Jueves, 11 de mayo. Es el día que Desokupa, una empresa que se dedica a desocupar casas, había puesto como fecha límite para presionar y conseguir que las autoridades judiciales ordenaran entrar en las casas okupas la Ruïna y el Kubo, en la Bonanova, en la parte alta de Barcelona. Si los jueces no actuaban y ordenaban a los Mossos d'Esquadra desalojar a la cincuentena de okupas que viven en estas dos casas junto a la plaza de la Bonanova, aseguraron que lo harían ellos.

Ya ha llegado el día D, pero no habrá desalojo. Ni judicial con los Mossos ni extrajudicial con Desokupa —una empresa con vínculos con la extrema derecha y que utiliza un discurso muy duro contra los okupas—. Los okupas de las dos casas seguirán en la casa hasta el mes de junio, cuando se prevé que el juzgado de instrucción 29 de Barcelona ordene el desalojo de la Ruïna y se pueda hacer el desalojo de las dos edificaciones. El Kubo, como adelantó ElNacional.cat, ya tenía orden de desalojo para el 23 de marzo, pero la policía pidió al juez detenerlo hasta no tener las dos órdenes para poder ser más efectivo en el desalojo.

Imágenes del interior de una de las casas okupas en la Bonanova, en Barcelona / Eva Parey

Esta zona de la ciudad de Barcelona, en un ecosistema concreto, en la parte alta de la capital de Catalunya, justo en medio de Sant Gervasi, se ha convertido los últimos días en un polvorín. Muchos vecinos han explicado que la situación de convivencia se ha degradado los últimos meses y, con las elecciones al vuelco de la calle, todo se encendió hace tres de semanas, cuando un grupo de okupas salió del Kubo e intentó reventar un acto que partidos de la derecha española organizaron para protestar contra las ocupaciones para calentar la precampaña.

Espiral de tensión donde todo el mundo intenta mojar

Desde entonces, una espiral sin tregua ha provocado dispositivos policiales de grandes dimensiones para evitar disturbios e incidentes de madrugada. Los okupas de la Ruïna y el Kubo han denunciado que les han intentado quemar la puerta y que les tiran botellas de cristal. Los vecinos, en cambio, denuncian la inseguridad que se vive en el barrio y se han filtrado imágenes donde se ve a personas saliendo de las casas okupas con las caras tapadas y un hacha.

Agentes de los Mossos en el exterior de una de las dos casas okupas de la Bonanova de Barcelona / Eva Parey

El último episodio se vivirá la tarde de este jueves. Grupos de apoyo a los okupas han convocado una manifestación que arrancará a las seis de la tarde desde la plaza de Lesseps y que llegará a la Bonanova. El objetivo, dicen, es seguir con "la autodefensa" y defender las dos edificaciones okupadas, donde aseguran que se hacen decenas de actividades sociales y políticas, de las amenazas de Desokupa. A las ocho de la tarde, directamente en la plaza, la empresa ha convocado una marcha y una manifestación con vecinos del barrio para pedir el desalojo.

Desokupa vira el discurso 24 horas antes

Si bien hasta el martes a última hora de la tarde Desokupa aseguraba que su intención era plantar cara a los Mossos y entrar en la casa, de manera extrajudicial e ilegal, y desalojar las dos casas, este miércoles por la tarde el jefe de la empresa ya ha bajado el tono y ha asegurado que no se enfrentará a la policía y que no asaltará la casa okupa. Desde la empresa, junto con unos vecinos, han reclamado medidas cautelares al juzgado que lleva el proceso de desalojo, asegurando que hay un problema de inseguridad en el barrio y los okupas están cometiendo delitos. Han reunido una quincena de vídeos grabados por los vecinos para demostrar, según ellos, los graves incidentes que se han producido los últimos días y forzar al juez a actuar cuanto antes, "entrar en las dos casas y detenerlos".

Desokupa ha encontrado en esta vía —que también seguirá Sareb, la propiedad, el día 24, cuando está previsto un juicio por este caso— una manera de seguir haciendo ruido pero evitar tener que cumplir la promesa de entrar por la fuerza en las dos casas okupadas y desalojarlas. Los Mossos han abierto vías de negociación con la empresa para intentar canalizar la protesta de este jueves, evitar una escabechina y avisar a Desokupa que hacerlo podría acabar siendo un delito grave. Con todo, las medidas cautelares que ha pedido Desokupa no llegarán, creen los Mossos, antes de acabar el mes de mayo —y antes de las elecciones.

Dispositivo policial para evitar el enfrentamiento

Para la tarde de este jueves los Mossos han organizado un dispositivo de grandes dimensiones, como hacía tiempo que no se veía en la ciudad de Barcelona. El objetivo será evitar que las dos manifestaciones convocadas se lleguen a encontrar. La Brigada Móvil (Brimo) encapsulará a los manifestantes okupas desde Lesseps hasta la calle de Sant Joan de la Salle, por la parte montaña de la calle, para evitar que pasen por la plaza de la Bonanova, que será impermeable. En la parte mar de la plaza, los Mossos colocarán, bajo la vigilancia de la ARRO, a los vecinos convocados por Desokupa. La empresa ha asegurado que ha pedido poder acceder a la plaza, un extremo que ahora mismo la operativa policial, no contempla, según ha podido saber ElNacional.cat.

Un agente de la Brigada Móvil de los Mossos, en la plaza de la Bonanova de Barcelona / Eva Parey

Qué pasará este jueves por la tarde en la parte alta de Barcelona no lo sabe nadie, tampoco la Mare de Déu de la Bonanova ni los santos Gervasi y Protasi, que presiden la plaza, en una bella iglesia neo-renacentista. La fuerza que desplegará a la policía catalana, con efectivos de orden público, Información y medios aéreos hace prever que se podrá contener a los dos grupos enfrentados y que se evitará una batalla campal. Lo que hace sufrir son los episodios de violencia que se puedan generar de madrugada o durante las noches que vienen. La policía catalana mantendrá la presencia con agentes uniformados y de paisano hasta que se desescale la tensión.

Los principales perjudicados, los vecinos

Puede parecer la falacia del falso dilema. "Okupas o Desokupa", braman los que quieren pescar en río revuelto. Pero hay un camino del medio, los vecinos que están hartos de los okupas, pero que no compran los métodos ni los aliados de Daniel Esteve y sus Desokupa. Este ambiente ha puesto el foco en la Bonanova, un lugar donde casi siempre las cosas malas que pasan se explican con sordina, y los vecinos, si bien quieren una solución a esta ocupación que hace años que dura y que no está integrada en el barrio, no quieren que un grupúsculo vinculado a la extrema derecha haga justicia por su cuenta.

Algunos comerciantes aseguran a ElNacional.cat que es igual de falaz decir que los okupas no generan problemas en el barrio y que no hay una sensación de inseguridad en la zona, como también lo es decir que todo el barrio quiere que Desokupa entre en la fuerza en las dos casas. Lo que sí que aseguran es que los principales perjudicados son ellos, los vecinos.

Sospechan que, pasadas las elecciones, los candidatos de Vox, Valents y Ciudadanos se marcharán del barrio y los volverán a dejar solos. Igual de solos que los ha dejado una justicia que durante años no ha podido arreglar la ocupación ilegal de estas dos casas en el corazón de Sant Gervasi y que ha acabado provocando esta espiral electoralista donde quien más ha sufrido son los vecinos del barrio. Ellos mismos también lamentan el papel que ha jugado el Ayuntamiento de Barcelona, con la alcaldesa Ada Colau al frente, que se ha puesto de perfil para "no erosionar su imagen ante los colectivos okupas", aseguran.