Especialistas en mamíferos marinos del Oceanogràfic de València y de los acuarios americanos de Georgia Aquarium y SeaWorld, han llevado a cabo un arriesgado operativo internacional para rescatar con éxito dos belugas del Delfinario NEMO de Járkov, en Ucrania, y trasladarlas al acuario valenciano. Járkov, devastada por la guerra, soporta bombardeos frecuentes a menos de un kilómetro de distancia del acuario NEMO y esta operación de rescate, "muy compleja" y de "alto riesgo", que ha requerido varios meses de preparación, ha implicado numerosos desafíos y ha requerido cooperación internacional. Ha sido tal la magnitud y complicación de este rescate que el diario The New York Times le ha dedicado un artículo que asegura que este ha sido "el rescate de un mamífero más complejo que se ha hecho nunca".

El largo viaje de Plombir y Miranda

Los animales, un macho de 15 años llamado Plombir y una hembra de 14 años llamada Miranda, llegaron al Oceanogràfic de Valencia durante la noche del 18 de junio en unas condiciones de salud delicadas tras un largo viaje desde la zona de conflicto, según informa el acuario valenciano en un comunicado. La evacuación de las belugas comenzó con un trayecto de 12 horas por carretera desde Járkov hasta Odesa, donde los cuidadores ucranianos se reunieron con los equipos del Oceanogràfic, de Georgia Aquarium y de SeaWorld, quienes realizaron los primeros controles veterinarios. Tras el chequeo, retomaron el viaje hasta la frontera con Moldavia. Un avión, especialmente fletado para las belugas y en el que viajaron seis expertos internacionales en cuidado animal, ha completado con éxito su traslado hasta Valencia tras cinco horas de vuelo.

Un acuario único

El Oceanogràfic es el mayor acuario de Europa y el único del continente que cuenta con belugas en sus instalaciones. Además, es el centro de conservación marina más cercano a Ucrania y está acreditado por los organismos internacionales más rigurosos en materia de bienestar animal. Las belugas permanecerán inicialmente en áreas que no son accesibles ni visibles al público y cuando estén totalmente recuperadas y adaptadas se unirán a Kylu y Yulka, las belugas residentes del Oceanogràfic de Valencia. 

"La guerra en Járkov ha provocado escasez de alimentos, energía y medicamentos y, con ello, el acuario NEMO ha visto mermada su capacidad de garantizar el máximo cuidado de sus animales. Esta escasez de suministros técnicos ha complicado también la logística del rescate”, comenta Daniel García-Párraga, director de Operaciones Zoológicas del Oceanogràfic de Valencia. “Las belugas presentaban una condición corporal subóptima para emprender este tipo de viajes, pero si hubieran continuado en Járkov, sus posibilidades de supervivencia hubiesen sido muy escasas”, afirma García-Párraga.