar a la familia porque tienen que pagar siempre el túnel del Cadí.

En una carta, Mireia y Marta explican que trabajan en Barcelona, una es psicóloga y la otra abogada, y relatan la realidad de muchos jóvenes de la Cerdanya: "La comarca ha iniciado una carrera desenfrenada para construir casas y potenciar el turismo. Centrándose en este objetivo, se han olvidado de cuidar el valor más preciado de cualquier sociedad, sus jóvenes," empieza indicando la misiva que han compartido en Instagram.

 

Los jóvenes se marchan de la comarca

Como en su comarca no hay trabajo, explican que la mayoría de gente se tiene que marchar fuera a trabajar, pero esta misma gente tiene muchos problemas para volver a casa de visita porque se encuentran con "uno de los peajes más caros por kilómetro de Europa". Ante eso, critican que las instituciones no se pongan del lado de los jóvenes y opten por situarse al lado "del concesionario del túnel del Cadí", y es que explican que el Consell Comarcal no renueva la solicitud de gratuidad del túnel a la gente que no trabaja en la comarca.

El turismo

Para las hermanas, uno de los grandes problemas que derivan en esta situación, es el turismo y el hecho de que este genera contratos de temporada, por lo tanto, la gente que quiere un trabajo fijo tiene problemas para encontrarlo en la Cerdanya. Mireia y Marta, que hablan en nombre de otros jóvenes que sufren la misma situación, aseguran que les gustaría poder trabajar en su casa o poder seguir sintiéndose de allí visitando los familiares y amigos, pero este es un precio demasiado elevado ahora mismo.

Con esta carta, esperan que sus palabras "resuenen en los diversos plenos de los ayuntamientos de la Cerdanya, en el Consell Comarcal, al Departament de Territori, o donde haga falta." Las hermanas piden a los jóvenes de la Cerdanya que "dejen de callar" y compartan su queja.