La inversión y los resultados no están intrínsecamente relacionados. Un ejemplo claro es el Estado español y su fracaso en el aprendizaje del inglés. Los ciudadanos españoles gastan por término medio al doble de dinero que el resto del mundo al aprender esta lengua, según el barómetro de EF English Preficiency Index, recogido por The Objective. Sin embargo, todo este gasto no se traduce en un buen posicionamiento mundial de dominio del inglés respecto de otros países. España se encuentra en la 33.ª posición del ranking del mismo barómetro, el cual analizaba 122 países.
La media de inversión por ciudadano al aprender inglés en España es de 1.330 euros, el doble que la media mundial, que se sitúa en torno a los 740 euros. Así y todo, no es la media, ya que hay casos en que la inversión se dispara. Por ejemplo, el 9% de los españoles han invertido más de 5.000 euros en aprender el idioma. Todo, para acabar con resultados mediocres.
Si bien encontrarse en la posición 33 de 122 no es un resultado catastrófico, sino más bien mediocre, todo coge otro color, recordando que por este resultado se ha pagado el doble que el resto del mundo. Una posición sobre la cual ronda de los del 2011, subiendo y bajando ligeramente. En el número 1 se encuentra Bélgica, y en la cola del ranking se encuentra Yemen.
Aumento del inglés en Europa
El barómetro de EF celebra que el conocimiento del inglés en los países europeos no sólo se consolida sino que aumenta. "El nivel de inglés en Europa sigue siendo más alto que en cualquier otra región y ha aumentado considerablemente desde el 2011", recoge el informe del barómetro, que destaca otros aspectos negativos: "La diferencia entre el nivel medio de Francia, España e Italia, tres de las economías europeas mayores, y la media de la UE es notablemente estable, a pesar de una mejora significativa en la última década en estos tres países, ninguno está mejorando lo bastante rápidamente".
El barómetro relaciona el conocimiento de ángulos con la competitividad económica y reivindica su aprendizaje. "Encontramos correlaciones fuertes y consistentes entre el inglés y varias medidas de innovación y competitividad. (...) Los centros de trabajo anglófonos son capaces de atraer talentos más diversos y de aprovechar las ideas e información de un grupo más amplio. También es más probable que colaboren internacionalmente con socios y dentro de las mismas organizaciones", remarcan. Además, se afirma que los lugares donde más se domina el inglés son más igualitarios y libres.