Aristóteles decía que "Educar la mente sin educar el corazón no es educación". ¿Podemos obligar a todo el mundo a pensar y a sentir lo mismo? En una sociedad cada vez más polarizada, ¿podemos permitirnos reducir la educación a una única opción?
Aunque sea lamentable, pertenecer a un grupo social, una tribu urbana o una comunidad religiosa ya no se percibe como un activo de la sociedad. Al contrario, es la principal fuente de diferencias, de rechazo hacia los que no piensan o sienten de la misma manera. Con la consiguiente pérdida de riqueza social. Thomas Carothers y Andrew O'Donohue lo exponen en su libro Democracies Divided: The Global Challenge of Political Polarization (Democracias divididas: El reto global de la polarización política).
¿Nuestra principal preocupación? Que se garantice la libre elección de escuela como alternativa a la creciente polarización social
En los diversos foros electorales a los que nos invitaron antes de las elecciones del 14-F, los representantes políticos exponían sus proyectos en el ámbito educativo. Sobre todo, nos invitaban a exponer las inquietudes y las inseguridades de la escuela concertada. ¿Cuál es nuestra principal preocupación? Pues bien, que se garantice la libre elección de escuela, sea pública o privada concertada, como alternativa a la creciente polarización social.
Aristóteles decía que la virtud radica en el término medio. La moderación comporta gestionar objetivos, individuales y colectivos, a corto y a largo plazo. Además, requiere esfuerzo. La moderación es resiliencia y flexibilidad. Implica un ejercicio valiente y honesto de revisión constante, postura crítica y aprendizaje continuo. Y obliga a aprender con la humildad necesaria para valorar los éxitos y los errores, y comunicarlos con transparencia.
A las fuerzas políticas que finalmente gobiernen Catalunya les queremos pedir moderación. Respeto y reconocimiento a la función social y educativa de la escuela pública y de la escuela concertada, en el ejercicio de la pluralidad y en el marco del Servicio de Educación de Catalunya. No son grupos extremos, son dos realidades educativas que responden a la diversidad de nuestro país. Juntas, expresan la voluntad de nuestros padres y madres. Ambas necesitan tranquilidad y seguridad jurídica para ejercer su única función: educar y formar a nuestra juventud. Acompañarla en el camino hacia una ciudadanía íntegra, resiliente, respetuosa y plural. Insisto: plural.
A los que gobiernen Catalunya les pedimos moderación. Respeto y reconocimiento a la función social y educativa de la escuela pública y de la escuela concertada, que responden a la diversidad del país
Es un clamor ampliamente compartido: no polaricemos más la educación y menos a partir del discurso político. Es un contrasentido querer reparar lo que no está averiado y, más aun, estropear lo que funciona. En la escuela concertada hay criterio, sentido común, esfuerzo, experiencia y resultados.
Virtud es la capacidad de un sujeto para producir un determinado efecto positivo. ¿Por qué obviar la virtud de la escuela concertada, que no es ni una anomalía ni un residuo del pasado? Es una escuela que administra de manera eficiente los pocos recursos que recibe de la Administración y que obtiene estándares de éxito en todas las evaluaciones. Por encima de todo, responde a una demanda social y a la libre elección de la educación que contemplan tanto la Constitución como las declaraciones internacionales de derechos en las sociedades democráticas.
Contra la polarización, fomentamos la diversidad y la pluralidad que comportan la convivencia de la escuela pública y de la escuela concertada, con sus diversos modelos educativos, compatibles y complementarios. Una educación para cada mente y para cada corazón.
Carles Camí es el Presidente de la Confederació de Centres Autònoms d'Ensenyament de Catalunya