Desde el siglo XVII, la madrugada del jueves al Viernes Santo se celebra en Verges la Procesión y la Dansa de la Mort, una tradición ancestral que sobrevive al paso del tiempo gracias a la devoción y el orgullo de los vergelitanos, que han convertido esta manifestación cultural de origen medieval en una de las atracciones más singulares de la Semana Santa en Catalunya. Más de 8.000 personas volvieron a llenar las calles del pequeño pueblo del Baix Empordà, que ha hecho de su procesión, con la emblemática Danza de la Muerte, una cita anual imprescindible en esta época del año.
Verges se vuelca con su processó, una de las representaciones de la Pasión de Cristo más singulares de Catalunya. De los poco más de un millar de habitantes, casi la mitad participa en los diferentes actos, que combinan teatro, procesión y rituales ancestrales. El desfile de los Manages (soldados romanos) que recorren las calles de la villa, la representación del Misteri de la Pasió, en la plaza Major y la Dansa de la mort, el punto culminante de la noche. Una de las novedades de este año es que la Dansa se ha representado dos veces en el escenario, en lugar de una como ha sido habitual, "para intentar cada año añadir algún elemento nuevo, y así combinamos la tradición y la innovación", explica a la ACN el secretario de la Asociación de la Procesión, Ignasi Sabater.
La Dansa de la Mort se baila en Verges desde 1666 cada Jueves Santo, como culminación de la procesión de esqueletos con antorchas que recorren la villa después de la representación de la Pasión de Jesús. Es la única procesión que se conserva en Europa desde la edad media, sobre todo de la época de la Peste Negra (1347-48), donde la temática de la muerte tomó un papel protagonista en la vida y la sociedad del momento. Estas danzas macabras, comunes a toda Europa occidental durante la edad media, surgieron como una manera de recordar la igualdad de todos los seres humanos ante la muerte, independientemente de su estatus social, riqueza o la edad.
El baile de los cinco esqueletos
Esta fiesta patrimonial de interés nacional, una joya única de la cultura popular, incorpora elementos antropológicos, simbólicos e históricos que forman parte del bagaje cultural de toda Europa. La procesión empieza a las doce de la noche, cuando ya es Viernes Santo, y el camino que escenifica el recorrido de Jesús cargando la cruz hacia la crucifixión se acompaña con proyecciones audiovisuales sobre las murallas y las torres de fortificación de la villa. El clímax de la procesión llega con la Dansa de la Mort, interpretada por diez personas, cinco esqueletos (habitualmente tres niños y dos adultos) y otros cinco que visten túnicas negras que avanzan siguiendo el ritmo. Los cinco esqueletos saltan al sonido de un tambor, colocados en forma de cruz, y llevando unos símbolos a través de los cuales comunica de una manera repetitiva y constante las máximas sobre la muerte. Así, la Dansa de la Mort de Verges nos avisa de que la muerte nos siega la vida, con el capdanser que abre el baile y lleva una guadaña con la inscripción Nemini Parco (no perdono a nadie); nos dice que el tiempo es limitado con el abanderado que lleva una bandera negra con la inscripción (Lo tiempo es breve); también nos recuerda que puede llegar a cualquier hora (un esqueleto lleva un reloj sin manillas) y que acabaremos convirtiéndonos en polvo, con el esqueleto que lleva un platillo con ceniza. El baile es solemne, rítmico y se realiza en absoluto silencio, excepto por el tambor, acentuando el carácter inevitable y universal de la muerte.
Candidatura a patrimonio de la humanidad
Solo la Guerra Civil y la pandemia de la Covid-19 en el 2020 y 2021 pudo interrumpir esta procesión que en el 2010 fue declarada Fiesta Patrimonial de Interés Nacional por la Generalitat de Catalunya, y desde hace un par de años la organización trabaja para impulsar su candidatura como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO. "El Jueves Santo es el día grande del pueblo, es un día que no nos hace nada arremangarnos para sacar adelante esta tradición que tiene un cariz tan simbólico y de la cual estamos tan orgullosos", afirma Sabater, que admite que la posibilidad de conseguir este reconocimiento es muy ilusionante. Un equipo de vídeo ha grabado la procesión de este Jueves Santo para presentar la candidatura y "se han creado muchos grupos de trabajo y estamos esperanzados a sacarla adelante. Ojalá vea la luz", anhela Sabater.