Saïd ben Iazza es uno de los tres condenados por los atentados de Barcelona y Cambrils el 17 de agosto del 2017, que dejaron 16 muertos y más de 300 heridos. Fue sentenciado inicialmente a ocho años de prisión por colaboración con organización terrorista durante la preparación de los atentados, al dejarles una furgoneta y proporcionar la documentación a los atacantes que utilizaron para comprar precursores de explosivos, pero posteriormente su condena fue reducida a 18 meses por el Tribunal Supremo, al considerar que había actuado por imprudencia. Ben Iazza fue puesto en libertad provisional después de cumplir parte de su condena en noviembre del 2023, y el pasado abril, según publica El País, el Ministerio del interior lo expulsó del Estado español por haber quedado revocado su permiso de residencia.
Los tres condenados por el atentado
Ben Iazza no fue condenado directamente por las muertes del brutal ataque terrorista, un total de 16 personas, 15 en el atentado de Barcelona (13 de las cuales en el atropello masivo en las Ramblas con la furgoneta) y uno en el ataque de Cambrils. Los autores materiales del atentado yihadista fueron abatidos por los Mossos d'Esquadra, y solo se pudo llevar ante la justicia a tres colaboradores de la cédula de Ripoll, que fueron condenados por delitos relacionados con el terrorismo, pero no se les condenó por los 16 asesinatos, dado que la sala determinó que no tuvieron conocimiento ni participaron directamente en estas acciones terroristas específicas. Además de Saïd ben Iazza, también fueron condenados por la Audiencia Nacional en 2021 Mohamed Houli y Driss Oukabir, pero no fue hasta noviembre del 2023 cuando el Tribunal Supremo dictó la sentencia definitiva, que rebajó las penas. Houli se encuentra en la prisión de Córdoba sentenciado a 43 años de prisión (inicialmente lo condenaron a 53 años) y Oukabir cumple una condena de 36 años (en un principio la pena era de 46 años) en el centro penitenciario de Castellón II, por pertenencia a organización terrorista, tenencia, depósito y fabricación de aparatos explosivos, estragos en grado de tentativa de carácter terrorista y estragos imprudentes, en relación con la explosión de Alcanar. Ben Iazza fue condenado finalmente a 18 meses, al considerar a los magistrados que actuó por "imprudencia grave" en lugar de colaboración intencionada. El Supremo determinó que no había pruebas suficientes de que Ben Iazza fuera consciente de que estaba colaborando con una organización terrorista o que tuviera conocimiento detallado de sus planes.
Expulsión el 20 de abril
Ben Iazza no era miembro de la cédula de Ripoll, sino que trabajaba en la carnicería de Vinaròs de su tío, y estableció relación con dos de los terroristas, Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta del atropello en Les Rambles, y Mohamed Hichamy, uno de los yihadistas abatidos por los Mossos en Cambrils. Abouyaaqoub le pidió que le dejara la furgoneta y la documentación que utilizaron en la preparación del ataque. Según explica el rotativo, Ben Iazza, que ahora tiene 30 años, ingresó en prisión provisional en septiembre de 2017 y cuando quedó libre, después de haber cumplido cuatro años de prisión, volvió a vivir a Castellón. El Ministerio del Interior había solicitado su expulsión a Marruecos, pero inicialmente se denegó porque la sentencia no era firme. Una vez el Tribunal Supremo dictó sentencia definitiva, en noviembre del 2023, cinco meses después, según explica El País, de fuentes judiciales, la policía detuvo a Ben Iazza y le notificó que su autorización de residencia había quedado revocada y que se le había abierto un expediente de expulsión, que se hizo efectivo el 20 de abril. Según la resolución de la Audiencia Nacional, Ben Iazza "ha sido objeto de expulsión administrativa del territorio nacional con destino a Casablanca, sin responsabilidades penales de cumplimiento". La resolución también acordaba devolverle cerca de 6.000 euros que se le habían intervenido en el registro, y que ahora su abogado trata de transferirle a Marruecos.