Jugar a adivinar la edad de alguien es un dardo envenenado: premio si la aciertas (cosa muy complicada, no nos engañemos), decepción si te pasas de años y alegría y halago cuando haces corto (señal que ves que la persona se conserva bien). A veces lo más fácil, cuando te preguntan qué edad crees que tiene alguien, es soltar: 'seguro que joven'. Pero ¡cuidado!, que según un estudio de la facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, localizada en California y considerada una de las mejores universidades del mundo, eso de la concepción de cuándo una persona es considerada joven o adulta podría cambiar. Antes de ponernos a analizar qué dice la ciencia, hay que recordar que la edad es un número y que el ser joven o viejo es muy diferente del hecho de sentirse joven o viejo, un hecho que varía en función del estilo de vida que llevan las personas y de cómo se sienten o cómo están a nivel de salud.
El proceso de envejecimiento, dividido en tres etapas
Dicho esto, mientras hay personas de 50 años que se consideran viejas y personas de 45 que se consideran de lo más jóvenes, esta prestigiosa facultad de los Estados Unidos divide el proceso de envejecimiento en tres etapas. Primero, la edad adulta (de 34 a 60 años), después la madurez tardía (de los 60 a los 78 años) y, finalmente, la vejez, que empieza oficialmente a los 78 años. Las proteínas en la sangre son las protagonistas del estudio, que han revelado su papel crucial en el envejecimiento. Analizando los niveles de proteínas, a más de 4.000 participantes, los investigadores han identificado como estas moléculas influyen en los diferentes aspectos del envejecimiento, ofreciendo nuevas perspectivas sobre la salud y la longevidad. Por lo tanto, juventud solo sería que hay antes de los 34 años, esperamos que este estudio no decepcione nadie e insistimos en que la edad es un número.
Así pues, el equipo de científicos de la facultad de Medicina de la Universidad de Stanford ha descubierto que el análisis de un conjunto reducido de 373 proteínas puede predecir la edad de forma muy precisa. Los resultados sugieren que el envejecimiento fisiológico no es un proceso continuo y no se desarrolla a un ritmo perfectamente uniforme, sino que parece más bien trazar una trayectoria con tres puntos de inflexión diferentes en el ciclo de vida humano. En estos tres puntos —que tienen lugar a los 34, 60 y 78 años— 1.379 proteínas transmitidas por la sangre muestran cambios notables a sus niveles.