Los estudiantes respiran aliviados. La selectividad ha arrancado este martes por la mañana, con los exámenes repartidos por toda Catalunya. A las puertas de las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona, en plena zona universitaria, los alumnos esperaban a pocos minutos para las 9.00 horas a que los profesores llamaran sus nombres y comprobaran los datos, antes de entrar y tomar su sitio. Caras largas y gestos de nerviosismo hasta que se han cerrado las puertas y ha empezado la primera prueba de fuego. Las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) han dado el pistoletazo de salida puntuales y con un plato fuerte: el examen de Lengua Castellana y Literatura.
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Pero una prueba que, de entrada, podía parecer tan complicada, al final no lo ha sido. Una hora después, las aulas se han empezado a vaciar, mientras los pasillos y los exteriores de la facultad se han ido llenando de alumnos que han acabado el examen sin tener que agotar el tiempo. "Ha sido más fácil de lo que me esperaba". Esta ha sido la sensación generalizada de los estudiantes de 2.º de bachillerato que han ido comentando la jugada, claramente aliviados después de los nervios. Hablando con este diario, y también en conversaciones que se han escapado de los confines privados, la gran mayoría de examinados se han mostrado satisfechos con sus respuestas. "Era asequible", ha dicho uno, mientras otros han optado por utilizar la expresión "normalillo". Solo una alumna, visiblemente agitada, ha afirmado que le había ido "mal", si bien después de compartir sensaciones con amigas se la ha visto más satisfecha.
Las lecturas obligatorias, en el punto de mira
Uno de los puntos más calientes del examen ha sido en lo referente a las preguntas sobre las lecturas obligatorias. Este año, las obras protagonistas han sido Nada, de Carmen Laforet, y La fundación, de Antonio Buero Vallejo. Ahora bien, sobre este apartado ha habido otra cuestión más destacable. Y es que, por primera vez, los estudiantes han tenido la opción de esquivar completamente las preguntas referidas a las lecturas obligatorias. Eso es porque, si en otros años este apartado había estado compuesto de tres preguntas, de las cuales los alumnos tenían que responder dos, ahora eran cuatro preguntas, de las cuales los alumnos seguían teniendo que responder solo dos. Dos de estas preguntas eran sobre las lecturas obligatorias, y dos eran sobre cuestiones del hecho literario como la identificación de tópicos, géneros literarios, figuras retóricas o tipo de narración. Como los estudiantes han podido escoger libremente las preguntas, aquel que quería ha podido esquivar completamente las preguntas sobre las lecturas.
Ahora bien, este no ha sido el camino que han tomado la mayoría de alumnos. Dos chicas han explicado que han optado por responder precisamente las preguntas referidas a las lecturas obligatorias porque se sentían más cómodas que con las otras. Y un grupo de chicos ha coincidido en el hecho de que han escogido responder las dos preguntas tipo test (una sobre las lecturas y una sobre el hecho literario), para así esquivar las preguntas con respuesta abierta. Así, pese al hecho de permitir esquivar las interrogaciones sobre las lecturas obligatorias, esta no ha sido una opción excesivamente escogida. Sin embargo, un grupo de docentes de segundo de bachillerato en el patio de la facultad ha lamentado la decisión de dar más peso a las lecturas, especialmente de cara a los exámenes del próximo año, cuando dejarán de aparecer por completo. "Ya cuesta lo suficiente que los alumnos lean para que ahora las eliminen", han criticado, afirmando estar en contra de este movimiento por parte de la administración.