Muere el papa. ¿Y bien? No se puede estar en Sede Vacante indefinidamente, así que la reunión de cardenales para la elección del nuevo pontífice no se hace esperar. El cónclave, término proveniente del latín "cum clave" ('bajo llave'), es el meticuloso y tradicional proceso mediante el cual la Iglesia católica escoge al nuevo papa. Este ritual, que se mantiene casi inalterado a lo largo de los siglos, se desarrolla en la Capilla Sixtina del Vaticano y está marcado por un estricto aislamiento y un protocolo detallado. Estas son las fases del ortodoxo proceso:

El inicio de la ceremonia

  • Cena de aislamiento
    La víspera del inicio del cónclave, los cardenales electores —que este año serán 133, después de dos bajas— se trasladan a la Casa de Santa Marta, dentro del Vaticano, donde cenan juntos y quedan totalmente incomunicados hasta el final del proceso con el fin de mantener la privacidad y libertad de su decisión.
     
  • Misa inaugural
    Al día siguiente, por la mañana, se celebra la misa "Pro Eligendo Pontifice" en la Basílica de San Pedro, abierta a todos los fieles.
     
  • Procesión en la Capilla Sixtina y Extra omnes
    Por la tarde, los cardenales, en procesión solemne y entonando el "Veni Creator" para invocar al Espíritu Santo, se dirigen a la Capilla Sixtina. Una vez dentro, cada cardenal ocupará su sitio asignado y el maestro de las Celebraciones Litúrgicas (en este caso Diego Ravelli) proclama el tradicional Extra omnes ('todo el mundo fuera'), momento en que las puertas se cierran y solo los cardenales electores permanecen en el interior.
     
  • Juramento y primera votación
    Los cardenales prestan juramento solemne sobre los Evangelios, prometiendo mantener el secreto y votar de acuerdo con su conciencia, guiados por el Espíritu Santo. Después, empieza la primera votación y se inicia el procedimiento que se repetirá hasta que haya una decisión.

El programa diario hasta la elección

  • Misa y plegaria
    Cada mañana, los cardenales celebran una misa y posteriormente se trasladan a la Capilla Sixtina. Allí, rezan los 'laudes' y empiezan la votación.
     
  • La votación
    Los 133 cardenales con derecho al voto (menores de 80 años) pueden ser escogidos si reciben mayoría de votos (en este caso, 88). Cada día se llevan a cabo cuatro votaciones: dos por la mañana (después de los 'laudes') y dos por la tarde.
     
  • La "fumatta"
    Cada dos votaciones, las papeletas en que los cardenales han escrito su candidato se queman dentro de la Capilla Sixtina. El humo que nace sale por la chimenea situada en el tejado de la Capilla Sixtina: humo negro indica que no se ha llegado a un acuerdo, mientras que humo blanco (acompañado de las seis campanas de San Pedro) significa que se ha elegido un nuevo papa.
     
  • La "sala de las lágrimas"
    Una vez escogido, el nuevo papa se retira a la sacristía de la Capella Sixtina, a la conocida como "sala de las lágrimas", donde se prepara con las vestiduras papales. El espacio recibe este nombre porque está donde el nuevo pontífice tiene el momento de expresar la emoción contenida durante todo el procés|proceso antes de salir a saludar e impartir su primera bendición urbi et orbi.

El procedimiento de votación

El procedimiento de las votaciones es tan riguroso como la ceremonia general, y sigue unas fases precisas que se pueden resumir en seis pasos:

  1. El último cardenal diácono (el último miembro incorporado y el menor rango en la jerarquía cardenalicia) elige tres escrutadores, tres auditores y tres colaboradores, que serán los encargados de recoger, contar, leer y anotar los votos.
     

  2. Los maestros de ceremonias entregan a cada elector dos o tres papeletas en blanco y después salen de la Capilla Sixtina. Seguidamente, cada cardenal escribe en secreto, con letra clara, el nombre del candidato. A continuación, este dobla la papeleta y, sosteniéndola en alto, se dirige al altar donde están los escrutadores.
     

  3. El cardenal jura: "Invoco a Cristo el Señor, que me juzgará, por testigo que mi voto se da a quien, según Dios, creo que tiene que ser elegido", deposita la papeleta en un plato y la hace caer dentro de un cáliz que hace de urna. Después se inclina delante del altar y vuelve a su asiento.
     

  4. Acabada la votación, el primer escrutador sacude la urna para mezclar las papeletas y el tercero las transfiere, una en una, en otro cáliz. Si el número de papeletas coincide con el número de electores, se procede al recuento.
     

  5. Los escrutadores se sientan delante del altar: el primero abre y lee cada papeleta; el segundo repite la lectura; el tercero anota los nombres, los lee en voz alta, cose las papeletas con una aguja y las une con un hilo.
     

  6. El camarlengo (la figura administrativa clave durante la Sede Vacante, que en este caso es Kevin Farrell) recopila las notas y redacta el acta con el resultado. Todas las papeletas se queman en la estufa con un aditivo químico que determina el color del humo.

No hagáis esperar demasiado

Aunque históricamente algunos cónclaves se alargaron mucho (incluso años, como el de Viterbo en el siglo XIII), las normas actuales establecen medidas para evitarlo y limitan la duración del proceso. Actualmente, la temporalidad establece que el cónclave tiene que empezar entre 15 y 20 días después de la muerte o renuncia del papa, y el protocolo de las votaciones se repite hasta que se escoge papa. Sin embargo, si el proceso se repite hasta 33 o 34 veces (aproximadamente 13 días) y no se ha llegado a un acuerdo, se puede cambiar la norma y escoger entre los dos candidatos más votados, ahora solo con mayoría simple en lugar de la mayoría cualificada de dos tercios (es decir, que habría bastante con 67 votos). Eso quiere decir que, aunque no hay una fecha límite estricta, el sistema impide que el procés|proceso se alargue indefinidamente. En las últimas ocasiones, a pesar de eso, el cónclave raramente ha durado más de dos semanas.