La prueba piloto de las Aulas de Acogida Acelerada (AAA) de Barcelona se ha convertido en todo un éxito, ya que el 73,95% de los alumnos que se ha presentado a los exámenes del nivel A2 (básico) de catalán los ha superado. En concreto, se examinaron en enero 119 de los 134 matriculados en las ocho aulas iniciadas a principios de curso. Los estudiantes han asistido a estas aulas durante 30 horas a la semana para, principalmente, aprender catalán. Los alumnos que han participado son de entre segundo y cuarto de la ESO. Por ahora, la prueba piloto deja sensaciones muy positivas y se planea sumar dos aulas más al pilotaje del curso que viene.
Las aulas de acogida aceleradas aumentan significativamente las horas lectivas dedicadas al aprendizaje del catalán en comparación con las aulas de acogida ordinarias. Además, los alumnos que participan solo van a estas aulas, hasta que, una vez acabadas, se incorporan a la escolarización ordinaria. En esta prueba piloto, los alumnos participaron en estas aulas hasta finales de enero, cuando se incorporaron a la escolarización ordinaria, si bien siguen manteniendo algunas horas de aula de acogida. Los centros que este año han acogido las AAA son el Instituto Verdaguer, Martí Pous, el Instituto Angeleta Ferrer, el Joan de Austria, el Barcelona-Congreso, el Menéndez y Pelayo, Lluís Vives y Teresa Pàmies.
Las pruebas del A2 se hicieron en enero. Antes, entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre, 122 de los 134 alumnos se presentaron al nivel A1 y 107 lo aprobaron. Entre los motivos para no superar la prueba, el Consorcio de Educación de Barcelona apunta a las necesidades educativas especiales o la alfabetización muy débil de algunos alumnos.
Valoración muy positiva
Carme Vieitez, docente en el Instituto Teresa Pàmies, ha puesto en valores estas aulas de acogida en declaraciones en la ACN: "Poder hacer el aula de acogida es fundamental, es la bienvenida, no solo en el ámbito lingüístico, sino la bienvenida a un país". Vieitez relata que han podido hacer inmersión lingüística completa con el fin de detener el "shock" que supone llegar a un lugar nuevo, donde los alumnos no conocen a nadie y no entienden el idioma.
En estas aulas, el catalán se convierte en la lengua vehicular entre los alumnos, ya que es la primera que, habitualmente, todos comparten. De hecho, asegura que, a pesar de no conocer antes la existencia del catalán, la mayoría no se sorprenden cuando saben que en Catalunya se hablan dos lenguas, ya que en la mayoría de sus países se hablan varias. Para Vieitez las aulas aceleradas presentan ventajas en comparación con las normales, ya que permiten ofrecer 30 horas de catalán a la semana, cuando en el resto pueden ser entre cinco y ocho. Además, en las aceleradas se cierra el grupo cuando ha pasado un mes y medio del inicio, aproximadamente, mientras que en las otras la llegada de recién llegados no se detiene. "Eso permite que el progreso sea en grupo", destaca.
Alena es una de las alumnas del AAA de Teresa Pàmies. Originaria de Moscú, hace un año que vive en el Estado español y nueve meses en Barcelona. Reconoce que desconocía la existencia del catalán antes de llegar a la capital catalana y ahora es capaz de entender y contestar las preguntas de los periodistas en esta lengua. Alena valora muy positivamente el aprendizaje de la lengua, que asegura que utiliza para comunicarse con los compañeros, pero también fuera del centro. De cara al futuro, cree que le servirá en el trabajo y considera que pasar por el aula de acogida tendría que ser "obligatorio" para los alumnos recién llegados. "Si no no entenderán nada", reconoce.
El catalán en Barcelona
El catalán vive una situación agónica en la capital del país, así se mostró a la Encuesta de Servicios Municipales del 2023. El resultado es que el uso de la lengua catalana se encuentra bajo mínimos históricos: solo es la lengua del 36% de los barceloneses. Por distritos, este informe apunta que el de Gracia es el único de Barcelona donde la lengua habitual es el catalán, con un 52,9% de los vecino que la utiliza como lengua principal. A partir de aquí, la situación empeora: en las Corts lo usa el 45,4%; en Sarrià-Sant Gervasi el 44,2%; en el Eixample el 43,8%; en Horta-Guinardó el 38,1%; en Sant Andreu el 37,3%; en Sants-Montjuïc el 36,1%; en Sant Martí el 23,2%; en Ciutat Vella el 19,5% y, finalmente, en Nou Barris el 17,7%.