Cristina Vila (Olot, 1980) es socióloga especializada en igualdad de género. Desde hace unos cuantos años trabaja para escuelas, administraciones y llevando a cabo proyectos con la finalidad de que niños y niñas reciban la misma educación. Vila asegura estar convencida de que el mejor sistema educativo que existe es aquel que se basa en la coeducación, educar con y para la igualdad de género.
En una conversación con ElNacional.cat desde un balcón con vistas a las casas del Onyar, en Girona, Vila nos ayuda a identificar algunas de las carencias del actual sistema educativo y nos ofrece pautas para corregir aquellos rasgos que tenemos incorporados y que, de forma inconsciente, enseñamos a la infancia, creando desigualdad entre los hombres y mujeres que se convertirán en un futuro.
Como acabarías la siguiente frase: "El mejor sistema educativo que existe..."
Es el modelo de escuela realmente equitativa, justa, que promueve la igualdad de trato y de género, un modelo de escuela coeducativa; aquella que a pesar de tener a los niños en el mismo espacio, tienes en cuenta cuáles son los estereotipos de género, los prejuicios, las desigualdades, el sexismo y, por lo tanto, adoptas medidas para corregirlo.
¿Nos podrías poner algunos ejemplos?
Es la escuela que tiene en cuenta el lenguaje que utiliza y ve que si no se nombran las niñas o los colectivos LGTBI+, todos aquellos que no se adecuan al modelo de masculinidad y feminidad tradicional, quedan invisibilizados. Una escuela que intenta encontrar referentes de mujeres y de otros colectivos no normativos, incorporándolos en sus aprendizajes. Es la escuela que identifica como tiene distribuidos los espacios de recreo, del juego, que tiene en cuenta como distribuye su aula, qué contenidos explica y si explica cuáles han sido las aportaciones de las mujeres a la historia.
Tenemos que poner énfasis y ver que es aquello que a los niños se les ha privado en su socialización y fomentar mucho más su parte emocional, la vertiente más sensible. Con las niñas hay que fomentar el espíritu de creer mucho más en ellas mismas, de apoderarlas, darles seguridad al ocupar espacios, al dar valor a su voz. La escuela coeducativa tiene en cuenta todas estas desigualdades de las que partimos y aporta medidas correctoras, garantizando la igualdad y previendo muchos tipos de violencia que tienen la base en una sociedad machista.
¿Una violencia, la machista, que tiene su base en la infancia?
La violencia machista se sustenta en una base cultural y es una violencia estructural, es la misma sociedad la que la reproduce y la transmite. Desde la escuela, desde diferentes canales que rodean la vida de una criatura, muchas veces se fomentan elementos o ingredientes que pueden acabar desarrollando esta violencia. Por ejemplo: el hecho de que no te tengan en cuenta con el lenguaje, la invisibilidad de las mujeres, la hipersexualización y la cosificación de las niñas desde una edad muy temprana, entre otros, son factores que las sitúa en una posición de inferioridad respecto a los hombres. Cuándo hipersexualizas, que significa valorar a una persona por la atracción sexual que te despierta y valorarla sólo por la parte superficial, el físico, lo que haces es situarla en una posición de inferioridad, como si se tratara de un objeto.
La violencia machista parte de una idea de superioridad y de poder y eso te permite deshumanizar a la otra, es decir, cosificar
Las criaturas tienen acceso a un tipo de vídeos (musicales, pornográficos, etc.) donde están interiorizando y normalizando una forma de relacionarse que, cuando las personas adultas lo analizamos, observamos que es un bombardeo de mensajes que les dicen que es normal relacionarse desde una posición de desigualdad; que es normal hipersexualizar a las niñas y que es normal vivir la sexualidad de esta forma. Nos damos cuenta de que hace falta mucha educación afectiva y sexual. Es muy importante relacionar todos aquellos elementos que forman parte de la infancia con la violencia machista.
Uno de los ejercicios que propones es analizar los juguetes. ¿Qué nos dicen estos?
Muchos de los juguetes dirigidos a las niñas van encaminados a, de forma inconsciente, gustar y ser para el otro. Contienen elementos para ser bonitas, sumisas, obedientes, a estar calladas y a complacer. Lo mismo pasa con los niños, donde muchos de los juguetes o deportes que hacen predomina el hecho de demostrar autoridad, la fuerza, a no expresar los sentimientos, a disimular el miedo. No somos conscientes de ello, pero lo estamos transmitiendo a través de muchos canales y de manera inconsciente. Eso son algunos de los ingredientes de la violencia machista que se han empezado a fomentar desde la infancia.
Todavía nos encontramos en una socialización basada en educar niños y niñas para que encajen con un modelo tradicional de masculinidad y de feminidad
Cuando formas parte del colectivo social que ha sido menos valorado y reconocido, te esfuerzas más por salir. Cuando a ti siempre te han dicho a través del lenguaje simbólico que formas parte del grupo dominante, el que tiene el poder, vives en una situación más cómoda. Tenemos que enseñar a los niños que a pesar de tener este poder no lo tienen que utilizar, que vean a las niñas como personas y no como objetos.
La violencia o una agresión sexual no es un impulso de aquel hombre que no ha sabido controlar; es la demostración de que yo tengo el poder sobre tu cuerpo y tu sexualidad y que tú no lo tienes
También analizas los insultos
Tras un insulto, se esconden muchas cosas. Normalmente los niños son el maricón, capullo, subnormal, mongolo, atrasado... muchos insultos relacionados con la diversidad funcional. Las niñas,en cambio, acostumbran a ser las "putas, zorras, guarras, frescas..." relacionados con su sexualidad y con su aspecto físico.
Tras un insulto hay una calidad que supuestamente tendrías que tener para cumplir con el modelo de masculinidad y que no tienes. Por ejemplo: "Maricón" quiere decir que según el modelo de masculinidad tradicional, tendrías que ser súper heterosexual, demostrarlo y ser viril. Como los niños están más reconocidos por su inteligencia y no tanto por su cuerpo, reciben insultos relacionados con la capacidad intelectual. En cambio, una mujer que hace uso de su sexualidad como le da la gana es una mujer libre y, por lo tanto, la castigo diciéndole que si haces eso, serás una puta, una guarra o una fea y gorda, porque para ser valorada no encajas dentro del modelo.
Al dejar de ser guapa y joven pierdes valores sociales porque ya no eres visible para complacer la mirada del hombre heterosexual
El sistema sexo-género, es decir, por tus genitales yo te coloco en este género o en el otro, genera multitud de violencias, bullings, homofobia y violencia machista. ¡Se tiene que trabajar esta base!
¿Con qué escuela se han encontrado los niños y niñas que este año han empezado el curso escolar?
Hace unos tres o cuatro años atrás, las escuelas creían de forma inconsciente que no les hacía falta trabajar temas de igualdad porque se daba por hecho que ya lo trabajaban. No percibían que, a veces y sin querer, tenían un trato o explicaban contenidos o referentes desiguales. Ahora, en cambio, hay muchas escuelas que han tomado conciencia, que se han mostrado interesadas en hacer proyectos de coeducación. Hace unos años te preguntaban qué era eso de la coeducación y si hacía falta, ahora nos lo están pidiendo porque ven que el sexismo impregna en su día. Ven formas de relacionarse machistas.
Muchas escuelas con una cosa tan sencilla como es poner nombre en las aulas, tienen ahora en cuenta que las niñas tengan referentes de mujeres, ya que durante mucho tiempo se las ha invisibilizado y es un tema de justicia recuperar la genealogía femenina, las niñas tienen que ver que hay referentes femeninas.
Cristina Vila hizo un vídeo que se viralizó rápidamente por las redes sociales donde denunciaba, una vez más, el final de los cuentos.
¿En las escuelas del siglo XXI, cuál es el final de los cuentos que encontramos?
El otro día leía Marina Subirats, una referente del mundo coeducativo, y comentaba que si quisiéramos eliminar todos los cuentos que contienen sexismo nos quedaríamos sin, porque están prácticamente en todas las bibliotecas. Lo que tenemos que hacer es tomar conciencia, saberlo y trabajarlo con el alumnado.
Los cuentos tradicionales no los tenemos que eliminar, tienen que ser una oportunidad para ver de dónde venimos. Si no conocemos nuestro pasado, de qué sociedad partimos, no podremos valorar el presente ni cambiar el futuro
Propongo a las escuelas que nos sumerjamos en la vida escolar para hacer un proyecto donde profesorado, alumnado, monitorización y familias analicen diferentes aspectos y ámbitos con perspectiva de género: equilibrio de personajes femeninos y masculinos en los libros de texto, la presencia de personajes con identidades de género no normativos, equilibrio en el reparto de tareas, actividades, maneras de ser y de expresarse, etc. En el momento en que estás analizando el sexismo, ya trabajas y percibes todo eso.
¿Es difícil cambiar los valores educacionales?
Una vez empiezas a descubrir el sexismo y ver cómo actúa, realmente es muy emocionante saber cómo lo puedes cambiar. Venimos de una tradición que ha dado por hecho que había una normalidad, una serie de inercias sociales y culturales. De golpe paramos, creamos un espacio de debate y reflexionamos. ¡De aquí salen unas propuestas de cambio y este cambio, es motivador! Hay personas pero que los procesos de cambio los viven con más resistencia, porque tienen que salir de una comodidad, de una rutina y, de golpe, tienen que cambiar su paradigma. No podemos ir rápido, cada uno necesita su proceso.
¿Y las familias, qué papel juegan?
Muchas veces damos sólo la responsabilidad a la escuela y pienso que las familias también tienen que ver que pueden coeducar desde casa y aquí he percibido otro cambio. Hace un tiempo, la intervención que podías hacer con familias se limitaba a una simple charla. Muchas familias ahora se están dando cuenta de que este cambio requiere que todo el mundo juegue su papel, como familias, padres y madres, el hecho de dar modelos de referencia igualitarios y cambiar algunas inercias, es necesario. Algunas escuelas ofrecen aparte de charlas, formaciones para familias que quieren ir más allá.
Sin ir más lejos, aquí en Girona encontramos dos escuelas que segregan por sexo, ¿qué piensas?
Desde el trabajo con perspectiva LGTBI+ se están haciendo muchos esfuerzos para que las personas sean libres de escoger la identidad que quieran, pudiendo expresarse de forma masculina, femenina, andrógena o sentirse no binarias.
Dividir a las personas por los genitales, por lo que tienen entre piernas, no lo comprendo
Si partes de la base que quieres romper con este sistema binario que clasifica a las personas en función del sexo, que nos clasifica como hombres y mujeres y nos intenta amoldar a ser, pensar y expresarnos de manera diferente, lo que tenemos que intentar es que se pueda escoger lo que se quiere ser y no estar sometidos a estos moldes tan rígidos. Desde el punto de vista coeducativo son valores que no casan por ningún sitio.
¿Cuál tiene que ser la función de la administración con este proceso de transformación y evolución?
El papel de las administraciones públicas es muy importante porque como tal, tienen una responsabilidad hacia su ciudadanía. Una responsabilidad que pasa para situar las políticas en el centro de las personas. Tienen que tener presente todas las desigualdades que pueden rodearlas en función de su género asignado, de su origen cultural, de si tienen una diversidad funcional, lo que conocemos como la mirada interseccional.
Una administración pública tiene que garantizar que su ciudadanía tenga un acceso igualitario a los recursos, disponga de las mismas oportunidades de vivir en el espacio público, en el espacio privado, pero sobre todo, con seguridad. Pongo el ejemplo de violencias sexuales en el espacio público. Por la manera como hemos sido socializados las mujeres no pueden disfrutar de los espacios públicos en igualdad de condiciones que los hombres porque, de alguna manera, cuando su cuerpo y su sexualidad cruzan este espacio, son vistas como un cuerpo disponible para el otro. Todo eso se tiene que aprender a la escuela y a la familia. Las administraciones tienen que poner todos los recursos necesarios para garantizar que las criaturas tengan un acceso igualitario a esta educación.
¿Con qué escuela te gustaría que se encontraran nuestros hijos e hijas en un futuro no muy lejano?
En una escuela que tenga una mirada inclusiva, que sitúe en el centro de su educación una enseñanza de cuidar al resto, de respetar a la otra persona. Me gustaría que tuviera en cuenta la violencia verbal que hay y que la frenara. Muchas veces, eso que percibimos como "cosas de niños", sumadas, generan otras violencias. Me gustaría encontrarme con una escuela donde cada situación de estas, por muy escasa que pueda parecer, la trabajara y fomentara el crecimiento común donde la base estuviera el buen trato.