Un hallazgo arqueológico en la ciudad de York, en el Reino Unido, ha resultado ser la primera evidencia física de los combates entre gladiadores y fieras salvajes en el Imperio romano. Así lo indica un estudio conjunto de las universidades de Maynooth y King's College London, que ha concluido que las marcas encontradas en la pelvis de un esqueleto masculino joven son compatibles con la mordedura de un león. Hasta el momento, solo se tenía constancia de las peleas entre gladiadores y animales salvajes a través de textos y obras artísticas. La investigación ha sido publicada en la revista académica PLOS One.
Los restos del esqueleto, que estuvieron descubiertos en el 2004 durante una excavación en Driffield Terrace, York (Reino Unido), forman parte de un yacimiento que se considera el único cementerio de gladiadores romanos bien conservado del mundo. Precisamente el buen estado de los huesos ha permitido a los forenses determinar que los agujeros y las marcas en la pelvis probablemente fueron causados por un león. Para el profesor Tim Thompson, el experto forense que dirigió el estudio, esta es la primera "evidencia física" de gladiadores luchando contra grandes felinos. "Durante años, nuestra comprensión de los combates de gladiadores romanos y los espectáculos con animales se ha basado en gran manera en textos históricos y representaciones artísticas", ha explicado.
Un escaneo 3D permite identificar el motivo de la muerte del gladiador
Para averiguar la causa del hoyo en la pelvis del gladiador, los expertos utilizaron innovadoras técnicas forenses para analizar las heridas, como escaneos 3D que mostraron que el animal había cogido al hombre por la pelvis. "Pudimos determinar que los mordiscos tuvieron lugar aproximadamente en el momento de la muerte. Por lo tanto, no se trató de un animal que quisiera comérselo después de morir: los mordiscos están relacionados directamente con su muerte", ha señalado.
Además, los científicos compararon el tamaño y la forma de la marca de la pelvis con muestras de mordeduras de grandes felinos del Zoológico de Londres y determinaron que "las marcas de mordedura de este individuo en particular coinciden con las de un león".
La ubicación de los mordiscos aportó a los investigadores todavía más información sobre las circunstancias de la muerte del gladiador porque la pelvis no es el sitio donde normalmente atacan los leones. "Por eso creemos que este gladiador luchaba en algún tipo de espectáculo y el león lo mordió y lo arrastró por la cadera", ha explicado el experto.
La vida de los gladiadores: corta y brutal
Además, a través de los restos del hombre han podido saber que la de los gladiadores era "una vida corta y bastante brutal". Según detallan al informe, sus huesos estaban modelados por músculos grandes, y había evidencias de lesiones en el hombro y la columna vertebral asociados con el trabajo físico duro y el combate. Los científicos señalan que este hallazgo ayuda a construir una mejor imagen de cómo eran los gladiadores romanos en vida y refuerza la hipótesis que existió un anfiteatro en la York romana, aunque todavía no se ha encontrado, con que habría acogido combates de gladiadores como forma de entretenimiento.