"El patriarcado es una estructura en la cual todos estamos educados; nuestras emociones son patriarcales y heredadas. Los hombres viven mucho mejor porque tienen un plus de cuidados, de amor, de estima y de sexo que no siempre es mutuo. A los hombres no les enseñan a cuidar de sí mismos ni de los demás. Más bien son educados para estar siempre recibiendo cuidados de la madre y de la esposa".
Con estas palabras se expresa Coral Herrera (Madrid, 1977), escritora, profesora y doctora en Humanidades y Comunicación por la Universidad Carlos III de Madrid. Su ámbito principal de estudio es la investigación sobre las relaciones humanas —sexuales, sentimentales—, el amor romántico y las redes afectivas. Herrera asegura que a lo largo de su trayectoria y estudio, ha podido ver y constatar cómo "los mitos convierten el amor en una experiencia prisionera más que en una experiencia de disfrute y liberación".
El amor se puede trabajar, modelar y transformar. "Se tiene que destronar el amor de pareja como la forma suprema de amar. Una vez destronado eso, te das cuenta de que el amor se encuentra por todas partes; en todas las relaciones que se construyen, incluso con desconocidos o con los objetos que interaccionas".
La gran fuente de dolor y de sufrimiento de los seres humanos son las relaciones y los conflictos con los demás
"Se nos educa haciéndonos creer que el amor es un asunto individual que pertenece a la esfera de la intimidad y de la privacidad de las personas y que nos tenemos que arreglar para amarnos sin darnos ninguna herramienta. No nos educan para hacer frente a los conflictos con los demás sin sufrir ni hacer sufrir", asegura la profesora, que reclama una asignatura en las escuelas para aprender a amarnos, a comunicarnos y a tratarnos bien.
El 'laboratorio del amor'
Según la autora, en el momento que empecemos a cambiar las relaciones y tengamos conciencia de que muchas están basadas en el abuso de unos sobre otros— -con la carga machista y patriarcal que contiene el amor—, se constituirán relaciones más igualitarias y será la forma de transformar el capitalismo y el patriarcado.
Tenemos miedo a estar solos y la alternativa no es la pareja
Para Herrera, "el problema de la jerarquía afectiva es que nos hace creer que si no se tiene pareja estamos solos, y no lo estamos, todos tenemos un montón de gente que nos ama y que nos cuida". Herrera entiende el amor basado en los cuidados y en las redes de afecto y apoyo muto. "Unos cuidados que tienen que ser recíprocos con el objetivo de poder dar a todas nuestras relaciones el mismo estatus", apunta.
La escritora considera que "el sistema no nos permite andar solos por la vida", necesitamos a los demàs para formar parte de una comunidad que nos ame y que nos acepte para no sentirnos excluidos. De aquí la importancia de generar relaciones sanas basadas en el bien común.
Los cuidados como base del amor
La docente explica que es esencial que podamos trabajar el amor para liberarlo en primer lugar del machismo. "El amor se tiene que liberar de la carga patriarcal que tiene, de los principios y valores que construyen el amor desde una posición de subordinación y dominación. La clave sería poder transformar el amor para que fuera una experiencia liberadora, placentera, tanto para los hombres como para las mujeres." ¿Y la solución? Según Herrera, trabajar los afectos, los sentimientos, el sexo y el amor desde los cuidados. "Desde las atenciones y los cuidados es desde donde podemos construir relaciones mucho más sanas, si cambiáramos nuestras formas de relacionarnos, podríamos cambiar nuestras formas de organizarnos. Un cambio relacional, sentimental y sexual implicaría un profundo cambio social, político y económico".
Herrera explica que "hay estudios que han demostrado que los hombres que cuidan a sus bebés tienen niveles de testosterona y de violencia mucho más bajos. Existe una correlación evidente entre la violencia y los cuidados", y considera que si todos aprendiéramos y dedicáramos más tiempo a cuidar, seríamos menos violentos y podríamos convivir mejor.
La utopía del modelo relacional
"Es muy utópico decir que cambiando nuestras relaciones, podríamos cambiar el sistema, pero es que yo no veo ningún otro camino para ir a mejor, querernos más y disfrutar de la vida". La autora lo explica así:
Una vez analizado el modelo relacional actual y focalizados en el presente, visitamos la consulta de una terapeuta de parejas para que nos explique qué tipo de relaciones establecen sus pacientes, de qué forma y cómo considera la profesional de la psicología que tenemos que amar para estar bien con nosotros mismos y con los demás.
La visión de las terapeutas de pareja: ¿Qué se encuentran en las consultas?
Maria Sàbat (Barcelona, 1984) es psicóloga con una amplia trayectoria como terapeuta de parejas en Psigma Girona, un hecho que le ha permitido observar en primera persona cuáles son las principales inquietudes y situaciones que ocupan y preocupan a sus pacientes. La psicóloga explica que la mayoría acuden con la intención de recuperar el bienestar y hacer mejoras en la pareja. De la misma forma, también puede pasar que el espacio terapéutico sea contemplado por la pareja como "el último cartucho a quemar" antes de poder aceptar que la relación no podrá continuar o que tendrá que cambiar de formato.
Una relación de pareja tiene que ser un espacio de crecimiento personal, de suma, que aporte valor
Y prosigue: "Trabajamos para acompañarlos en sus objetivos, siempre velando por la salud mental de ambos y con perspectiva de género. Cuando los ayudamos a poner las cartas sobre la mesa, a ser claros y honestos con la situación, a veces se pone de relieve una falta de entendimiento y las posiciones irreconciliables llevan a decidir que el mejor camino es por separado". La terapeuta dice que en estos casos vale la pena romper también con respeto y con estima, especialmente si hay niños en la familia.
El 'fast food' de las relaciones
Sobre el amor romántico, Sàbat considera que la realidad es mucho más emocionante y lo ve como un mito; "la visión romántica del amor es para mí limitada y poco flexible, un mundo de blanco o negro, donde a menudo perdemos toda una paleta cromática preciosa". Y añade —en la misma línea que Herrera— que "el amor romántico se fundamenta en un modelo machista y patriarcal, marcado por la exclusividad y la incondicionalidad". Por eso, "cuando los roles propios del amor romántico no funcionan, los hombres que han interiorizado la posesión como eje principal de la relación pueden tender a utilizar la violencia como estrategia de control con el objetivo de mantener la estructura de pareja; de aquí la violencia machista". La psicóloga recuerda que cuando se sufre en una relación de pareja, se tiene que saber parar, buscar ayuda si hace falta y poner distancia, "la pareja no tiene que hacer sufrir".
Los falsos mitos del amor romántico
- Todo el mundo tiene su media naranja
Sàbat no cree en medias naranjas y apuesta por otra teoría; "Podríamos visualizar la pareja —monógama— como 3 naranjas; una sería uno de los miembros de la pareja, la otra naranja sería el otro miembro y la tercera, la relación de pareja. A cada una se le tiene que dar la misma importancia. ¡Nada de medias, que seamos naranjas enteras"!, reivindica la terapeuta.
- El amor todo lo puede
"Esta idea de la incondicionalidad del amor no tendría que sobreentenderse en una pareja, porque lo que implica es: te amo de todas todas, hagas lo que hagas, el amor todo lo podrá. Y no, el amor no lo puede todo. Justamente el amor tiene que ser condicional, que estemos los dos, los tres, o los miembros que sea, a gusto".
- Sin ti no soy nada
"¿Cómo que no soy nada? Primero tenemos que ser nosotros mismos, para poder sumar otra persona a nuestra vida o para poder sumar una relación de pareja. Nada de relegarnos con esta idea de entrega total y de renuncia".
- Te amo más que a mi propia vida
"Este dicho parece que sea inocente, enmarcado en la estima y la entrega total, pero le veo connotaciones muy tóxicas. Primero nos tenemos que amar a nosotros, sino no podremos amar bien al otro".
La psicóloga recuerda que el amor tiene que aportar bienestar y felicidad, y reflexiona que "si no se está presionado por los propios límites que nos imponemos por el contexto en el que vivimos, seremos más capaces de revisar si en un momento dado la relación funciona o no". Cuestionarse la mitología del amor romántico permite abrirse a nuevos paradigmas y flexibilizar las relaciones en función de lo que realmente se necesita, y no estar tan limitados por lo que a menudo impone el modelo sociocultural dominante. Esta flexibilidad nos hace sentir mucho mejor, según apunta la psicóloga, y nos sitúa en posiciones mucho más constructivas.