La policía española ha detenido a catorce personas por explotar sexualmente transexuales en Barcelona y Palma y ha liberado a 24 víctimas que vivían en condiciones infrahumanas en pisos y que tenían que estar disponibles las 24 horas del día para clientes, a quienes también ofrecían drogas. Según fuentes policiales, los detenidos los financiaban los gastos de los viajes, implantes de pecho y los prometían unas condiciones que posteriormente no se cumplían, ya que la organización les retiraba el pasaporte y, bajo amenazas, les hacían saldar una deuda de 15.000 euros obligándolos a prostituirse. Las víctimas eran captadas por la responsable de la organización en certámenes 'Miss Trans', que se celebra en Venezuela. Los detenidos formaban parte de un entramado de tres organizaciones, una dedicada a la captación y traslado de las víctimas y las otras dos a su explotación sexual.
Según determinan las investigaciones policiales, los dos grupos intervenidos en Barcelona y Palma explotaban sexualmente a los transexuales y una tercera las captaba en Venezuela. La líder de la organización convencía homosexuales y transexuales para que se desplazaran hasta el Estado y les mostraba propiedades y les prometía prosperar económicamente.
Las víctimas sabían que tendrían que ejercer la prostitución pero al llegar se encontraron con que las condiciones eran otras, les retiraban la documentación y tenían que saldar la deuda económica por lo que, desde el primer momento, se tenían que prostituir en pisos y eran obligadas a devolver el dinero de forma periódica.
Uno de los grupos estaba dirigido por un ciudadano italiano y otro español y explotaban a las víctimas en un piso de Barcelona. Los cuatro encargados del local controlaban la explotación sexual y el cobro y salidas de las víctimas y participaban directamente en la promoción y consumo de fármacos, como viagra y similares, y de sustancias estupefacientes entre los clientes.
Entre los roles que desarrollaban, había la figura del 'taxista' o persona de confianza, que trasladaba a las víctimas a hoteles y domicilios de clientes. Cada una de las víctimas generaba unos beneficios de 4.000 euros mensuales a sus proxenetas. Con el resto del dinero, tenían que pagar la deuda, los gastos y las multas, el qué las obligaba a vivir en situación de explotación.
El último grupo se encontraba en Palma, donde dos encargados controlaban otro piso donde se explotaba a las transexuales. También se suministraba droga y fármacos y una vez obtenido el dinero se lo ingresaba en cuentas bancarias de la líder de la organización. Las víctimas vivían en condiciones insalubres en habitaciones llenas de literas sin a duras penas espacio para andar, con basura y humedades en las paredes, entre otros. La policía estima que los beneficios de los investigados por esta red superaba el millón de euros en cinco años.
En los registros en Barcelona y Mallorca, se han intervenido más de 3.000 euros en efectivo, sustancias estupefacientes, drogas de abuso y fármacos de varias marcas, instrumentos para elaborar las dosis de las drogas y diversa documentación.