Desde el 17 de agosto, Iván, de 13 años y víctima del atropello de la Rambla, se ha encontrado tres veces con los dos Guàrdia Urbanas, "sus swat", que se responsabilizaron de él durante las horas de confinamiento posteriores al atentado.

Aquel jueves, Iván andaba por el tramo central de la Rambla con su hermana pequeña, Daniela, su madre Yolanda y la abuela Carmen. Habían bajado de Campdevànol, a pocos minutos de Ripoll y donde habían crecido a los autores del atentado, a barcelonear durante el día. Fue después de comer y al salir de la Boqueria cuando la furgoneta empezó a bajar arrancando gritos a su paso. Fue el alboroto lo que activó la reacción de Yolanda, que estiró de la camiseta a Iván hacia ella y lo arrancó de la tragedia. El vehículo les pasó a un metro.

La madre estiró por la camiseta a Iván y lo arrancó de la tragedia. La furgoneta les pasó a un metro

Los cuatro se refugiaron en un local a pocos pasos del mosaico de Miró, en una tienda de cosméticos, con una decena de personas más. "Allí perdí la noción del tiempo, estábamos en choque", explica Ortiz. Hasta que la persiana del refugio se abrió. El primero que vieron fue la cara de Carlos, un agente de la unidad de apoyo de la Guardia Urbana, acompañado de su pareja de patrulla, Iban, que congeniaron rápidamente con Iván. Con la zona asegurada, horas después, pudieron ser desalojados y se prometieron que se volverían a ver.

Así ha sido, los dos policías ofrecieron a la família una visita guiada en las dependencias de la Guardia Urbana en la Zona Franca, durante meses han llamado a Iván para saber cómo se encontraba y se volvieron a encontrar cuándo hacía un año de los atentados, a la misma Rambla. Fue la primera vez que la familia volvió a pisarla.


Iván, con Carlos y el Iban, cuándo volvieron a la Rambla. Foto: Yolanda Ortiz

Las víctimas reclaman atención institucional

Ortiz lamenta que durante un año y medio no hayan recibido ninguna llamada para interesarse por la situación por parte de ninguna administración. "Las víctimas somos los grandes olvidados", expresa. Ortiz sólo salva a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que en un acto con víctimas y sin cámaras, se reunió con ellos con un trato "muy próximo".

Añade también que la única información y apoyo que han recibido ha sido por parte de la Unidad de Atención y Valoración de Afectados por Terrorismo, la UAVAT, dirigida por Robert Manrique. Por el contrario, le parece inadmisible el silencio por parte del ayuntamiento de Ripoll y su alcalde, también presidente de la Comisión de Investigación de los atentados, de la Generalitat y la Associació Catalana de Víctimes d'Organitzacions Terroristes. "Justo hace dos meses que los técnicos de convivencia y bienestar de Ripoll se han puesto en contacto conmigo, y ha sido por temas escolares" apunta. Iván empezará ahora primero de ESO en un nuevo instituto, dónde también estudian familiares de los miembros de la célula.

En un año y medio no han recibido ninguna llamada para interesarse por la situación por parte de ninguna administración

Justo después de los atentados el chico empezó a recibir ayuda psicológica, que se han pagado "de su bolsillo". Cuando la psicóloga detectó una ligera mejora, fue la madre quien se sometió al tratamiento. "Nos han quedado muchas secuelas de aquel día, no podemos estar en sitios donde haya multitud de gente o mucho ruido, estamos continuamente en alerta". Ortiz explica que el miedo en su cotidianidad ha aumentado aunque "por suerte" viven en un pueblo muy tranquilo "donde se conoce todo el mundo".

Ortiz asegura que han pasado dos años muy duros, hasta el punto de despertarse a las noches con ataques de ansiedad. "Recuperarse es difícil, pero olvidar es imposible", dice. En este sentido, agradece la escuela Pirineu de Campdevànol y su profesorado que se haya "extralimitarse en sus tareas" y el seguimiento constante de la situación a pesar de la falta de protocolos en estos casos.

Denegadas el 82% de las solicitudes de víctimas psicológicas

De hecho, la UAVAT sólo tiene constancia que se haya reconocido una víctima psicológica de los atentados del 17-A. Según datos de la organización, 117 personas han hecho trámites con el ministerio del Interior, de las cuales 77 han obtenido una respuesta. De estas, sólo 14 han sido reconocidas como víctimas del terrorismo. Se trata de 13 heridos físicos y uno psicológico. El ministerio del Interior ha denegado, así, la solicitud de las 63 personas restantes, todas ellas solicitantes como afectadas psicológicas, una cifra que representa el 82% de las solicitudes presentadas por los afectados de lesiones psicológicas.

La presidenta de la UAVAT, Sara Bosch, denuncia que se han endurecido los criterios para ser considerado víctima del terrorismo porque, en otros casos como los atentados de ETA, los criterios no eran tan restrictivos como los de ahora. De hecho, la única víctima psicológica que se ha reconocido ha sido porque justo después del atentado tuvo una baja laboral. Desde la UAVAT, sin embargo, han avisado de que las consecuencias psicológicas pueden aparecer más tarde y que pueden evolucionar negativamente.


Según la UAVAT, sólo 14 personas han sido reconocidas como víctimas del terrorismo. Una de ellas, como herida psicológica. Foto: Ayuntamiento de Barcelona.

Por su parte, el ministerio contradice estas informaciones y asegura que, a fecha de 31 de julio del 2019, ha reconocido la condición de víctima de terrorismo a 211 de las 408 personas que lo pidieron. Estas 211 personas han recibido ayudas por valor de 5.231.028,56 euros y dentro de este grupo, según los mismos datos de Interior, 88 corresponden a ayudas psicológicas y han recibido ya 52.799,66 euros.

En total, según los mismos datos del ministerio, desde el atentado y hasta el 31 de julio la administración ha recibido 549 solicitudes.