A menudo, no hay que ir muy lejos para descubrir lugares con una amplia riqueza natural y cultural. La comarca del Garraf es el ejemplo perfecto. El mar, las montañas, las viñas y el río Foix son los principales alicientes de la zona. El proyecto Garraf: caminos, patrimonio y naturaleza busca aglutinar en un relato común las iniciativas de los municipios, relacionadas con la promoción del Garraf en el ámbito patrimonial y natural.
Garraf: caminos, patrimonio y naturaleza apuesta por la consolidación, coordinación y divulgación de las rutas azules (cerca de mar) y verdes (por el interior de la comarca), creando unos recorridos que ligan naturaleza y cultura con el propósito de buscar un turismo de calidad basado en el bienestar y la salud.
Si te gusta caminar o ir en bicicleta, puedes descubrir el Garraf a través de dieciocho itinerarios que encontrarás recogidos en el portal web de rutesgarraf.cat. Desde ElNacional.cat te proponemos algunos de los puntos que te servirán como cata de la riqueza de la comarca.
La herencia de los indianos, en el Centro de Interpretación de Sant Pere de Ribes
Los municipios que forman parte del Garraf tienen una larga historia vinculada al mar, tanto por su tradición pesquera como por la importancia histórica del comercio marítimo. En este sentido, resulta especialmente interesante el legado del siglo XIX: los viajes a diferentes puntos del continente americano, sobre todo a Cuba, enriquecieron a algunos comerciantes de la comarca, denominados indianos o americanos y una parte del dinero les invirtieron en edificios que hoy son parte de su patrimonio arquitectónico y artístico. Podrás conocer su historia en el Centro de Interpretación de los Americanos, un espacio adosado a la Casa Consistorial de Sant Pere de Ribes. El Centro de Interpretación presenta de forma expositiva el legado de las personas catalanas y de Sant Pere de Ribes que emigraron a América.
Patrimonio y naturaleza, junto al mar
Vilanova, Sitges y Cubelles son localidades costeras de la comarca, que cuentan con un rico patrimonio natural y cultural.
En la capital del Garraf destaca la Masia de en Cabanyes, uno de los tesoros patrimoniales de la zona. Construida en 1798, es considerada como un caso excepcional en la arquitectura de la Catalunya de finales de siglo XVIII. En este espacio, está el Centro de Interpretación del Romanticismo Manuel de Cabanyes, centrado a poner en valor el legado de la familia Cabanyes y explicar de manera comprensible y vivencial el Romanticismo.
En Sitges, no te puedes perder uno de sus edificios más emblemáticos: el Palau de Maricel.
El Salón de Oro, el Salón Azul, la Sala Capella, la Sala Vaixells, las terrazas o el claustro –desde donde hay una espléndida panorámica del Mediterráneo– son los principales espacios que estructuran el Palau. De estilo marcadamente novecentista, las diferentes salas se distinguen por una decoración singular, que acentúan su carácter.
Uno de los puntos de avistamiento de aves más espectaculares del país, lo encontrarás en la desembocadura del río Foix, en Cubelles. Es un lugar ideal para interpretar la fauna y está integrado completamente dentro del paisaje natural. Se trata de un apantallamiento de 24 metros en una barandilla del puente que atraviesa el Foix cuando desemboca en el mar. En este lugar se establecen las aves, buscando un entorno más tranquilo. ¡Una mezcla de flora y fauna que no te dejará indiferente!
Castillos y miradores, en el interior de la comarca
En toda la comarca se ha desarrollado la Ruta del Patrimonio del Garraf, que incluye una serie de itinerarios alrededor de seis miradores ubicados en puntos de interés patrimoniales, que permiten descubrir los paisajes más genuinos de la comarca.
Uno de los imprescindibles es el mirador del Puig del Águila, en Canyelles. ¡Conocido también como el balcón entre el Penedès y el Garraf, ofrece unas vistas del territorio que te dejarán sin aliento!
En Olivella, te podrás adentrar en una ruta medieval y admirar el paisaje característico del Macizo del Garraf, desde el mirador de su castillo. El castillo de Olivella, del siglo X, formó parte del sistema de defensa durante la Reconquista, cuando los cristianos trataban de recuperar las tierras que habían ocupado los musulmanes años atrás. Ahora, se ha adaptado el camino a un público familiar con el objetivo de poner en valor esta joya medieval.