El Govern y familiares provenientes de una cincuentena de localidades de las Terres de l'Ebre han rendido homenaje este sábado a las más de 200 víctimas del franquismo que murieron por enfermedad o fusiladas en la antigua prisión de Pilats, en Tarragona. El acto, que ha contado con la presencia de la consellera de Justícia, Drets i Memòria en funciones, Gemma Ubasart, se ha celebrado en el cementerio local, en donde hay varias fosas comunes con restos óseos de muchas de estas víctimas. Para algunos de los familiares ha sido una reparación emocional necesaria, han asegurado, en tanto que en algunos casos habían desconocido durante años el paradero de sus parientes y ahora ha sido la primera vez que visitaban sus restos.
Se estima que fueron 233 los habitantes de la zona del Ebro que murieron encarcelados o bien a consecuencia de enfermedades mientras estaban internos en esta prisión entre el 1939 y 1945, el año final y los posteriores a la Guerra Civil. Estaban allí represaliados por sus vinculaciones con el bando republicano o con el mundo sindicalista. "El suyo es un legado imprescindible para entender la historia reciente del país, así como la tradición republicana en Catalunya, que hoy y siempre reivindicaremos", ha afirmado la consellera Ubasart esta mañana en el acto. Los familiares de las víctimas han expresado su deseo de seguir conmemorándolas y explicar "por qué lucharon y cuáles son los peligros del fascismo", como ha expresado Maite Pastor, nieta de Joan Pastor, fusilado el 21 de junio de 1939 en Tarragona e inhumado en una fosa del cementerio.
Reparación
Antes de los parlamentos, los asistentes han participado de una visita guiada de la mano del doctor en historia de la Universidad Rovira y Virgili Xavier Tolosana, de forma que han podido ver las tres fosas comunes dignificadas que se encuentran en este cementerio tarraconense. En algunos casos, la visita ha sido la primera vez que veían el espacio donde se encuentran los restos de sus parientes. Es el caso de la Mª Carme Franch, de Amposta, quien ha conseguido saber dónde está su abuelo. "No se hablaba, no sabíamos más que el hecho que a mi abuelo lo fusilaron. Nunca supimos el porqué, ni qué había hecho. Mi padre siempre decía que había sabido por amigos que lo habían fusilado sin que tuviera delitos de sangre en las manos. Leyendo libros hemos sabido que perteneció al Comité Revolucionario de Amposta y un sindicato", ha explicado, en declaraciones a la ACN. A través de la ley de memoria histórica, Franch pudo ubicar los restos de su abuelo en el cementerio de Tarragona.
En el homenaje también han participado otros testimonios de familiares de víctimas ebrenses, que han compartido las historias que los han marcado a lo largo de las generaciones. Como Vicent Casanova, vecino de Sant Jaume d'Enveja Úbeda y nieto de Josep Úbeda Badia, quien evitó que se hiciera una 'saca' de presos entre los vecinos, algunos de los cuales, de derechas. "Cuando se acabó la guerra, lo encarcelaron y juzgaron. Mi abuelo pidió muchos avales a la gente del pueblo que había salvado, pero no le hicieron nunca. Él salvó a los de derechas y a él no lo quisieron salvar, supongo que para no darle las gracias después toda la vida", ha recordado.
Evitar la repetición de la "barbarie"
Durante su intervención, la consellera Ubasart también ha puesto énfasis en el legado democrático y republicano: "Como país, decidimos recordar la lucha antifranquista no como un ejercicio de nostalgia, sino como una herramienta para reforzar la calidad democrática y fomentar la cultura de la paz y de los derechos humanos", ha aseverado. A su vez, la titular de Justicia ha focalizado el mensaje hacia el conjunto de la sociedad y más concretamente, los más jóvenes, para ser conscientes de estos valores y evitar la repetición "de aquella barbarie". El de este sábado ha sido el primer homenaje centrado en las víctimas ebrenses, un gesto que Ubasart ha afirmado "que el país debía". El acto se ha dado por finalizado con una ofrenda floral conjunta ante el grupo escultórico 'Dignitat', ubicado en una de las fosas comunes donde hay restos de personas represaliadas. Al mismo tiempo, se han leído uno por uno los 233 nombres de las víctimas ebrenses reconocidas.