La extrema sequía que se está viviendo en Catalunya está obligando a las empresas de ocio de algunos pantanos de la Catalunya Central a detener o reducir su actividad. Esta situación se está dando en la Baells (Berguedà), la Llosa del Cavall y Sant Ponç (Solsonès). Para las empresas del sector, el verano y la primavera son la época del año con más actividad, pero este está siendo flojo. Tanto la sequía, que en algunos casos ha obligado a detener actividades, como la activación del plan Alfa, que en algunos casos como el pantano de Sant Ponç les obligó a cerrar durante 10 días, está castigando el sector del ocio. Además, según ha lamentado la gerente de Tirantmilles, Mariona Martí, se suma que este año hay mucho menos turismo de interior por la crisis y por la apertura de fronteras. Por todo ello, el sector reclama que la administración los tenga en cuenta.

Cancelación de actividades

En la Llosa del Cavall, la empresa Kayak K.1, que alquila material y ofrece clases de piragüismo, paddle surf y otras actividades acuáticas. Su propietario, Artur Beiroa, en declaraciones en la ACN, lamenta que la falta de agua los ha obligado a detener todas las actividades programadas y, además, se ha visto forzado a despedir a cuatro trabajadores por la falta de trabajo: "Aquí no tenemos posibilidades de hacer a EROS". En este sentido, critica la falta de ayudas por parte del Govern, "somos un sector pequeño, en cada pantano hay una o máximo dos empresas y no tenemos bastante para que nos escuchen". Así pues, ha destacado el trabajo que hacen y la actividad que generan en los valles. Esta misma situación se da en la Baells, en el Berguedà, donde la empresa Indomit tampoco puede ofrecer actividades por el bajo nivel de agua del pantano. El responsable, Albert Palau, también pide que se organicen ayudas al sector a través de la Federación Intercomarcal de Hostelería, Restauración y Turismo (FIHRT). Palau asegura que "entendemos que una sequía es como una inundación".

Situación más estable en Sant Ponç

El embalse de Sant Ponç es la excepción. Según ha explicado la responsable de Tirantmilles, Mariona Martí, que gestiona la Caseta del Pantà, el embalse tiene que mantener un nivel mínimo de agua porque está donde los hidroaviones cargan sus depósitos y eso les permite desarrollar actividades con relativa normalidad. Con todo, el pantano se encuentra a unos niveles mucho más bajos que el año pasado. En este sentido, Martí asegura que este año está siendo muy complicado porque también tuvieron que estar 10 días parados por la activación del Plan Alfa; así pues, lamenta que "nosotros somos guías de montaña y el primero que queremos es preservar el territorio, entendemos la medida, pero hubo falta de comunicación". Además, asegura que este año hay mucho menos turismo porque se nota la crisis económica y porque la apertura de fronteras ha hecho que haya gente que haya decidido marcharse al extranjero de vacaciones.

Ayudas a la administración

El sector ha decidido unirse para reivindicar su papel y reclamar ayudas a la administración, "aportamos mucho en los valles", ha subrayado Artur Beiroa. De momento, están poniendo en común la afectación de cada empresa y, a partir de aquí, se hará una valoración de cómo se articulan sus demandas. La responsable de Tirantmilles explica que aparte de reclamar ayudas a la administración, quieren tener más fuerza para que se les tenga en cuenta. "Parecemos poca cosa, pero somos bastantes empresas y captamos una parte importante del turismo", expresa Martí. Además, cree que la situación de sequía cada año irá a más y considera que hay que gestionar mejor las situaciones de crisis. "Dudamos una pizca de la gestión que se hace del agua. Los embalses son para asegurar el agua todo el año, pero entonces te encuentras en situaciones como el actual y eso te hace pensar en el uso que se hace del agua en el ámbito general", ha reivindicado.