El menor de edad que la Policía Nacional detuvo el 18 de octubre de 2019 en la Via Laietana y que llevaba una sudadera naranja ha negado este miércoles haber lanzado objetos contundentes contra los antidisturbios.

Durante el juicio, los agentes que han declarado tampoco lo han podido identificar claramente. Sin embargo, el chico se hizo conocido por las imágenes en que se le ve sentado en el suelo de la Via Laietana y lo reducen más de cinco agentes que corren hacia él aprovechando que se entretiene recogiendo las cosas mientras los concentrados a su alrededor huyen corriendo.

Los agentes sólo han identificado a uno de los otros tres arrestados, una chica. La Fiscalía pide para cada uno un año de libertad vigilada.

Los cuatro acusados han explicado una versión muy similar. No se conocían entre ellos, fueron a las protestas contra la sentencia del Supremo y se manifestaron pacíficamente. No hicieron lanzamientos contra la línea policial, pero una vez empezaron a avanzar los antidisturbios de la Policía Nacional, se quisieron retirar. Uno de ellos, el de la sudadera naranja, se entretuvo unos segundos recogiendo unos pañuelos de papel que había dejado a un amigo, y eso permitió a los agentes atraparlo, echarse encima y arrestarlo. Los otros tres, un chico y dos chicas, se refugiaron con otra gente en un bar ante la Jefatura Superior de Policía. En la puerta fue arrestado el chico y las dos chicas, una de las cuales ahora está haciendo el tráfico hacia el género masculino, se encerraron en el lavabo con otras personas, pero finalmente también fueron arrestadas.

El chico de la sudadera naranja ha relatado algunas vejaciones vividas, como tenerlo arrodillado de cara a la pared durante mucho rato en el interior de la Jefatura, insultos, collejas y amenazas. Sufrió erosiones y golpes y ha explicado que un agente parecía que intentara introducir un cuchillo que no era suyo en su mochila. También vio que un agente había llamado con su teléfono, seguramente involuntariamente. El joven presentó una querella por estos supuestos maltratos, pero fue archivada y ahora está pendiente de un recurso en el Tribunal Constitucional.

Los antidisturbios que han declarado han explicado todos más o menos la misma versión, a pesar de que con algunos matices contradictorios. Dos unidades custodiaban los laterales de la Jefatura Superior de Policía, protegida por vallas metálicas. De 12 a 15 horas, aproximadamente, miles de personas se concentraron en frente y empezaron a lanzar objetos, cada vez más contundentes, contra los agentes y las furgonetas. Fue entonces cuando algunos de los agentes que han declarado han explicado que pudieron identificar a algunas de las personas que después detuvieron, aunque este miércoles sólo han identificado visualmente a una de las dos chicas juzgadas.

Hacia las 3 de la tarde otra unidad subió por la Via Laietana desde el mar hacia Urquinaona y eso hizo marcharse los concentrados hacia arriba. Los agentes que protegían la Jefatura ocuparon el espacio central de la avenida y fue entonces cuando arrestaron a algunos de los concentrados que identificaban como los que les habían lanzado objetos contundentes. Cuatro de los arrestados son los ahora juzgados.



Los informes técnicos de los servicios de justicia juvenil destacan el entorno estable y la vida relativamente ordenada de los cuatro acusados, tanto con respecto a la familia, la escuela, el trabajo o las amistades. Por eso, recomiendan no tomar ninguna medida contra los jóvenes o, como máximo, una amonestación.

La Fiscalía ve suficientes pruebas contra los acusados, mientras que las defensas consideran que ninguna imagen vincula a sus clientes con lanzamientos y tampoco la versión de los agentes es concluyente.

Antes de acabar el juicio, la única chica juzgada ha dicho que es extraño que hoy no la hayan identificado con la mascarilla puesta, sólo si se la bajaba, y en cambio aquel día dijeran que llevaba la cara medio tapada con una estelada. También ha remarcado algunas contradicciones de los agentes.

El joven de la sudadera naranja ha recibido los ánimos de una plataforma de apoyo, los motoristas de Escamots Catalans, así como del vicepresidente de Òmnium Marcel Mauri y la eurodiputada de ERC y pareja de Raül Romeva, Diana Riba. Al salir, la abogada del joven, Norma Pedemonte, de Alerta Solidària, ha destacado las contradicciones de los agentes y la falta de pruebas contra su cliente y el resto de acusados.