La juventud está siendo uno de los sectores de la sociedad más castigados por la pandemia del coronavirus. Universidades cerradas, bares fuera de servicio, liguillas deportivas suspendidas y una situación próxima a un confinamiento domiciliario durante los fines de semana, dibujan un panorama ciertamente desolador por buena parte de la juventud catalana.

Centrándonos en, precisamente, los fines de semana, no sólo la juventud sino que un total de 100.000 niños y adolescentes, acompañados de cerca de 20.000 caps y monitores, han visto cómo les volvían a prohibir los caus, los esplais y, en definitiva, cualquier tipo de educación que no fuera la formal, la impartida por escuelas e institutos. Así pues, la educación en el tiempo libre veía a finales de octubre cómo, viajando en un maléfico tren del tiempo desgraciadamente ya conocido, la volvían a censurar y obligar a hacer su actividad de forma telemática. Un auténtico jarrón de agua fría para un colectivo que, a pesar de haber sufrido esta misma situación durante los últimos cuatro meses del curso anterior, había conseguido renacer de las cenizas y hacer los posibles para que miles de niños y jóvenes en Catalunya pudieran disfrutar de unos campamentos de verano en la naturaleza. Es por todo eso que hoy queremos recoger el testimonio de Guillem, Bruna y Maria, tres miembros de diferentes Agrupamientos Scouts de nuestro país, para que nos expliquen como vivieron y viven todavía a día de hoy la situación que sufre la educación en el tiempo libre y, de rebote, como esta creen que afecta a los niños y jóvenes de sus caus.

Guillem Gottschalk: "La agilidad con la que los agrupamientos se han adaptado a la actividad telemática ha sido brutal"

Guillem está a punto de hacer 27 años y lleva nueve vinculado al escultismo. Después de pasar por el AEiG Pare Beltràn, en Sant Andreu del Palomar, quiso seguir haciendo servicio en el Sector 2 del Barcelonès, en este caso desarrollando tareas asociativas de coordinación y representación como comisario. Ahora y, desde hace tres años, se encarga de estas mismas tareas pero a mayor escala, coordinando todos los agrupamientos de los diferentes sectores del Barcelonès. Nos explica que la tarea de los agrupamientos scouts y de todo el sector en sentido amplio ha sido crucial para ayudar a humanizar una situación que está dejando atrás a muchos valores como la educación, la participación y las relaciones sociales en general.

Guillem disfrutando de unos campamentos de verano

Al fin y al cabo, se trata de personas voluntarias, sin ánimo de lucro, al servicio de la sociedad a través de la educación."

Destaca especialmente la rapidez con la que los agrupamientos han querido continuar con su tarea pedagógica de manera virtual, desde el mes de marzo hasta prácticamente a día de hoy. Aun así, reconoce que cada cau se ha adaptado tan bien como ha podido, de acuerdo con sus posibilidades y voluntades. Al fin y al cabo, dice, se trata de personas voluntarias, sin ánimo de lucro, al servicio de la sociedad a través de la educación. En este sentido, desde Demarcación así como desde muchos otros niveles, Guillem nos dice que se trabaja constantemente para que ningún niño se quede sin educación en el tiempo libre por motivos económicos. Desgraciadamente, apunta que disponer de locales con garantías en la ciudad de Barcelona para entidades sin finalidades económicas deviene toda una quimera cada vez más compleja.

Bruna Rovira: "Estoy dispuesta a reinventarme tantas veces sea necesario"

Bruna tiene 22 años y desde los seis que forma parte del mismo cau, el Agrupamiento Scout y Guía Mare de Déu de Núria, de la Derecha del Eixample barcelonesa. Los hijos de unos amigos de los padres iban allí y ella no podía ser menos. Cuando tiene que mencionar algún rasgo singular de su cau, lo tiene claro. Allí, los Caps de Agrupamiento y los Tesoreros no son jóvenes (o al menos no tan jóvenes) como el resto de agrupamientos, sino que acostumbran a ser padres.

El año pasado ella era cap de Pioners i Caravel·les, la unidad que comprende a los jóvenes de los catorce a los diecisiete años, y la pandemia los cogió en un momento del curso en el qué ya se empezaban a conocer y adquirir más confianza entre toda la unidad, caps incluidas. Nos explica que el hecho de tener que pasar a hacer toda la actividad de forma telemática rompió muy bruscamente toda la dinámica generada a lo largo del curso. Asegura que el hecho de trabajar con familias de un estatus económico bastante correcto y mayoritariamente bien estructuradas propició que la disciplina y el ritmo de los caus no se acabara de perder en ningún momento, pues la totalidad de los jóvenes disponían de los recursos necesarios para seguirse conectando y respondiendo bastante positivamente en los caus telemáticos. Aun así, afirma que no se puede comparar con la actividad presencial. Al fin y al cabo, dice, los jóvenes no dejaban de estar pasando por un momento difícil, cerrados en casa. El hecho de verlos a ellos desmotivados admite que le pasaba factura. El desgaste era inevitable por ambas partes, concluye.

El hecho de trabajar con familias de un estatus económico bastante correcto y mayoritariamente bien estructuradas propició que la disciplina y el ritmo de los caus no se acabara de perder en ningún momento."

Bruna, durante unos campamentos de verano

Este año, Bruna hace de cap a los Ràngers i Noies Guia, niños y jóvenes entre los once y los catorce años, y explica que la reanudación de esta actividad telemática ha sido muy diferente a la del curso anterior. Se nota, asegura, que han ganado experiencia. Dice que ahora se organizan los caus de manera diferente y que, por ejemplo, han pasado a dedicar siempre un espacio más enfocado a la reflexión personal y otro de más lúdico, como prepararse la merienda y comerla todos juntos, a través de videollamada, claro está. Afirma también que las diferencias entre unos jóvenes de dieciséis y unos de doce años a la hora de entomar esta situación es fácil de apreciar. Mientras unos Pioners i Caravel·les necesitan como el pan de cada día el contacto social y un espacio de seguridad donde poder cultivar buenas y profundas amistades, unos Ràngers i Noies Guia todavía están más enfocados a descubrir lo desconocido. Con los pequeños resulta más sencillo tenerlos ante una videollamada durante un par de horas, sentencia. "No vamos a rendirnos", acaba.

Estoy dispuesta a reinventarme, si hace falta, con el fin de seguir ofreciendo una propuesta educativa y pedagógica esencial para el crecimiento de niños y jóvenes."

Maria Gil: "Me da rabia que mucha gente piense que el tiempo libre es sólo jugar."

Maria tiene 20 años y lleva ocho vinculada al escultismo. Una conocida no le paraba de explicar historias y anécdotas vividas en el cau, hasta que un buen día ya no se pudo privar más y decidió sumarse. Entró en la unidad de Pioners i Caravel·les del AEiG Santa Eulàlia, situado en lo alto del Passeig de Maragall de Barcelona, y de momento todavía no se ha movido. Hoy hace de animadora de Truc, es decir, es la dinamizadora de un grupo reducido de jóvenes que están viviendo su último año en el cau antes de, si lo quieren, pasar a ser caps. Para ella, su cau es un punto de encuentro entre familias muy diversas a nivel de recursos y de origen, con el único objetivo común que niños y jóvenes puedan crecer y formarse como ciudadanos. Este hecho, considera, es lo que hace del Santa Eulàlia un cau con un espíritu ciertamente especial.

El Santa Eulàlia es un punto de encuentro entre familias muy diversas a nivel de recursos y de origen, con el único objetivo común que niños y jóvenes puedan crecer y formarse como ciudadanos"

Maria, animadora de Truc de l'AEiG Santa Eulàlia

Al preguntarle por como ha cambiado la tarea del Agrupamiento con las restricciones por la pandemia, Maria es directa y contundente. Asegura que el hecho de tener que hacer la actividad telemáticamente provoca que la educación en el tiempo libre no pueda ser trabajada de forma completa, pues, dice, te ves obligada a dejar de lado aspectos de una importancia vital como el vínculo directo con el niño, la gestión emocional o la resolución de conflictos. Además, asegura que dentro de su cau son muchos los niños que se han visto obligados a abandonar la dinámica del curso, pues por falta de recursos tecnológicos les es imposible seguir con la actividad de forma telemática. Muchos de ellos, especialmente este sector que no tiene acceso a todas las herramientas tecnológicas, necesitan el cau como el aire que respiran, pues éste acostumbra a representar el único espacio en el cual pueden ser ellos mismos y así desconectar del entorno en el qué viven. En este sentido, concluye, la educación en el tiempo libre presencial es más que imprescindible.

Muchos niños necesitan el cau como el aire que respiran, pues éste acostumbra a representar el único espacio en el cual pueden estar ellos mismos y así desconectar del entorno en el qué viven. "

Maria, asegura, se siente frustrada por el hecho de no disponer de suficientes recursos para seguir adelante con el proyecto educativo en estas difíciles condiciones y no poder así abastecer todas las necesidades que sus jóvenes piden. Añade que le da mucha rabia que un grueso importante de gente tenga la idea de que el tiempo libre es sólo jugar, pues todas las actividades que se piensan, dice, están dotadas de un trasfondo pedagógico que considera que ni se ve ni se valora bastante por parte de la ciudadanía y, sobre todo, las instituciones.

Me da rabia que mucha gente piense que el ocio es sólo jugar."

Para ella, propiciar que niños y jóvenes sigan creando vínculos entre ellos al mismo tiempo que se divierten tendría que ser fundamental, pero piensa que a día de hoy eso no es interpretado así para muchos.

 

Finalmente, todos ellos coinciden en asegurar que la educación en el tiempo libre no es tan sólo segura, sino que se trata de un elemento prácticamente imprescindible. Dejando de lado los poquísimos contagios registrados en el ámbito del ocio, según el balance presentado por el Govern a finales de verano, los tres concluyen que en un momento de aislamiento y alienación como el que nos ha tocado vivir, en el cual se está demostrando que niños y jóvenes resultan ser los mayores perjudicados en cuestiones emocionales y sociales, el escultismo y el guiaje promovido por los agrupamientos pasa a ser un hecho esperanzador para muchos y un punto de apoyo y seguridad en la incertidumbre. Veremos si, finalmente, ésta deja de ser sólo su opinión y pasa a ser una certeza compartida ampliamente por la sociedad y, especialmente, por las instituciones que la dirigen.