La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha presentado este miércoles, 3 de mayo, el borrador del Plan Especial de Sequías de la Demarcación Hidrográfica del Ebro y ha advertido que "casi con total seguridad" el Eje del Ebro y el Baix Ebre, junto con las cuencas del Aragón, el Arba y el Iregua, entrarán en situación de emergencia. "Casi con total seguridad, entrarán en emergencia y serán candidatas a entrar en la situación excepcional por sequía extraordinaria", ha declarado la presidenta de la CHE, Maria Dolores Pascual Vallés, una semana después de que el organismo declarara el estado de excepcionalidad en la cuenca del Segre.
La CHE ha celebrado una jornada para explicar las características de este plan de sequía, que estará abierto a consulta pública para recibir aportaciones hasta el próximo 30 de junio. El jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHE, Miguel Ángel García Vera ha sido el encargado de explicar el sistema de indicadores por el cual se guía este plan para adoptar las medidas correspondientes. El primer nivel es el de prealerta, que implica la adopción de medidas de concienciación; en el siguiente nivel, la alerta, hace falta empezar a preocuparse e insistir en la necesidad de ahorro y reparto de recursos. Las restricciones llegan con el estado de emergencia, que también implica prorrateos de los regantes y medidas severas en los abastecimientos. Finalmente, en el caso de una situación muy crítica, el plan regula el procedimiento para declarar la situación excepcional por sequía extraordinaria, como pasó la semana pasada en la cuenca del Segre, y se procede a intensificar el ahorro e involucrar otras instituciones.
En este sentido, García Vera ha pedido a los ayuntamientos que sean conscientes de la situación en que se encuentra la cuenca del Ebro gracias a estos indicadores recogidos en el plan de sequías, y sepan así el tipo de medidas que hay que adoptar. "Llega un momento en que las medidas son duras porque no hay agua y eso es una cosa con la que convivimos en todos los países de clima semiárido del mundo", ha lamentado. Sobre los caudales ecológicos, García Vera ha advertido que "en caso de que haya sequía, se admite una reducción del caudal de hasta el 40%" de las masas de agua, tal como se recoge en la normativa actual, siendo un ajuste del nivel del agua sin riesgo ambiental que se efectuaría solo en una situación de emergencia.
La necesidad de planificar las sequías
El nuevo documento analiza las sequías históricas desde el año 80 que, según ha resumido Vera, "la tradición dice que en España se producen cada 5 años", frecuencia que con el cambio climático "puede ser mayor" y aumentar la probabilidad de un 20% a un 25%. En este sentido, el jefe de Planificación ha comparado el actual con la sequía del año 89-90, que fue, ha dicho, "muy dura", así como lo fue en Aragón la de 1995. Por eso, ha reivindicado que las sequías se tienen que planificar, y ha defendido la ejecución de un plan como este para ser "un documento estratégico y de planificación" que "analiza la historia de las sequías desde los años 80" y sirve para "ejecutar los protocolos de actuación o los indicadores de situación, entre otros."
Este nuevo plan de sequías sustituirá el Plan Hidrológico del 2018 y se prevé que se pueda aprobar antes de finales de año. La mayoría de novedades son de carácter técnico, aunque se actualizan los datos con el plan hidrológico aprobado este año; los indicadores con los nuevos embalses en funcionamiento, y se introducen ajustes a la definición de las unidades territoriales, ya que el bajo Ebro se ha dividido en dos y se han vuelto a consultar todas las comunidades con respecto a los protocolos de actuación.