Un estudio pionero revela el origen de la Lleona de Girona, uno de los símbolos más emblemáticos de la ciudad. La investigación, obra del historiador del arte Miquel Àngel Fumanal, analiza detalladamente todo lo que se conoce sobre la escultura y aporta datos tan curiosos como inéditos. Según la investigación recogida por la ACN, la escultura fecha de finales del siglo XIII y se habría esculpido para una casa acomodada —en vez de la imagen que ha quedado, que se creó para identificar un hostal.

La Lleona de Girona. Noves aproximacions des de la història de l'art, impulsado por el Museu d'Arte de Girona, es el primer estudio monográfico sobre la pieza más turística de la ciudad —de la cual la leyenda dice que solo podrán volver a la capital gerundense aquellos que le den un beso en el culo, cosa que ahora no se puede hacer—. Si bien se la conoce como a la Leona, es en realidad un león. Se ubica a un lado de la plaza de Sant Feliu y es uno de los elementos más fotografiados del municipio. La que hay en la plaza es una reproducción de 1995, que sustituyó una primera réplica de 1985. El original se conserva en el museo, está cortada en piedra calcárea numulítica de Girona, medida 366 x 46 x 38 centímetros y está dividida en nueve fragmentos.

La historia de la Lleona de Girona

A su alrededor todavía hay muchos enigmas, que Fumanal ha intentado abordar en este estudio sin precedentes. Se trata de una revisión exhaustiva de todos los datos que se conocen, cosa que ha permitido situar la escultura en un contexto artístico, precisar la cronología, la naturaleza material y las vicisitudes que ha vivido durante el siglo XX. El historiador del arte se centra en su historia, remontándose hasta la época medieval para analizar todas las menciones a leones y hostales gerundenses. Y eso que los datos documentales más antiguos son de mediados del siglo XIX y lo asocian a un antiguo hostal de la calle Calderers.

Mediante un análisis comparativo con otras columnas de grandes dimensiones y esculturas similares, el autor sitúa la Lleona original a finales del siglo XIII. También revela que en el siglo XIX estaba ubicada en el extremo opuesto de la calle Calderers y que acompañaba la fachada del Mesón Hostal de la Lleona. "No fue creada para este establecimiento, sino muy posiblemente para el espacio exterior de una casa acomodada, idea que queda reforzada con el gesto de la cabeza de la leona, que se gira hacia el espectador en actitud de vigilancia", precisa el Museu d'Art.

La Lleona de Girona a la derecha del claustro Sant Pere de Galligants, 1910-1920 / ACN

Además, el estudio aporta otros datos curiosos como la figura se ha identificado de diferentes maneras a lo largo de la historia: por ejemplo, durante el siglo XIX se la describía como una mona. También se han identificado hasta una docena de coloraciones diferentes a la piedra, fruto de sucesivas repintadas hechas en época moderna. De la misma manera, los resultados han evidenciado que la base y el capitel de la columna son posteriores al fuste y a la escultura de la Leona, quizás como aparte de una restauración o reconstrucción posterior.

La investigación no se acaba aquí, ya que también hace referencia al considerable estropicio que la escultura y la columna sufrieron a finales del siglo XIX: en 1866, un carro que entraba a Girona se estrelló accidentalmente contra la columna y la hizo caer. Fue entonces cuando un particular hizo donación de la pieza en el Museu Provincial y la obra entró a formar parte de su fondo arqueológico, en el claustro del monasterio de Sant Pere de Galligants —entre vírgenes, capiteles, escudos, ménsulas y ventanal—. En 1979 entró a formar parte del Museu d'Art, donde se expone actualmente.

La Lleona de Girona en Sant Pere de Galligants en un montaje floral de 1965 / ACN

"A pesar de los numerosos interrogantes que todavía quedan pendientes, el estudio en profundidad de la Leona ha aportado datos e información relevante que permiten revisar los conocimientos que, de esta pieza escultórica, hemos asumido tener hasta ahora", concluye Fumanal en el estudio, que tiene una sesentena de páginas. Así pues, su objetivo es también abrir caminos e hipótesis para que la pieza se siga estudiando en un futuro. Nacido en 1976, Fumanal es doctor en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona con la tesisLa pedra de Girona, 1300-1350. L'esclat de l'escultura arquitectònica i cultural. Su línea de investigación principal es el arte medieval en la Corona de Aragón, sobre todo escultura y vitral. Desde 2019, es presidente del Patronat d'Estudis Històrics d'Olot i Comarca (PEHOC) y colabora desde hace años con el Museu d'Art de Girona.

Por su parte, la directora del Museu d'Art, Carme Clusellas, asegura que la investigación "no solo aporta luz sobre uno de los símbolos más queridos de Girona, sino que también reivindica el papel del museo como custodio del patrimonio cultural de la ciudad". El libro se presentará este sábado al mediodía en el museo, en un acto que conducirá el cronista de la ciudad, Joan Boadas. Una hora antes, para los más curiosos, se hará un itinerario previo, guiado por el mismo historiador, que saldrá de la plaza de Sant Feliu.

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