El Departament de Justícia, Drets i Memòria ha dignificado y reinhumado este sábado en el cementerio de Móra d'Ebre los restos de 173 soldados muertos en la Guerra Civil, víctimas del conflicto que fueron exhumadas de una fosa del mas de Santa Magdalena, en la misma localidad. Uno de ellos ha podido ser identificado: se trata de Narcís Mediavilla, un soldado barcelonés que murió a la batalla del Ebro en agosto de 1938, cuando tenía 32 años, y cuyo cuerpo se ha entregado a su familia. Los restos de estas personas se localizaron en una fosa durante la intervención arqueológica que la dirección general de Memoria Histórica hizo entre diciembre del 2020 y julio del 2021, junto con cuatro cuerpos más que ya se habían podido identificar y devolver a sus familias y nueve amputaciones.
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Hasta ahora, esta es la intervención en fosas de la Guerra Civil en Catalunya con más individuos localizados. Además, se encontró material médico, hecho que permitió corroborar que el espacio era un hospital militar. "En las fosas intervienen historiadores, arqueólogos, antropólogos y genetistas. Extraemos de todos los restos una muestra de ADN y lo cruzamos con el de las familias que nos lo han cedido y que hemos incorporado al programa de identificación genética", ha explicado el director general de Memoria Democrática de la Generalitat, Alfons Aragoneses, que ha valorado en el acto de reinhumación que "en una democracia avanzada como la nuestra no se puede permitir que haya personas enterradas en fosas". "Es importante sacar estos restos y darles una sepultura digna. Lucharon por la democracia y la república y se merecen un reposo digno", ha añadido.
Identificado Narcís Mediavilla
Entre los cuerpos había el de Narcís Mediavilla Cardó, un soldado que se ha podido identificar y se ha contactado con sus descendientes. Nació en 1906, en Barcelona. Era hijo del Ángel y Rosa y residía en l'Hospitalet de Llobregat, en donde era ebanista. Durante la Guerra Civil, formó parte del ejército republicano, adscrito al batallón 594 de la 149 Brigada Mixta, y desapareció en agosto de 1938; las últimas noticias lo situaban en Sant Guim de Freixenet. En el 2009 su nieto solicitó la búsqueda a la Generalitat de Catalunya y Narcís Mediavilla fue inscrito en el Censo de personas desaparecidas.
Posteriormente, la familia facilitó una muestra de ADN al Programa de identificación genética a fin de que su perfil genético pudiera ser comparado con los de los restos que se exhuman en las fosas intervenidas por la Dirección General de Memoria Democrática. El cruce de los datos genéticos de familiares y de restos exhumados dio indicios de parentesco con unos restos exhumados en la fosa del mas de Santa Magdalena. Para confirmar la identificación, la Dirección General pidió a la familia una muestra de ADN a la hija de Mediavilla, dado que la muestra de un familiar de primer grado permite confirmar la identidad de los restos con la máxima certeza posible. Una vez confirmado, la familia ha decidido que permanezca en el cementerio ebrense con el resto de sus compañeros. "Para nosotros es muy importante. No lo conocimos y tener información de él y saber todo lo que hacía es muy bonito", ha afirmado David Segarra Mediavilla, uno de los nietos presentes en el acto.
La familia, presente: "Alegría escéptica"
"Mi hermano y yo empezamos a hacer indagaciones en temas de memoria democrática sin demasiadas ilusiones de encontrar a nuestro abuelo", ha explicado a la ACN Xavier Segarra Mediavilla, nieto del soldado republicano. El proceso lo iniciaron en el 2009 y este año desde la dirección general de Memoria Democrática les informaron que había posibilitado que entre los restos encontrados en Santa Magdalena hubiera las de su antepasado, como se ha confirmado finalmente mediante el programa de identificación genética. Entre lo que ya sabían a través de la familia y lo que han descubierto a partir de las excavaciones ahora, explican, tienen un retrato más completo de cómo era su abuelo. "Hacía dibujos desde la trinchera. Dibujaba caras, que las dedicaba a su esposa," rememora David Segarra. Además, también enviaba cartas en las cuales explicaba el día a día al frente "siempre con un espíritu positivo, con la intención de transmitir que él se encontraba bien".
Una vez pudieron certificar la presencia de su abuelo en la fosa de la masía de Santa Magdalena, los nietos sintieron alegría. "No lo conocimos y tuvimos toda la información de él y supimos todo el qué hacía es muy bonito", ha detallado David Segarra. Sin embargo, entre el resto de la familia, la desaparición de Narcís Mediavilla había sido un tema bastante tabú. "Había un muro de silencio. Entendemos que fue tan traumático que la manera de sobrevivir para ellos fue hacer un muro de silencio", ha apuntado. De hecho, Xavier Segarra dice que su tía sintió "una alegría escéptica". "Para ella, su padre murió hace muchos años. Hubo cartas confusas cuando murió. Está contenta de haberlo encontrado, pero para ella es un capítulo cerrado", ha reflexionado Xavier Segarra.
Memoria democrática
En el cementerio de Móra d'Ebre se ha habilitado un pequeño espacio en el cual se han depositado las 173 cajas con los restos de los difuntos. Cada una de ellas etiquetada y con la información suficiente para que si, en el futuro, más familias proporcionan su ADN esté la posibilidad de compararlo con el de los cuerpos reinhumados. En la puerta, una placa conmemorativa recuerda a las víctimas del conflicto bélico. Para el alcalde de Móra d'Ebre, Rubén Biarnés, "tocaba tener un espacio en el cementerio donde puedan descansar, cerca de donde cayeron". El alcalde ha valorado que "es importante hacer un homenaje a estas personas" y ha recordado que todavía hay muchas familias que tienen que encontrar a sus difuntos.