La Policía Nacional ha detenido en Barcelona a cinco supuestos integrantes de un grupo terrorista prorruso. Se les acusa de haber ejecutado varias acciones en países europeos contra el apoyo de gobiernos y asociaciones a Ucrania desde el inicio de la guerra. Según ha adelantado El Periódico, las detenciones han acabado esta tarde en el marco de una investigación del cuerpo policial denominada Hakan. Una unidad de inteligencia de la Comisaría General de Información, bajo la dirección de la Audiencia Nacional, atribuye al grupo los delitos de terrorismo y organización criminal.

Entre los detenidos, según ha podido confirmar la ACN, hay una mayoría de chicos jóvenes, en torno a los veinte años, aunque también hay un veterano de 50 años. En este sentido, el grupo está formado por un español, dos rusos, un bielorruso y un colombiano. Uno de los rusos detenidos tiene conocimientos de ingeniería informática y otro es fotógrafo. Todos ellos viven en Barcelona. La investigación previa a las detenciones había determinado que las acciones de este grupo estaban coordinadas bajo las órdenes de una prefectura rusa. Además, la totalidad de los ataques que se les atribuyen a los presuntos terroristas iban dirigidos a países miembros de la OTAN. La investigación ha ido a cargo del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. Los detenidos podrían pasar a disposición del juzgado de guardia el domingo que viene.

Desde el inicio de la guerra en Ucrania en el 2014, con la anexión de Crimea por parte de Rusia, se han registrado actividades de grupos prorrusos en Europa. Estas actividades incluyen desde campañas de desinformación hasta apoyos logísticos y financieros a movimientos afines. Un ejemplo destacado es el Grupo Wagner, una empresa militar privada rusa que ha sido vinculada a operaciones en Ucrania y otros países, y que, según informes, ha servido como brazo no oficial de las operaciones militares rusas en el extranjero. Además, la guerra híbrida, que combina acciones militares convencionales con tácticas no convencionales como la desinformación y el sabotaje cibernético, ha sido una estrategia utilizada por Rusia para desestabilizar a países europeos e influir en la opinión pública.

Estas acciones se enmarcan en una estrategia más amplia del Kremlin para proyectar su influencia en Europa y contrarrestar el apoyo de los países europeos a Ucrania. Las autoridades europeas mantienen una vigilancia constante para detectar y neutralizar estas amenazas, con el objetivo de garantizar la seguridad y la estabilidad en la región.