Dàmaris Gelabert mueve masas, es el ídolo de miles de niños y niñas catalanes que hoy no han querido perderse la actuación que ha hecho en el paseo Lluís Companys dentro de la Festa per la Llibertat organizada por Òmnium Cultural. Aunque nada más empezar el concierto ha dejado claro que "no hacemos canciones protesta", sí que ha dedicado el acto a los hijos e hijas de los que "no tienen libertad". Padres y madres estoicos han aguantado las aglomeraciones, un sol de justicia y muchas quejas de los hijos: "No veo, tengo sed, hace mucho calor", se escuchaba entre muchas familias. Ahora bien, ninguno de ellos ha desfallecido y grandes y pequeños han cantado los clásicos de Dàmaris que han empezado, como no podría ser de otra manera, con el "Bon dia" y ha seguido con temas como '"Abecedari" o "Vull ser", temas que los más pequeños conocen perfectamente.
Previo al concierto se ha proyectado el vídeo "Kel y Lúa, emergencias democráticas", dos muñecos ―tipo Barrio Sésamo― que, de una manera didáctica, han denunciado la falta de libertades. Tres ejemplos, Kel iba a la prisión por cantar un rap donde pronunciaba las palabras tita y capullo ―tapadas en las imágenes por un pip―, la Lúa acababa entre rejas por ir a una manifestación y los dos eran acusados de terroristas por colgar "lazos pistacho en favor de los que escriben con la izquierda".
Desde las 10 de la mañana centenares de familias procedentes de varios lugares de Catalunya se han reunido en la Festa per la Llibertat, que ha sido el punto de encuentro de muchos grupos que han 'bajado' a Barcelona para pasar el día. Es el caso de la Rosa Cabal, de Ripollet, que iba acompañada de su hija Laia de 7 años y su marido: "Hemos aparcado en Pedralbes y después hemos cogido el metro. Estaremos todo el día por aquí para que la niña se lo pase bien. Comeremos los bocadillos que hemos llevado y después hacia la manifestación.
Lo mismo ha hecho la familia de Montse López, de 52 años. Venían de varios lugares de Catalunya: Castelldefels, Sant Celoni y Sant Andreu de Barcelona. Como cada año no han faltado a la cita, pero esta vez lo han hecho con un regusto agridulce, el de tener los líderes sociales y los políticos en la prisión. "Tenemos que luchar para que puedan salir de la prisión y los exiliados volver. Tenemos que estar unidos para hacer fuerza porque cuando más seamos, más nos verán", ha dicho. Después de la Festa per la Llibertat irán a comer, a Can Cargol ―"hacemos la Diada bien hecha", ha dicho―. Por la tarde, a llenar el tramo correspondiente de la Diagonal.