La Policía Nacional ha detenido a 22 integrantes de la organización ecologista Futuro Vegetal en varios puntos del estado español acusados de formar una estructura criminal y causar daños al patrimonio por valor de más de medio millón de euros, según ha informado este viernes la Jefatura Superior de la Policía de Madrid. Se les atribuye un total de 65 hechos delictivos por episodios como el lanzamiento de pintura a la fachada del Congreso de los Diputados, el daño a cuadros del Museo del Prado o el corte de carreteras a Madrid y el bloqueo de las pistas de los aeropuertos de Ibiza y de Madrid. Las detenciones se efectuaron de manera coordinada en las ciudades de Madrid, Barcelona, Cádiz, Murcia, Elda (Alicante), Zaragoza, Granada, Valencia, Soria, Santander y San Sebastián, entre en diciembre y en enero.
La policía asegura que los 300 activistas del colectivo tenían tareas definidas
La investigación policial, coordinada por la Comisaría General de Información, empezó en enero del 2022 a raíz de una acción contra las macrogranjas que supuso el lanzamiento de pintura contra la fachada del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación en Madrid. Después de algunos meses de seguimiento, constataron que el colectivo estaba formado por más de 300 activistas que tenían un reparto de tareas claro. Tres de los integrantes, conocidos como "dinamizadores", han sido identificados por la policía como los "líderes" de la organización, ya que asumían "roles directivos y recibían remuneraciones" por su actividad. Dos de estos —un hombre de 31 años y una mujer de 26 que son pareja— fueron detenidos el 1 de diciembre en los Pirineos, donde vivían en una caravana. Allí los agentes requisaron móviles, ordenadores e información sobre el colectivo.
Los agentes policiales han determinado que la organización, enmarcada en el movimiento internacional Extinction Rebellion, recibió más de 140.000 euros en donativos a través de las páginas web, y que parte de este dinero se habría utilizado para "coordinar la actividad delictiva". La policía también apunta que la entidad estableció vínculos internacionales con otros colectivos similares que en sus países de origen se han considerado organizaciones criminales.
Futuro Vegetal denuncia que se quieren reprimir sus protestas
Desde Futuro Vegetal han asegurado que no tienen líderes y en declaraciones a EFE se han mostrado extrañados por las acusaciones de organización criminal, ya que insisten en que pertenecer a un colectivo medioambiental no supone ningún beneficio económico para los activistas, sino más bien lo contrario. En este sentido, han denunciado que sufren persecución policial y que hay un interés en reprimir sus protestas. Por otra parte, han cuestionado que sus acciones hayan provocado pérdidas de 500.000 euros, y han recordado que siempre han utilizado los elementos más inocuos posibles, como pintura que se puede lavar o zumo de remolacha.
Algunos de los activistas ya habían sido detenidos en alguna ocasión a causa de sus acciones reivindicativas, pero nunca por pertenecer a una banda criminal. Ninguno de los 22 detenidos ha ingresado en prisión provisional, pero todos han pasado a disposición judicial como presuntos autores de pertenencia a organización criminal, daños contra el patrimonio histórico, contra la seguridad vial y el tráfico aéreo, atentado contra la autoridad y desórdenes públicos.
Acciones con gran atención mediática
La policía atribuye a Futuro Vegetal un total de 65 acciones cometidas en varias ciudades españolas, algunas de las cuales tuvieron en su momento una gran atención mediática. Una de las más impactantes se produjo en noviembre de 2022, cuando dos activistas se engancharon a las Majas de Goya en el Museo del Prado y escribieron "1,5 °C" en la pared para alertar sobre el aumento de la temperatura global. Unos días más tarde, el Museo Egipcio de Barcelona fue el epicentro de una nueva acción, con la cual dos activistas lanzaron un líquido a modo de "petróleo falso" encima de algunas vitrinas y también "sangre falsa" en las paredes, para protestar contra la inacción de los países en la conferencia del cambio climático (COP) que se celebraba en aquellas fechas.
En diciembre del 2022, una decena de activistas hicieron una nueva acción cortando la carretera M-30 de Madrid en medio de la operación salida de Navidad para exigir al Estado que parara las subvenciones en la industria cárnica. Un mes más tarde, dos activistas reiteraron esta petición directamente desde la Cámara Baja, donde se engancharon a los micrófonos del atril.
Otra de las protestas más espectaculares se produjo en marzo del año pasado, cuando rociaron los leones del Congreso de los Diputados con pintura roja. Aquel mes también irrumpieron en el estadio Santiago Bernabéu en una semifinal de la Copa del Rey entre el Madrid y el Barça, y se encadenaron a la portería. El verano continuó con nuevas protestas en Ibiza, donde los activistas irrumpieron en un club de playa de lujo, vandalizaron un jet privado y rociaron con pintura un megayate de lujo. En Madrid, provocaron el cierre temporal de una pista del aeropuerto de Barajas al engancharse al suelo.