La primera agresión homófoba en el metro de Barcelona que llega a juicio, según el Observatorio contra la Homofobia, se ha celebrado este viernes. La magistrada del penal 20 de Barcelona ha juzgado a tres jóvenes, acusados junto con un menor, de haber agredido a un chico de 23 años por su orientación sexual, en la línea roja del metro, en el 2019. Los tres acusados solo han respondido a las preguntas de sus abogados, han negado la agresión y también que tengan animadversión a las personas homosexuales. Al final del juicio, la fiscal y las tres acusaciones han retirado la acusación al tercer joven, Esteban, el cual inicialmente era acusado de no impedir la agresión, y en el juicio ha afirmado que se quedó "quieto y apartado".
Para los otros dos acusados, la fiscal ha mantenido la petición de 5 años de prisión para cada uno por un delito de lesiones con la agravante por discriminación por razón de orientación sexual. Laia Serra, abogada de la víctima, les pide por el mismo delito 4 años de prisión y una indemnización de unos 11.000 euros. El Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat han ejercido de acusación popular. Los abogados de los jóvenes han pedido su absolución al asegurar que la víctima solamente ha identificado al menor como a su agresor, y que los vídeos "no aclaran" su participación.
La agresión, a las 6 de la mañana
La agresión pasó a las 6 de la mañana del 12 de enero de 2019. La víctima, Diego, llevaba una camiseta con un oso y ponía "Aliméntame que soy guapo" subió en la parada de Rocafort para ir a trabajar. Allí, un menor del grupo le dijo: ¿"Eres hombre o maricon"? Diego le dijo: "Maricón y tu tonto", y entonces el menor hizo burla de él, que se apartó al final del vagón y los cuatro jóvenes lo siguieron. Diego tocó el interfono del metro y alertó de que bajaría a la parada de Urquinaona, los chicos lo siguieron, y en un rellano lo agredieron, hasta que lo separaron tres vigilantes. En las conclusiones, la fiscal ha relatado que el menor (David) le dio primero un golpe en la espalda, Diego cayó al suelo, donde el menor le da patadas a la cara, mientras uno de los adultos (Jerson) le da dos puñetazos y patadas y lo coge, para que el menor le pegue, y un segundo adulto (Maicon) se pone a su lado para "permitir" la agresión y "sin ayudar" a la víctima.
"Ahora, no hago muestras de afecto en público"
La víctima ha declarado protegido por un biombo. "Me sentí frágil y vulnerable y me eché a llorar", ha confesado Diego en el juicio. Diego ha explicado que cuando estaba en el andén de Urquinaona notó un golpe en la espalda, cayó al suelo, se quiso defender, pero que al verse rodeado se protegió el cuerpo, mientras les decía que pararan. La víctima también ha explicado que desde el Ayuntamiento de Barcelona se le ofreció la asistencia psicológica, pero que durante un tiempo evitó ir en transporte público y ha añadido: "Ahora no doy la mano en público o no hago muestras de afecto en público." Y que, al final, se marchó un tiempo al pueblo ante "la ansiedad".
En el informe, su abogada, Laia Serra, ha insistido en el "móvil vejatorio y discriminatorio" de la acción del grupo de jóvenes, los cuales siguieron a la víctima, ya que bajaron expresamente en la parada del metro. Alternativamente, a la condena por lesiones, Serra ha propuesto una pena de 3 años y medio de prisión por el delito de maltratos y contra la integridad moral. Serra ha insistido en que la agresión ha provocado cambios personales en la vida de Diego, y que como sociedad no se puede permitir. La abogada también ha expuesto que los acusados nunca han pedido perdón en la víctima ni han consignado ninguna cantidad económica al juzgado.
El menor confiesa a medias
En el juicio, el menor, que ahora tiene 20 años, ha admitido que "le faltó el respeto y lo molestó", pero que no recuerda nada de la agresión, porque iba bebido. El chico admitió la agresión en un procedimiento en la jurisdicción de Menores y consignó 1.100 euros para la víctima. Además de las penas de prisión, la fiscalía pide que los dos acusados indemnicen a la víctima con 7.000 euros por el daño y perjuicio estético sufrido y 2.000 euros más por el daño moral.
Uno de los dos vigilantes que actuaron ha asegurado que "solo eran dos jóvenes" los que agredían a Diego cuando estaba en el suelo, aunque no eran al inicio de los hechos. El segundo vigilante, sin embargo, ha declarado que quien lo agredían eran "tres chicos" y que "estaban encima de él", y después la víctima, una vez con ellos, "estaba muy nerviosa". Este vigilante ha asegurado que ninguno de los jóvenes intentaba separar a los otros de la agresión, en respuesta a un abogado de la defensa. Un agente de los Mossos ha declarado que la víctima les explicó el incidente y que de los dos agresores, solamente reconocía al menor, que lo había insultado dentro del vagón. En el juicio, también se han visionado las imágenes del interior del metro y de la agresión. En finalizar el juicio, los dos acusados no han usado el derecho a la última palabra.