El exrector de Vilobí d'Onyar acusado de abusos sexuales no podrá hacer de cura de manera pública ni ir a los pueblos donde ejerció su ministerio. El 4 de febrero, el obispado de Girona puso en marcha la comisión diocesana encargada de estudiar los supuestos abusos a menores y recogió más de una docena de denuncias.
El 29 de marzo, el obispado de Girona envió al Vaticano y a la fiscalía las actas de la investigación sobre los supuestos abusos a menores perpetrados por el mosén Tomàs Pons, durante la cual recogieron la denuncia de más de una docena de víctimas. La fiscalía archivó las diligencias porque habían prescrito, pero ahora la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede ha resuelto imponer medidas canónicas al mosén.
En concreto, según ha hecho público el obispado de Girona este lunes, prohíben totalmente al exrector de Vilobí d'Onyar el ejercicio público del ministerio, eso quiere decir que no podrá hacer misa, ni predicar, ni administrar sacramentos. Además, el Vaticano veta que el cura, que actualmente tiene 91 años y vive en una residencia sacerdotal, tenga cualquier tipo de contacto con menores.
La decisión del Vaticano también consiste en prohibir al mosén que visite las poblaciones donde ejerció su ministerio. Todas son parroquias de las comarcas gerundenses: Vilobí d'Onyar, Arbúcies, L'Escala, Les Preses, Adri, Siurana y Biert. El cura también estuvo vinculado a la escuela Bell-lloc de Girona, pero fuentes del Obispado señalan que era una actividad desatada en la diócesis y, por lo tanto, desvinculada de las medidas adoptadas por la Santa Sede.
Finalmente, el Vaticano le impone que resida allí donde determine el obispo, que lleve "una vida de penitencia y oración" y que pida perdón a las víctimas. El Obispado ha comunicado personalmente al cura estas medidas y ha resuelto que se haga un seguimiento para asegurar que se cumplen. Sin embargo, el delegado episcopal de medios de comunicación del obispado de Girona, Xavier Roca, ha señalado que hoy por hoy todavía no pueden concretar de qué manera pedirá perdón a los denunciantes.
El 4 de febrero, el obispado de Girona puso en marcha la comisión diocesana encargada de investigar los supuestos abusos a menores cometidos por el exrector de Vilobí d'Onyar. La integraron un cura, uno asistente y una psicóloga. La comisión de carácter interno hizo entrevistas a testimonios que aparecieron a los medios de comunicación y a otras personas afectadas o relacionadas con los hechos.
Los supuestos abusos a menores se repartían entre Vilobí d'Onyar (donde el rector montó un centro de verano y acondicionó un gimnasio al lado de la rectoría), la escuela Bell-lloc de Girona (donde el mosén hacía de voluntario al oratorio) o Siurana d'Empordà (dónde ejerció el ministerio a finales de los años 50). La mayoría de los abusos, eso sí, se extendían entre los años 60 y 90.